
Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, continúan enzarzados en su peculiar berrinche arancelario, con pocas probabilidades de que ambos se enfunden un disfraz el próximo 31 de octubre al grito de aquello del "truco o trato" o poco menos de un mes después engullan pacíficamente el rutinario pavo de Acción de Gracias, el consumidor estadounidense no está dispuesto a dejar que la guerra comercial le agüe la fiesta.
La Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) espera que las ventas minoristas en noviembre y diciembre, excluyendo el gasto en gasolina, restaurantes y coches, aumenten entre un 4.3% y un 4.8%. De esta forma, las ventas totales oscilarían entre los 717.450 millones y los 720.890 millones de dólares, en comparación con los 687.870 millones logrados el año pasado, cuando la temporada de ventas navideñas registró un incremento del 5.3% interanual.
Esta patronal justifica sus proyecciones haciendo alusión a la fuerte economía y la confianza del consumidor. "Si bien existe preocupación por los impactos de una escalada en la guerra comercial, somos optimistas de que el ritmo de la actividad económica seguirá aumentando hasta fin de año", recalcó el presidente de la NRF, Matthew Shay, en un comunicado.
Con los timbales del Despacho Oval buscando un conflicto comercial directo con Pekín, recordemos el gobierno estadounidense expandió recientemente su azote arancelario hasta un total de bienes chinos por un valor de 253.000 millones de dólares, el representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer, ha sabido diseccionar la lista de 5.745 productos importados del gigante asiático, con coste aproximado de 200.000 millones de dólares, sobre los que se ha impuesto un gravamen del 10%.
Precisamente, este porcentaje es clave para explicar no sólo la euforia bursátil registrada esta semana, con los principales indicadores de la renta variable estadounidense acomodándose de nuevo en máximos de vértigo. Paul Donovan, economista jefe de UBS, manifestaba que "llevará tiempo hasta que este impuesto se deje notar realmente en las cadenas de valor".
Donovan señaló que Washington ha sido relativamente cauta al retrasar elevar los aranceles hasta el 25% una vez que termine el año, salvando así "la orgía del gasto y consumo" de cara a la temporada de compras navideña. "La rapidez con que esta situación acabe por hacer mella en el crecimiento dependerá de los niveles de inventarios y de la velocidad con la que se transfiera este gravamen a las cadenas de suministro", aclara.
Las miras ahora se concentran en la recta final del año. Los estadounidenses han sacado músculo en momentos clave a lo largo de 2018, el más reciente la conocida como vuelta al cole, con un gasto aproximado de 82.800 millones de dólares, y gastarán más de 9.000 millones de dólares, es decir, 86,79 dólares por cabeza, para celebrar Halloween como se merece. Pero dejando celebraciones paganas de lado, el epicentro del consumo patrio se concentra en el Black Friday, o viernes negro, la mítica fecha, diluida con los años, que da el pistoletazo de salida a la temporada de compras navideña.
El equipo de minoristas y distribución de la consultora Deloitte ponía hace un par de semanas sobre la mesa sus proyecciones que estiman un crecimiento de las ventas de entre un 5% y un 5,6% cuando se comparan con el año pasado. De hecho, la suma total entre los meses de noviembre a enero debería superar los 1,1 billones de dólares.
No sólo eso, Amazon y demás minoristas con operaciones online potentes, estarán de enhorabuena, ya que las ventas digitales engordarán entre un 17% y un 22% frente al 16,6% del año pasado, acumulando entre 128.000 y 134.000 millones de dólares.
"Los indicadores de confianza y gasto del consumidor proporcionan una perspectiva saludable para las minoristas en todos los canales con grandes expectativas tanto para las compañías convencionales como las puramente nativas", recalcaba Rod Sides, vicepresidente de Deloitte y su líder dentro del área minorista y de distribución de EEUU. "Las minoristas continúan avanzando en la gestión de sus pedidos, entregas, experiencias en las tiendas físicas así como el comercio liderado por la tecnología", apuntilló.
No todos son tan halagüeños y observan algún desliz. Es el caso de la consultora IHS Markit que espera que las ventas de las próximas fiestas suban un 5%, por debajo del 5,3% del año pasado, que registró su mejor marca desde 2005. Los economistas de esta entidad observan un total de 722.100 millones de dólares en ventas.
A pesar de la mejora económica que experimenta EEUU, con más de 2,3 millones de empleos y 410.000 millones de dólares de ingresos adicionales desde este año el año pasado, el ritmo de crecimiento en las ventas navideñas será menor por varias razones, según justifican desde IHS Markit. Entre ellas destacan, por el ejemplo, el doble azote de los huracanes Harvey e Irma en 2017, que fueron económicamente más destructivos que el huracán Florence. Como resultado, el esfuerzo de reconstrucción, que el año pasado brindó un mayor impulso en las ventas minoristas, tendrá un menor impacto en el ejercicio en curso.
Con riesgos crecientes como un paso en falso por parte de la Reserva Federal en su ciclo de subida de tipos, la volatilidad de las divisas, unas elecciones legislativas o una escalada aún mayor de las tensiones comerciales, de momento, el consumidor y las minoristas prefieren seguir pensando que en los próximos tres meses, ninguno de estos factores debería hacerles protagonistas de aquel título de Disney, dirigido por Tim Burton, como es Pesadilla antes de Navidad. El mercado, tampoco lo piensa, o al menos eso parece.