
La Cámara de Comercio de Barcelona moderó ayer sus previsiones de crecimiento para la economía catalana, que mantendrá un ritmo del 3 por ciento este 2018 y del 2,5 por ciento en 2019. El presidente de la entidad, Miquel Valls, admitió en una rueda de prensa que observa síntomas de desaceleración en la economía de la comunidad, especialmente por el debilitamiento de las exportaciones, pero destacó que el PIB sigue creciendo a un ritmo "elevado".
Valls advirtió que esta desaceleración está teniendo consecuencias sobre el mercado laboral, que redujo el crecimiento de sus afiliados a la Seguridad Social del 3,1 al 2,4 por ciento entre el segundo y el tercer trimestre. Además, la Cambra puso también el foco en la disminución de la confianza empresarial y la ralentización de la demanda interna como elementos de preocupación de cara al próximo año.
Sobre las causas de la desaceleración, Valls apuntó a elementos externos como el precio del petróleo o las tensiones proteccionistas, y dio por superados los efectos del procés sobre la economía catalana, señalando como el máximo riesgo político en la actualidad la eventual ausencia de unos presupuestos públicos para el 2019, tanto para la Generalitat como para el conjunto del Estado.
En este sentido, Valls cargó contra la acción del Govern, al que ve "haciendo mucha política y poca economía". Por su lado, reclamó al Ejecutivo central que ponga al día las infraestructuras del área metropolitana para resolver la situación de "colapso" viario diario en los accesos a la capital catalana, especialmente en zonas clave para la economía de la comunidad como el Puerto de Barcelona.
Por último, cargó contra el Ayuntamiento de la Ciudad Condal por aprobar una reserva para viviendas sociales del 30 por ciento de las nuevas promociones inmobiliarias, al considerar que "pone en peligro" la recuperación del sector de la construcción.