Economía

Qué hay de mito y realidad en el problema de la deuda italiana

  • Italia es el segundo país más endeudado de Europa, con 2,3 billones de euros
Imagen: Getty

Europa vigila de cerca a Italia, que debe presentar un borrador de sus presupuestos en los próximos meses. Se calcula que las promesas electorales del Ejecutivo liderado por Giuseppe Conte y apoyado por los partidos euroescépticos Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga, como establecer una renta universal o recortar impuestos, entre otras, podrían elevar el gasto público en otros 100.000 millones de euros más, que se sumarían a su ya abultada deuda, estimada en 2,3 billones de euros y que representa un 131% de su PIB (solo Grecia supera este porcentaje). No es lo único que podría elevar el endeudamiento del país: la idea del Gobierno de nacionalizar Autostrade, la concesionaria de autopistas participada en un 88% por Atlantia que se encarga del mantenimiento del puente derrumbado en Génova, a la que pocos dan opciones de que se lleve a la práctica, podría costar, al menos, otros 10.000 millones de euros al Estado.

"El escenario de nacionalización de Autostrade parece poco probable por el tamaño de la operación", señala Cristina Gavín, gestora de renta fija de Ibercaja Gestión. Según el consenso de mercado, sigue, "el importe de dicha hipotética operación podría superar los 10.000 millones de euros", lo que elevaría el endeudamiento sobre el PIB algo más de medio punto porcentual. Esa cifra se aproxima a la que se obtiene al valorar Autostrade a precio de mercado, teniendo en cuenta que el 63% del negocio de Atlantia, cuya capitalización alcanza ahora los 14.900 millones, 7.000 menos que en enero, procede de la concesionaria.

"No pensamos que ese sea el escenario central que vaya a suceder", señalan fuentes de mercado, que recuerdan que, si pasa, el Gobierno también tendría que hacerse con los pasivos de la entidad. "Dibujar un escenario parece complicado, dada la complejidad de la operación en cuanto a la posibilidad de ejecución, plazos, indemnizaciones, procesos judiciales, etc", coincide en señalar Andrés López, gestor de renta fija de Imantia. También habría que definir, por ejemplo, quién entra en el accionariado, dice, si es el Gobierno directamente o un ente estatal como podría ser la Cassa Depositi e Prestiti. En opinión de este experto, este escenario no cotiza por ahora en el mercado y sí lo hace la negociación de los presupuestos, así como la posible reacción de las agencias de rating a los mismos. Si el viernes fue el turno de Fitch, el de Moody's, que ha pospuesto su revisión por falta de visibilidad, y S&P llegará en octubre.

Oportunidad en los cortos plazos

En medio de este pulso de final impredecible, el rendimiento adicional que los inversores han exigido por mantener la deuda de Italia en cartera en lugar del papel emitido por España ha llegado a alcanzar el 1,76% esta semana, el nivel más elevado desde la crisis de deuda periférica de 2012. La rentabilidad del bono italiano con vencimiento a diez años tocó el 3,21% el jueves, 31 de agosto, una cota no vista desde 2014 y más, por tanto, del interés que llegó a tocar en mayo, cuando se formó el Gobierno de coalición -entonces tocó el 3,16%-.

Detrás de esa subida de su rendimiento se encuentra la caída de su precio, de casi el 10% desde enero, con las consecuentes pérdidas latentes que implica para el inversor que comprase su título entonces y lo mantenga ahora. El castigo sufrido por su deuda a más corto plazo ha sido menor. Los bonos a dos años dejan minusvalías del 2,3% este año, pero, a diferencia de su hermano mayor, su precio repunta casi un 3% desde que marcase mínimos anuales en mayo. Es ahí donde los gestores encuentran oportunidades, y no en el largo plazo (en solo cinco años, sin la mano ya del BCE, Italia afronta el vencimiento de la mitad de toda su deuda, 1,31 billones).

"Los niveles de la deuda italiana en el corto plazo, con el bono a 2 años que ha llegado a tocar el 1,25% [el viernes se elevó ya al 1,46%], representan una oportunidad única para aprovechar y tomar posiciones en niveles históricamente atractivos, siempre para inversores menos adversos al riesgo y que puedan soportar la volatilidad en el corto/medio plazo.", señala Gavín. "Creemos que en tramos monetarios o vencimientos más cortos, sí tiene sentido entrar en los niveles actuales y aprovechar futuros repuntes, siendo conscientes de que va a seguir habiendo volatilidad en el nombre", señalan también en Imantia.

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