
La parálisis de gobierno de Joaquim Torra ha agotado la paciencia de los empleados públicos catalanes, hartos de persistir en la precariedad pese a la mejora de la economía, y cansados de recibir la callada por respuesta en sus reivindicaciones a la administración catalana, que todavía tiene pendientes de revertir los recortes iniciados en 2010.
Ayer, en el tercer día de huelga de médicos de atención primaria y de la sanidad concertada catalana por la sobrecarga de trabajo, llevaron la protesta frente al Parlament para intentar llamar la atención de los políticos. Se les sumaron los bomberos de la Generalitat, que también claman por la falta de efectivos y material, y los ánimos se caldearon hasta el punto de que los Mossos tuvieron que cargar contra los manifestantes después de que saltasen el cordón de seguridad que rodea la Cámara catalana, ante el temor a que entrasen en masa en las instalaciones las 1.500 personas allí concentradas. También detuvieron a un bombero por empujar a agentes.
La tensiones también se vivieron en varias universidades -algunas de las cuales cerraron por seguridad ante la agresividad de los pique- tes-, ya que ayer también había convocada huelga de personal docente e investigador -por sus condiciones laborales, especialmente en el caso de profesores asociados- y de los estudiantes -para reclamar una rebaja de las tasas-.
De hecho, el Parlament aprobó una rebaja del 30 por ciento de las tasas universitarias en 2016, pero todavía está pendiente de aplicar. Con los presupuestos catalanes de 2017 prorrogados en 2018 por la situación política, marcada por el proceso soberanista, las perspectivas para 2019 no son alagüeñas, dadas las dificultades que tendrá el Govern para encontrar apoyos a las Cuentas del próximo año. Precisamente el conseller de Economía, Pere Aragonès, aprovechó esta circunstancia para supeditar a que se aprueben los Presupuestos catalanes el poder ofrecer soluciones a parte de las reivindicaciones de los empleados públicos dependientes de la Generalitat. Hoy seguirá la huelga en la sanidad y en las universidades, y se sumará la enseñanza pública en general, y un paro de dos horas de funcionarios.