Economía

Italia se confía a los tecnócratas para evitar el suspenso de Bruselas

  • Economía y Exteriores tratan de aplacar el ataque a la UE de Di Maio y Salvini
Giovanni Tria, ministro de Economía de Italia. Imagen de Reuters
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Para salir de la difícil situación provocada por su politica presupuestaria, el Gobierno populista italiano intentará jugar a dos bandas. Matteo Salvini y Luigi Di Maio, vicepresidentes y líderes de los dos partidos que apoyan al Ejecutivo (Liga y Movimiento 5 Estrellas) siguen fomentando la eurofobia de los italianos, a la espera de cosechar más votos en las elecciones europeas de la próxima primavera. Mientras tanto, son los ministros tecnócratas, el titular de Economía Giovanni Tria y el de Exteriores Enzo Moavero Milanesi, quienes tratan de encontrar un compromiso con Europa y tranquilizar a los inversores.

La semana pasada, cuando la prima de riesgo de la deuda transalpina estaba por las nubes e Italia en el punto de mira de la Comisión Europea, Salvini tildó de borracho al presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker: "Si alguien va a buscar en Google Juncker sobrio o tambaleante, encontrará imágenes bastante claras, a veces impresionantes", dijo el vicepresidente y ministro de Interior italiano. "No siento que pueda reprochar al vicepresidente de Gobierno por lo que dijo sobre Juncker", le respaldó Luigi Di Maio.

En este clima, Tria está volcado en las negociaciones con la Comisión Europea y se prepara para un octubre muy ajetreado: el día 10 el Parlamento votará el nuevo Documento de Economia y Finanzas; el día 15, el Gobierno tendrá que enviar el borrador de los Presupuestos a Bruselas; el 26 y el 31, las agencias de rating Standard and Poor's y Moody's tendrán que revisar la nota de la deuda pública italiana que en ambos casos está a apenas dos escalones del bono basura; y el 29 llegará el primer juicio de la Comisión UE sobre los Presupuestos.

Sin embargo, según la prensa italiana, mientras Tria está dando la cara en las negociaciones con Europa, Roma tiene otro as en la manga: el titular de Exteriores, que está trabajando en silencio para suavizar las críticas europeas a la nueva politica presupuestaria de Italia. Moavero Milanesi, de hecho, tiene un perfil peculiar, comparado con otros ministros del Gobierno populista italiano. No sólo es un tecnócrata, igual que el primer ministro Giuseppe Conte o el titular de Economía, Giovanni Tria, sino que adquirió su experiencia en Gobiernos que son la antítesis del actual gabinete apoyado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Moavero Milanesi dejó el cargo de juez en Tribunal de Justicia de la UE para asumir la cartera de Asuntos Europeos en el Gobierno de Mario Monti. El jurista, que había sido Jefe de Gabinete de Monti cuando éste era Comisario Europeo, se presentó a las elecciones en 2013 con el partido liberal fundado por el primer ministro tecnócrata y siguió teniendo la cartera de Asuntos Europeos en el Gobierno de amplia coalición liderado por el progresista Enrico Letta. Según los analistas políticos italianos, el presidente de la República, Sergio Mattarella, preocupado por la reputación internacional de Italia, impuso su nombramiento al primer ministro, Giuseppe Conte.

Ahora Moavero, profundo conocedor de la burocracia y de las normas europeas, intentará utilizar todas sus armas para suavizar la desconfianza de Bruselas hacia la política presupuestaria de Roma.

Su labor será muy difícil. Italia acaba de dar media marcha atrás sobre el déficit para intentar tranquilizar a los mercados. Roma, que el 27 de septiembre había anunciado un objetivo de déficit del 2,4% para los próximos tres años, explicó el pasado miércoles que mantendrá este nivel tan sólo en 2019, para luego reducirlo hasta el 2,1% en 2020 y el 1,8% en 2021. El cambio de rumbo podría, sin embargo, resultar insuficiente para evitar un suspenso de Bruselas sobre los Presupuestos.

De un lado, el objetivo de crecimiento del 1,5% para 2019 anunciado el pasado jueves por el Ejecutivo transalpino (1,6% para 2020, 1,4% para 2021) sigue pareciendo una estimación demasiado optimista frente al 1,1% anunciado por todos los analistas. Del otro. Bruselas bien sabe que la actitud de aplazar los problemas en vez de resolverlos es una práctica común de la politica presupuestaria transalpina. Di Maio, de hecho, mientras Tria explicaba que el objetivo era llevar en 2021 el déficit por debajo del 2%, explicaba que el dato"se mantendrá en el 2,4% en 2019, luego veremos". Para él y su homologo Salvini, la promesa de reducción del deficit es sólo una manera de ganar tiempo: ambos esperan que tras las elecciones europeas de la próxima primavera las fuerzas populistas se hagan con el control del Europarlamento y de la Comisión, allanando el camino al ensanchamiento del gasto público en Italia.

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