César Muñoz Acebes
Washington, 30 oct (EFECOM).- La gran debilidad de América Latina es la composición "peligrosa" de su deuda, más que su nivel, según dijo hoy el BID en un informe que refuta la visión de moda en algunos círculos de que la región tiene una aversión "genética" al endeudamiento.
La idea de que América Latina es incapaz, por naturaleza, de soportar un alto volumen de títulos soberanos fue la explicación que en 2003 dieron economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la paradoja de que la región sufra frecuentes crisis financieras cuando su nivel de deuda no es mayor que en otros lugares.
Por ejemplo, en los países desarrollados la deuda ronda de media el 60 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), y, al mismo tiempo, sus bonos disfrutan de las mejores evaluaciones de las agencias de riesgo.
Los casos extremos son Bélgica, Italia y Japón, donde las obligaciones públicas superan el 100 por ciento del PIB.
En comparación, en América Latina la deuda media se sitúa en el 45 por ciento del PIB, tras reducciones en los últimos años.
Los extremos son Guatemala, donde asciende a sólo el 14 por ciento, y México con el 26 por ciento, frente al 70 por ciento de Argentina y el 58 por ciento de Ecuador, según el BID.
Sin embargo, tan sólo Chile, con una deuda del 13,7 por ciento, obtiene una evaluación por encima de la "línea de inversión" de la agencia de "ratings" Standard & Poor's, es decir, que comprar títulos del resto de la región es considerado "especulación".
La razón es su tendencia a suspender pagos porque los gobiernos son incapaces de gestionar bien sus obligaciones, según dijeron expertos del FMI, encabezados por su economista jefe, Kenneth Rogoff, en un estudio en el 2003.
Ellos afirmaron que América Latina sufre de "intolerancia a la deuda", una incompatibilidad tan real como la intolerancia de algunas personas a la lactosa, y que no puede soportar niveles de deuda superiores al 15 ó 20 por ciento del PIB.
Adoptar esta recomendación supone un coste elevado para sus ciudadanos, pues para llegar a esos porcentajes los gobiernos deben invertir menos en salud y educación, sectores que mejoran las perspectivas de crecimiento futuro de la economía, y en infraestructura, donde muchos proyectos tienen un gran rendimiento.
En este debate se zambulló hoy el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con su estudio anual más importante, que ha titulado "Vivir con deuda".
Su conclusión, en palabras de Eduardo Borensztein, uno de sus autores, es que "la estructura de la deuda es importante, incluso más importante que el propio nivel de la deuda".
No es que América Latina tenga una aversión "genética" a la deuda, sino que el tipo de bonos que emite es muy sensible a efectos externos imprevistos, según el BID.
Entre "el 80 y el 90" por ciento de los títulos son a interés variable o en moneda extranjera, explicó Borensztein, lo que hace que la deuda "explote" cuando sube la tasa de interés en EEUU o varía el tipo de cambio.
Su peso también se agranda cuando caen los precios de exportaciones clave latinoamericanas, como el petróleo en el caso de Venezuela, el mineral de hierro en Brasil y el oro en Perú.
Otra fuente de saltos drásticos en la deuda, según el estudio, son las intervenciones públicas para resolver crisis financieras, como fue el caso de la República Dominicana, donde pasó del 25 por ciento del PIB en el 2002 al 55 por ciento en 2003.
El BID concluye que los déficit fiscales tienen una importancia secundaria, lo que debe hacer rechinar los dientes al FMI.
En cambio, recomienda concentrarse en mejorar el perfil de la deuda con emisiones a interés fijo en la moneda nacional, en lugar de en dólares, aunque los gobiernos tengan que ofrecer a los inversores una tasa de rentabilidad más alta.
"Los mercados latinoamericanos de estos bonos están muy poco desarrollados", al contrario que los asiáticos, afirmó Barry Eichengreen, un economista de la Universidad de California.
Para abrir camino, los autores del estudio aconsejan a organismos como el BID emitir ese tipo de deuda para financiar sus operaciones.
También sugieren el uso de bonos vinculados al aumento del PIB, como ha hecho Argentina, o a los precios de las materias primas, que pagan más intereses cuando al país le va bien y viceversa. EFECOM
cma/mla/tg jla
(con infografía)
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