Economía

La desbandada británica dinamita la posibilidad de acuerdo en el 'Brexit'

  • May no convence a su propio Gobierno y su continuidad se tambalea
La primera ministra británica, Theresa May. Reuters.
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El bloqueo del Brexit mantiene a Reino Unido atrapado en una partida de ajedrez en la que cualquier movimiento semeja conducir a una derrota y el jaque a la reina, en este caso la primera ministra, el desenlace inevitable.

Theresa May se enfrenta esta jornada al que probablemente constituya el Consejo de Ministros más complejo de su mandato: la reunión en la que aspiraba a apuntalar el respaldo de su gabinete a su propuesta de salida, para defenderla mañana en Bruselas, podría convertirse en el principio del fin tanto de su presencia en Downing Street, como de la negociación del divorcio, si el riesgo de dimisiones se materializa por la incapacidad del frente eurófobo de aceptar que evitar la reimposición de una frontera dura con Irlanda implica compromisos.

Si algo ha demostrado May es una lealtad casi ciega a su plan, manteniéndolo pese al rechazo de la Unión Europea y de la práctica totalidad del espectro político en casa, pero su obstinación podría salirle cara. Como excusa, la premier puede alegar que no le han dejado opciones, pero si la linde con Irlanda se ha consolidado como el principal impedimento para el acuerdo es por dos decisiones adoptadas por ella: el abandono de la unión aduanera, una apuesta que exige una solución sin precedentes para evitar una frontera tradicional, dada la necesidad de controles de bienes y alimentos; y el adelanto electoral que no solo dinamitó la mayoría absoluta que halló a su llegada al poder, sino que la dejó a expensas de los unionistas del Ulster, una formación profundamente anti-europea que, con su actual amenaza de hacer caer al Ejecutivo, mueve los hilos de la negociación pese a contar con diez diputados en Westminster.

La frontera con Irlanda se consolida como el mayor impedimento para un pacto final

Si May necesitaba alguna prueba de su aislamiento, ayer la obtuvo durante su intervención en el Parlamento para informar del estado de la negociación tras el desafortunado desenlace de las frenéticas conversaciones que la semana pasada en Bruselas habían llevado a anticipar un principio de consenso: ningún sector compró la apelación de la premier, quien insistió en que el acuerdo es "todavía viable", pese a la evidente incredulidad de los eurófobos, que reclaman un límite temporal a la presencia en la unión aduanera; del sector pro-UE que, ante el caos del proceso, ha intensificado las llamadas a un segundo referéndum y de los unionistas del DUP, que rechazan la mínima desviación de trato para el Ulster.

El tapón, por tanto, continúa irónicamente en lo que, en la práctica, constituye un plan B: la cláusula de seguridad que ambas partes admiten como necesaria para evitar una frontera dura con Irlanda, si la negociación comercial no facilita una solución alternativa antes de que la transición concluya en diciembre de 2020. Bruselas ha movido sus líneas rojas, permitiendo que el conjunto de Reino Unido permanezca en la unión aduanera, pero rechaza incluir un límite temporal. Este, por el contrario, es anatema para el frente anti-UE y si el pacto para el divorcio no estipula una fecha máxima, lo rechazará en Westminster.

Paralelamente, la propuesta comunitaria de que Irlanda del Norte quede alineada con la unión arancelaria es inaceptable para May, quien ayer reiteró en el Parlamento que descarta cualquier solución que menoscabe la integridad territorial británica. Y para complicar aún más el cuadro, el DUP rechaza la concesión admitida por May de controles en la isla de Gran Bretaña (Inglaterra, Gales y Escocia), por considerar que implicarían una frontera de facto en el Mar de Irlanda.

Borrell descarta que la situación de Gibraltar vaya a torpedear la fórmula del divorcio

La vertiginosa jornada en las islas no tuvo reflejo al sur del Canal de la Mancha. Consciente de la fragilidad de May, la Comisión Europea prefirió ponerse de perfil y guardarse su lectura del fracaso de las negociaciones el domingo. Su portavoz jefe, Margaritis Schinas, se limitó a confirmar que no habrá más negociaciones hasta que se reúnan los líderes. Eso sí, reconoció que se han acelerado los preparativos para un divorcio sin acuerdo.

Así, el negociador jefe de la UE informará mañana a los líderes sobre la propuesta rechazada por Londres. Aunque la cumbre estaba prevista con los 27 socios, sin Reino Unido, fuentes europeas no descartaron que May participe y que aún haya opciones.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, comentó que "todavía hay tiempo", incluso si este Consejo Europeo concluye con las manos vacías. Igualmente, descartó que Gibraltar vaya a torpedear el divorcio, ya que el protocolo acordado con Reino Unido impide que el peñón sea "una piedra en el camino".

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