España gasta en sanidad menos que la media de la Unión Europea. Además, cuenta con listas de espera más largas. Sin embargo, los españoles tienen la esperanza de vida más alta de Europa y uno de los ratios de muertes que se pueden evitar más bajos de todo el Viejo Continente. Esta 'contradicción' deja entrever que el Sistema Nacional de Salud es eficiente y que, probablemente, los hábitos de los españoles (y otros factores como el clima) son más saludables que los de otros europeos.
Un sistema 'barato'
Según el trabajo de la OCDE Salud en un Vistazo, el gasto en sanidad representa el 8,8% del producto interior bruto (PIB) de España. En el conjunto de la Unión Europea, el gasto medio en esta partida es del 9,6% del PIB, liderado por Francia (11,5% del PIB) y Alemania (11,3% del PIB). Desde la OCDE destacan que "el gasto en España ha permanecido estable en los últimos años, avanzando más a menos al mismo nivel que el crecimiento de la economía".

Otro indicador que ayuda a comprender el esfuerzo de los ciudadanos a la hora de financiar el sistema sanitario es el gasto per capita en términos absolutos, donde España vuelve a aparecer por debajo de la media. Cada español aporta 2.446 euros para financiar la sanidad, por debajo de los 2.773 euros de media en la UE y muy lejos de los 4.713 euros que paga cada luxemburgués. Los suizos son los europeos que más pagan con 5.799 euros al año. En los últimos puestos aparecen rumanos y búlgaros con 983 y 1.234 euros respectivamente. Se puede concluir en este apartado que la sanidad no sale 'cara' a los españoles si se compara con otros países en términos de PIB y de paridad de poder adquisitivo.
Pero que funciona
A pesar del menor gasto relativo en sanidad, España es uno de los países en los que se registra un menor ratio de 'muertes evitables'. Tal y como explica el propio documento de la OCDE, este tipo de indicadores proveen una visión general de la efectividad de los sistemas de salud pública evitando muertes prematuras por enfermedades y heridas de distinto grado. España suele destacar por contar con uno de los sistemas de salud más eficaces de Europa y del mundo.

Italia, Chipre y España presumen de tener el menor ratio de muertes que se pueden evitar mediante intervenciones de salud pública y prevención, con unas 150 muertes de este tipo por cada 100.000 habitantes. Por el contrario, Lituania, Hungría y Letonia muestran el mayor ratio con más de 400 muertes por cada 100.000 personas.
Por otro lado está la 'mortalidad tratable', que se define como las muertes que podrían evitarse mediante una atención médica efectiva y oportuna. En este caso, España se encuentran segunda posición con 88 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, sólo por detrás de Francia, donde mueren 78 personas por cada 100.000. La media de la Unión Europea son 127 muertes, mientras que en los países peor parados el ratio se eleva hasta 326 muertes en Lituania y Letonia, y 318 muertes por cada 100.000 personas en Rumania.
Además, el 99,9% de la población española se encuentra cubierta por el Sistema Nacional de Salud. Aunque esto cubre a toda la población, lo cierto es que esta es la tónica en la Unión Europea, salvo en algunos países del este de Europa como Bulgaria y Rumanía, donde la cobertura básica cae por debajo del 90%.
Todo ello, junto a otros muchos factores, contribuye a que España disfrute de la mayor esperanza de vida de la Unión Europea con 83,5 años de media, dos años y medio más que la media de la UE. Los italianos, con 83,4 años, tienen la segunda esperanza de vida más larga, mientras que los franceses, con 82,7 años, tienen la tercera. A la cola aparecen lituanos, letones y búlgaros con 74,9 años.

No obstante, "al igual que está ocurriendo en otros países del bloque, el crecimiento de la esperanza de vida se ha ralentizado levemente en los últimos años, sobre todo entre las mujeres".
Los puntos negros
Una vez más, España suspende en listas de espera para cirugía no urgente como pueden ser las operaciones de cataratas o de cadera. Desde 2011 se ha venido produciendo un incremento de los tiempos de espera: "Este aumento se debe a que la demanda de intervenciones quirúrgicas se está incrementando más rápido que la oferta ante el envejecimiento de la población", destaca la OCDE.
Mientras que en Dinamarca y Países Bajos la lista de espera no supera el mes para las intervenciones (no urgentes) para reemplazar la cadera por una prótesis, en España, Portugal o Finlandia esta lista se puede dilatar entre tres y cuatro meses. Unas esperas muy similares a las anteriores se producen para la cirugía de cataratas. Polonia, con listas de espera de casi año y medio, presenta los periodos más largo para este tipo de intervenciones.
Por otro lado, los pacientes que acuden al hospital por una fractura de cadera (más urgente que los ejemplos anteriores) y que son intervenidos en los dos días siguientes suponen el 48% en España. Solo Portugal y Letonia presentan un dato peor, con un 47 y 46% de operaciones en los dos días siguientes a la hospitalización. En Dinamarca, el 96% de los pacientes con este tipo de fractura son intervenidos en dos días o menos, mientras que en Países Bajos, Suecia, Reino Unido y Alemania presentan porcentajes superiores al 90%.
Aún así, la OCDE destaca el importante esfuerzo que se ha realizado en este apartado en España, donde en 2005 sólo el 36% de los pacientes con fractura de cadera eran intervenidos en los dos días siguientes.
Otro apartado que muestra graves carencias en España es el de las camas por habitante, donde ocupa una de las últimas posiciones con 3 camas por cada 1.000 habitantes, frente a las 8,1 camas de Alemania o las 7,3 camas de Bulgaria.
Por último, la OCDE cree que los sistemas de salud necesitarán responder de una forma eficiente a los retos del futuro que no son pocos. Los cambios vendrán de la mano del reto demográfico al que se enfrentan las economías desarrolladas y de las nuevas tecnologías que pueden ayudar a mejorar la eficiencia del sistema.
En 2017, el gasto en saludo supuso el 9,6% del PIB de la UE, un incremento de 0,8 puntos desde 2008. El envejecimiento de la población supondrá, probablemente, que este gasto deberá seguir aumentando, sobre todo en lo que se refiere a los cuidados de enfermedades crónicas que necesitan tratamientos largoplacistas y que están totalmente relacionadas con el envejecimiento de la población.