La economía británica registró un crecimiento del 0,6% en los meses de mayo, junio y julio, lo que supone su mayor ritmo en casi un año. El dato ha quedado por encima de los esperado por los expertos: un avance del 0,4%. Sólo en julio, el PIB creció un 0,3% frente al 0,1% del mes anterior.
El avance de julio se debió a un incremento de la actividad en los sectores de los servicios y de la construcción, con un pequeño descenso de la producción industrial y manufacturera.
El director del departamento del PIB de la ONS, Rob Ken-Smith, ha señalado que el sector de los servicios se benefició de un aumento de las ventas en los comercios, "potenciadas por el buen tiempo y el Mundial", mientras que la construcción "se recuperó algo tras un comienzo de año flojo".
Ken-Smith ha asegurado también que, en el subsector de los servicios profesionales y financieros, "ingenieros, contables y abogados" disfrutaron de un aumento de la actividad.