La huelga de los taxistas empieza a tener efectos en sectores como el comercio y la hostelería, especialmente sensibles al colapso que viven ciudades como Madrid y Barcelona desde el inicio del conflicto y a los efectos que puedan tener las protestas sobre el turismo. Los comerciantes de la Ciudad Condal advirtieron este lunes de que las ventas en los establecimientos del centro de la ciudad se han reducido entre un 15 y un 20% desde que empezó la huelga el pasado miércoles, especialmente en los ejes comerciales colindantes a la Gran Vía, que se encuentra cortada al tráfico por más de 1.500 taxis desde el fin de semana. En declaraciones a elEconomista, el presidente de la asociación de comerciantes del centro de la capital catalana Barcelona Oberta, Gabriel Jené, lamentó el lunes el efecto de la huelga sobre la facturación en los establecimientos comerciales y sobre la imagen de la ciudad en plena época turística, especialmente tras un año marcado por los atentados terroristas de agosto, por la conflictividad política a raíz del 1-O y la declaración de independencia, y por los brotes de turismofobia que ha sufrido últimamente la ciudad.
Reestablecer el orden
"Cualquier anormalidad altera las ventas del comercio y esta anormalidad se está enquistando", advirtió Jené, que fue también muy crítico con las administraciones por mirar hacia otro lado frente a una ocupación "impune" del espacio público como la que están llevando a cabo los taxistas, que afecta también a infraestructuras clave para el turismo y la economía regional como el Aeropuerto del Prat, que se encuentra prácticamente sin servicio de taxi desde hace cinco días.
El representante de Barcelona Oberta pidió "contundencia" a los líderes políticos para que reestablezcan el orden público en la ciudad y recordó que el comercio también se encuentra en pie de guerra por la competencia irregular de los manteros y no por ello "colapsan" Barcelona para protestar. En la misma línea, la patronal de comerciantes RetailCat advirtió el lunes de las consecuencias negativas sobre la actividad comercial y la imagen de la ciudad que está ocasionando esta prolongada huelga, aunque se mostró comprensiva en el "posicionamiento contra el intrusismo" que está haciendo a su parecer el sector del taxi.
Además del comercio, los hoteleros de Barcelona también levantaron el lunes la voz para poner de relieve el efecto de las protestas del sector del taxi sobre su actividad económica. El Gremio de Hoteles de Barcelona reclamó "diálogo y soluciones inmediatas para recuperar la normalidad y proteger la imagen de la ciudad".
Presión al Ministerio
Por su lado, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pasó el lunes toda la presión para resolver el conflicto al Ministerio de Fomento, una vez que ella ya logró a finales de junio la aprobación de un reglamento que limitaba drásticamente las licencias VTC -eliminando el 70% de las que actualmente operan en la ciudad- y que recogía ampliamente las demandas del taxi. En este sentido, el principal partido de la oposición, el PDeCAT, lamentó que Barcelona está pagando con la huelga de taxistas "el uso partidista y populista" que ha hecho el gobierno de Colau con el reglamento de las VTC.
Por su parte, en Madrid, cientos de vehículos bloquearon a partir del mediodía de el lunes el Paseo de la Castellana al concentrarse frente a la sede de Fomento, después de haber protagonizado varias marchas lentas durante el fin de semana. Los taxistas también realizaron concentraciones en puntos clave del transporte de pasajeros como el Aeropuerto de Barajas.