Economía

La oposición alemana frena la unión bancaria: no están dispuestos a abrir la cartera

  • El fondo europeo de depósitos se quedará fuera del próximo acuerdo
Foto: Archivo.
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El 28 de junio de 2012, la selección italiana derrotó al conjunto alemán en las semifinales de la Eurocopa, en un torneo que se llevaría España. Mientras diplomáticos y periodistas veían el partido en las pantallas del edificio del Consejo en Bruselas, el primer ministro italiano Mario Monti también le endosaba dentro de la sala una dolorosa derrota a la canciller alemana, Angela Merkel. Porque esa noche el professore sumó fuerzas con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para secuestrar la cumbre europea. Consiguieron así arrancar al resto de sus colegas europeos, sobre todo a Merkel, la iniciativa para centralizar la supervisión y el rescate de bancos, y también la mutualización de sus depósitos.

Tras cargar con las consecuencias de una segunda recesión auto-infligida, y meses de inmisericorde presión de los mercados, el germen de la unión bancaria en las conclusiones del Consejo Europeo trajo a Europa un esperadísimo respiro. El presidente del BCE, Mario Draghi, convirtió la tregua de los inversores en una paz permanente al mes siguiente al avisar que haría "lo que sea necesario" para salvar el euro. Para entonces la crisis ya se había cobrado su trofeo más valioso. Un par de semanas antes España solicitó a sus socios un rescate de 100.000 millones para sanear el sistema financiero, del que finalmente utilizó 40.000 millones.

La unión bancaria no termina de dar el paso final porque Berlín pisa el freno

Más de un lustro después, la crisis de la eurozona se mira en el retrovisor. Pero el sueño de la unión bancaria no se ha culminado. El encuentro de los ministros de Finanzas de la UE del pasado lunes añadió un bloque más al proyecto: un colchón adicional de unos 60.000 millones de euros para asegurar que el fondo para resolver bancos con problemas siempre tenga capital. Pero el último gran pilar, una garantía europea para los depósitos, flota en el limbo del querer y no poder.

La unión bancaria, el mayor avance en la integración europea desde el euro, no termina de dar el paso final porque Berlín pisa el freno. El fútbol ha dejado de ser un deporte de 11 contra 11 en el que siempre gana Alemania. Pero dentro de la sala del Consejo, Europa continúa siendo un proyecto en el que la locomotora germana siempre tiene la última palabra.

Un paraguas comunitario

La unión bancaria está coja porque le falta una garantía común para que los depósitos de holandeses, alemanes, griegos o españoles por debajo de 100.000 euros tengan la misma protección. Un paraguas comunitario para evitar que los ahorradores entren en pánico cuando llegue la tormenta, provocando una retirada masiva de fondos que hunda su sistema bancario. Pero esta mutualización de riesgos todavía se antoja indigerible para el apetito germano. Berlín no está dispuesto a abrir su cartera para proteger a los bancos de italianos, chipriotas o griegos, los cuales considera demasiado agujereados por créditos morosos.

No importa que la Comisión Europea o el supervisor único del BCE (la primera pata de la unión bancaria que se creó) hayan dicho que la reducción de los préstamos no rentables ya ha caído lo suficiente como para empezar a mutualizar los riesgos. Los créditos tóxicos se han reducido de más del 7% en los peores momentos de la crisis hasta el 3,4% del total de préstamos. Tampoco importa que todas las instituciones europeas y la casi totalidad de los países apoyen el arranque de este seguro paneuropeo. O que incluso gran parte de los pecados se queden en casa (ya sea Deutsche Bank o algunos de sus bancos regionales). El atrincheramiento de Alemania es firme, y su nein ha sido tan robusto que ha conseguido alejar una mera mención por parte de los líderes casi hasta el pasado verano.

El lenguaje como escudo

Las conclusiones de la cumbre europea de junio incluyeron una referencia a la garantía de depósitos tan barroca que sorprendió a los más acostumbrados al contorsionismo lingüístico, con el que se intenta acomodar a todos los socios.

El cambio de ritmo que trajo la victoria de Emmanuel Macron en Francia fue solo un espejismo. Su presupuesto para la eurozona, el primer paso para la tan esperada unión fiscal, choca con una decena de países capitaneados por Holanda. Con tal bloqueo, los líderes prometieron al menos un acuerdo político para mediados de este año para cerrar la unión bancaria, con una introducción "gradual" de la garantía de depósitos, además del colchón para resolver bancos en apuros o el refuerzo del Mecanismo Europeo de Estabilidad.

Pero los primeros espadas de la UE no se pusieron de acuerdo en junio, y se dieron de tiempo hasta la cumbre del próximo jueves y viernes. Sus ministros de Finanzas ya tienen cerrado el texto, incorporando el colchón para resolver bancos para 2024, o igual antes. Sin embargo, la garantía de depósitos sigue en la mesa técnica. "Es un asunto muy complejo", reconocía el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno. A su lado, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, añadió que le gustaría ver pasos más decisivos en esta fase porque se necesita construir la garantía.

La unión bancaria continúa coja, pero no por ello inservible. El supervisor único, incrustado en el BCE, lleva controlando a 118 bancos sistémicos de la eurozona desde 2014. La francesa Danièle Nouy fue la primera en dirigir el nuevo organismo, y esta semana los Estados miembros eligieron al italiano Andrea Enria, actual responsable de la Autoridad Bancaria Europea, para sucederla.

Más aún, fue un banco español (el Popular) el primero en probar los mecanismos de resolución. Había planes claros sobre cómo resolver la entidad, pero el primer test de la unión bancaria se superó en parte gracias a la "suerte", por la llegada del Santander, según reconoció la responsable de la JUR, Elke König. La misma fortuna a la que algunos se entregan para poder salvar el bloqueo alemán y la unión bancaria.

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Comentarios 3

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Luego nos extrañamos que la UE se desmorone los alemanes quieren el euro y su famoso "pacto por el euro" pero no quieren unión bancaria, vendernos sus carricoches sin competencias de monedas nacionales pero eso si los beneficios de este sistema solo para ellos

Puntuación 23
#1
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Con la peseta vivíamos muchísimo mejor

Puntuación 10
#2
berni
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En Contra

dejar de comprar aleman, productos caros de ninguna calidad, toda una falsedad

Puntuación -2
#3