Economía

Argentina se compromete a acabar con el déficit en los presupuestos de 2019 para dejar atrás la crisis

En medio de la crisis que vive Argentina por la fuerte devaluación del peso, el Gobierno presentó hoy en el Congreso su proyecto de Presupuesto para 2019, con el que busca llegar al equilibrio fiscal y en el que se proyecta una caída de la actividad económica del 0,5% y una inflación del 23%.

"Estamos presentando un Presupuesto con equilibro fiscal primario por primera vez desde 2009", destacó el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, al exponer en la Cámara de Diputados las líneas generales de las cuentas para el año próximo, que el Ejecutivo de Mauricio Macri ve cruciales para salir de los problemas económicos.

El proyecto, que seguirá ahora el proceso parlamentario, prevé una caída del producto interior bruto (PIB) del 0,5%, tras la reducción del 2,4% proyectada para 2018, y una inflación del 23%, poco más de la mitad de la que se espera para 2018, un 42%.

"Esperamos el acompañamiento del Congreso a este presupuesto porque será una señal muy importante para reducir la incertidumbre sobre el proceso económico de Argentina", remarcó Dujovne, tras las reuniones durante varias semanas del Gobierno con gobernadores provinciales y legisladores para buscar un consenso.

Convencido de que el país ha tenido equilibrio en sus cuentas durante muy pocos años en las ultimas décadas, el ministro esperó que este sea el inicio de la consolidación fiscal.

"Queremos recalcar que este es un presupuesto austero pero con prioridades claras", sentenció.

A pesar de que de enero a marzo de este año se registró el quinto trimestre consecutivo de crecimiento -en 2017 la economía creció el 2,9%-, la abrupta caída del peso iniciada desde abril -más de un 53% en lo que va de año-, y diversos choques externos e internos han provocado fuertes desequilibrios económicos, como el aumento de la inflación y la vuelta a la recesión.

Esto llevó en mayo al Ejecutivo a pedir un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) -que implica ambiciosas metas fiscales e inflacionarias- para acelerar las reformas encaminadas a reducir el alto déficit, que según Macri hace al país más vulnerable financieramente.

El proyecto presupuestario estima para 2019 un dólar a 40,1 pesos -hoy cerró a 40,2-, ya que Dujovne señaló que se espera una "reversión" de la tendencia de la devaluación.

"Estamos convencidos de que vamos a retomar el sendero de crecimiento rápidamente, con una economía fortalecida y más previsible. Vamos a tener un tipo de cambio real más competitivo que impulsará nuestras exportaciones", subrayó.

Los ingresos del sector público crecerán un 41,8% interanual, hasta los 3,72 millones de pesos (94.120 millones de dólares), y el gasto primario se sitúa en igual cifra, un 24,5% más que al cierre previsto para 2018.

"Nuestras metas de resultado fiscal primario pasaron de ser del 3,2% para este año, 2,2% para 2019 y 1,2 para 2020, al 2,7% (2018), 0 (2019) y un punto de superávit primario en 2020", destacó.

"Estos cambios que hemos implementado implican un ahorro de 5 puntos del PIB entre 2018 y 2020, lo que equivale a unos 25.000 millones de dólares", afirmó.

El gasto primario caerá un 7,7%, una bajada que se establece, según Dujovne, "cuidando a los más vulnerables".

El principal destino para los recursos que establece el Presupuesto serán la financiación de programas de asistencia y cobertura social, ya que casi el 80% se dedica a servicios sociales.

"Mientras que el gasto primario crece al 24%, el gasto social crece al 32%", argumentó el ministro, que enfatizó que se seguirá apostando por la inversión en infraestructuras.

Entre las medidas para lograr el equilibrio fiscal, mencionó una bajada en el gasto de subsidios, una reducción del gasto de capital, la disminución del déficit operativo de empresas públicas y la no contratación de nuevo personal en la Administración.

Dujovne recordó los choques que afectaron a Argentina: la fuerte sequía que afectó a la producción agropecuaria, la rápida subida de los tipos de interés en EE.UU -que provocó una fuga de capitales de los mercados emergentes a ese país-, las crisis de Brasil y Turquía y las disputas comerciales entre Estados Unidos y China.

También la causa por corrupción que afecta a los gobiernos kirchneristas (2003-2015), por lo que diversos ex altos cargos están acusados de recibir millonarios sobornos de empresarios de la obra pública.

"Tener un mercado financiero doméstico profundo hubiera atenuado el impacto de los 'shocks' (impactos) permitiendo sustituir financiamiento externo por interno. Pero heredamos un mercado financiero doméstico disminuido tras años de desincentivos, alta inflación, tasas de interés reales negativas y sucesivos 'defaults' (impagos de los bonos) soberanos", concluyó.

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