Economía

Xi Jinping visita España con miras a triplicar la inversión en nuestro país

  • Capitales que antes ingresaban vía Portugal se pueden consolidar en España
Xi Jinping, presidente de China

La visita del presidente chino Xi Jinping -la semana próxima, entre los días 27 y 29- trae importantes novedades para la economía española. Se trata de la primera visita de un mandatario chino al más alto nivel en 13 años -desde la de su antecesor Hu Jintao- y el objetivo de consolidar un ritmo de crecimiento importante de las inversiones chinas en España, hasta triplicarlas, es una buena señal para nuestro país y supone recoger algunos de los frutos que se sembraron con la última visita del anterior presidente del Gobierno Mariano Rajoy al gigante asiático.

También marca distancia con Portugal, el que ha sido hasta el momento uno de los mayores polos de atracción de la inversión china en Europa y que ha experimentado cierta desaceleración en los últimos meses. Así, inversiones que en principio parecían estar dirigidas a través de Portugal se pueden consolidar en España a través de operaciones corporativas y llegada de inversores institucionales.

Sin duda, España tiene la oportunidad de posicionarse a un nivel similar al de otras potencias europeas en la atracción de inversión china. Tomando los últimos datos de Rhodium Group, España se situó en el ranking de los 10 países con mayor acumulación de inversión directa exterior -compras de más del 10% del capital de una sociedad doméstica- en el último puesto con 4.000 millones acumulados entre 2000 y 2017. Portugal casi duplica a España (7.600 millones) en ese periodo gracias a instrumentos como la Golden Visa -Portugal no exige depósito previo de inversión inmobiliaria mínima de 500.000 euros mientras que España sí lo exige-. A través de este método, Portugal ha emitido en los últimos 6 años 3.936 Golden Visa que han reportado casi 4.000 millones en entradas netas de inversión.

En la última visita del expresidente español a China, señalábamos que se trataba del "último tren", dado que en ese momento se había empezado a redirigir ciertas operaciones corporativas de compañías chinas de titularidad estatal desde sectores y zonas geográficas tradicionales de destino en Europa como Suiza, Reino Unido o Alemania hacia los países del sur y este de Europa. Era el momento de establecer una relación diplomática fluida y no quedar fuera de la nueva arquitectura geopolítica global que China había puesto en marcha en 2013 y cuyas ideas han sido compradas en su esencia por la Administración Trump.

Tras años de esfuerzos, el tejido productivo en España, y sus responsables políticos, han tomado conciencia por fin de la importancia de China, si bien aún se tardará en establecer una relación fluida y de mutua confianza. En buena parte, la clave reside en entender la importancia estratégica de la denominada Nueva Ruta de la Seda (OBOR) como paradigma del futuro de las relaciones comerciales a nivel global y también como elemento esencial a la hora de distribuir las inversiones.

REl OBOR es mucho más que un mero plan de infraestructuras. Es una forma de expansión de las empresas chinas en el mundo, las cuales ya exportan no sólo productos sino, lo que es más importante, inversión cuyo volumen crece a razón de 150.000 millones de dólares anuales en forma de inversión directa exterior, la que tiene vocación de permanencia y capacidad de control en propiedad y gestión.

Los riesgos

Sin embargo, este proceso no está exento de riesgos, siendo uno de ellos la discrecionalidad con la que toman decisiones las empresas chinas de titularidad estatal (SOEs), la condicionalidad política en las decisiones de expansión internacional y la transformación económica y empresarial que está llevando a cabo China que, en ocasiones, supone una restricción de las operaciones corporativas a nivel internacional y movimientos agresivos para estabilizar volúmenes importantes de deuda. Ese proceso está moviendo a los diferentes actores a un cambio en sus posturas (como EEUU) y forzando a una nueva negociación global que elimine las diferentes barajas con las que se juega en el tablero internacional y crear unas nuevas reglas de juego comunes para todos como se hizo tras la II Guerra Mundial.

Países como Italia, Francia, Alemania o Reino Unido actúan desde un enfoque pragmático: problemas aparte ven que China es una fuente de constantes oportunidades de negocio. Sus empresas mantienen ritmos de crecimiento de la productividad aparente del trabajo del orden del 6% interanual (frente al estancamiento en las empresas europeas) tiene mucho que ofrecer a las empresas europeas, sobre todo, introducir un mayor grado de innovación que amplíe los mercados y con ello más productividad y mejores salarios.

Ésta es la perspectiva que en este momento puede manejar España y fortalecer tras la visita de Xi. Es vital abrir los sectores españoles a la competencia, especialmente aquellos con elevadas barreras a la entrada. Es vital en cuestiones clave como infraestructuras, a la hora de articular un verdadero mercado del agua, interconexiones energéticas, desarrollos logísticos o terminales de carga. Se trata de dar un salto cualitativo y dejar atrás numerosos deals fracasados que han generado un enorme ruido mediático sin construir una verdadera relación de confianza entre China y España.

Uno de los puntales del OBOR es la ruta marítima, la cual cobra especial importancia para España dada la posición en quinto y sexto lugar en carga de contenedores de Valencia y Algeciras. No se trata de inundar España de productos chinos. Más bien al contrario. Las empresas chinas buscan productos y know-how en España para vender en todo el mundo a través de plataformas de comercio electrónico. El sector del e-commerce es crucial para España y para áreas como la agrícola y ganadera, objeto preferente de China, donde se están dando pasos importantes para establecer canales logísticos y de venta directa en China de productos españoles.

La historia de la segunda potencia del mundo arroja momentos extraordinarios. Es el caso de la dinastía Ming, la penúltima, que conformó el embrión de lo que hoy conocemos como China. Los Ming han pasado a la Historia por ser los gobernantes que llevaron a cabo la mayor expansión geográfica de todas las dinastías chinas, combinando esto con una etapa de estabilidad política e institucional. A pesar de que desaparecieron hace cuatro siglos, los Ming han vuelto en forma de inversores chinos que salen de forma masiva de su país para conquistar el mundo. La internacionalización del tejido productivo chino pasa por una etapa de consolidación y búsqueda de nuevos destinos estratégicos. En esta coyuntura, España se puede convertir en un lugar receptor neto de inversiones de China con una importante diversificación sectorial.

Reciprocidad y retos

No sólo se está produciendo un flujo inversor de China en España. También Pekín pretende crear un "polo de desarrollo" dedicado a España en lugares tradicionalmente receptores de inversión extranjera como Shenzhen o Chengdu. La experiencia con territorios como el dedicado a Italia en Zhenjiang ha sido muy positiva a la hora de atraer inversiones hacia los países de origen y conseguir una posición comercial e inversora más sólida en el mundo. Esta reciprocidad puede verse afectada si se ponen definitivamente en marcha restricciones a la entrada de inversiones chinas por parte de la UE. No es el momento para ser proteccionista, y mucho menos teniendo en cuenta la necesidad de inversiones que el conjunto de Europa necesita en los próximos años.

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