
Los planes de pensiones y PPAS son los únicos productos financieros que permiten reducir la factura fiscal. Desde Inverco, defienden que reinvertir ese dinero que se ahorra en la declaración en estos productos puede aumentar en un 40% el ahorro finalista que se consiga en la jubilación.
El próximo lunes 2 de julio acaba el plazo para presentar la declaración de la Renta correspondiente al ejercicio 2017. Desde la Agencia Tributaria esperan que se registren 19,94 millones de declaraciones de las que prevén que 13,77 millones tengan derecho a devolución por un importe conjunto de 9.468 millones de euros. La cifra, aunque inferior a la registrada un año antes, sigue suponiendo un alto porcentaje de personas (un 69% sobre el total de declarantes) que habrán recibido o recibirán en las próximas semanas unos ingresos que pueden venir muy bien para afrontar, primero los meses de verano, y después la temida cuesta de septiembre. Pero esa paga extra también puede tener otro destino más de largo plazo, como es el ahorro para la jubilación.
Esto es, al menos, lo que está tratando de impulsar Inverco, la asociación española de fondos y planes de pensiones, y de hecho ha publicado un documento que subraya las bondades de reinvertir el ahorro fiscal que se consigue con un plan de pensiones en el propio plan de pensiones. No en vano, hay que tener en cuenta que los planes de pensiones (y PPAS) son los únicos productos financieros que cuentan con ventajas fiscales en el momento de la acumulación ya que permiten deducir directamente de la base imponible del IRPF un máximo de 8.000 euros o el 30% de los rendimientos del trabajo de las aportaciones realizadas a estos productos de ahorro finalista. "Ya solo el diferimiento fiscal durante 20, 30 o 40 años supone una ventaja fiscal muy relevante, pero ese ahorro fiscal generado año a año reinvertido en el propio o en otro plan de pensiones hace que el importe acumulado en el momento de la jubilación sea un 40 por ciento superior", afirman desde la asociación. Para llegar a esta cifra parten de un caso de un contribuyente que se incluye en el tramo de 20.200-35.200 euros de base imponible en el IRPF al que le corresponde un tipo marginal del 30%. Si esa persona invirtiera anualmente 1.000 euros y reinvirtiera su ahorro fiscal durante 20 años en un plan de pensiones al que le estima una rentabilidad anualizada del 3%, acumularía pasados esos 20 años un capital de 37.326 euros, 10.456 euros más que si aportara esos mismos 1.000 euros pero no reinvirtiera su ahorro fiscal.
La magia del interés compuesto
La razón, que es la misma por la que los expertos siempre recomiendan hacer varias aportaciones mensuales en lugar de una anual coincidiendo con las campañas promocionales de final de año de las entidades, es lo que se conoce en el mundo financiero como "interés compuesto", que no es otra cosa que ir capitalizando la inversión al tiempo que se minimiza el riesgo de mercado. "La diferencia entre realizar aportaciones a final de año o todos los meses podría ser incluso del entorno del 2% anual medio en la categoría de renta variable", apunta Abante Asesores en un informe sobre planes de pensiones. "Hay que tener en cuenta que la ventaja fiscal del plan de pensiones supone diferir el pago de impuestos hasta el momento del rescate, por lo que reinvertir ese ahorro fiscal en cualquier producto que rente siempre es una buena idea porque consigues rentabilidades extra hasta alcanzar el momento de la jubilación", afirma Beatriz Martínez-Avial, responsable de planificación financiera de atl Capital.
¿De cuánto ahorro fiscal hablamos?
Depende de dos cosas: las aportaciones que se realizan a estos productos y el tramo de IRPF en el que se encuentre el contribuyente, ya que cuanto mayor sea el tramo o la aportación, más ahorro fiscal se genera. Por ejemplo, según el simulador de la red social de inversores Finect, un inversor que cobre un sueldo bruto de 30.000 euros, tenga un/a cónyuge y dos hijos y tenga su domicilio fiscal en Madrid, podría llegar a conseguir un ahorro fiscal de 2.122 euros si aportará el máximo deducible (8.000 euros anuales), mientras que el ahorro, en caso de que la aportación fuera de 1.000 euros, se quedaría en 283 euros.
A este respecto, los datos que recoge la última Memoria publicada por la Administración Tributaria referida al ejercicio 2014, la reducción media en la base imponible del IRPF fue de 1.755 euros teniendo en cuenta que el 88,3% de los aportantes a planes de pensiones declararon unos ingresos inferiores a los 60.000 euros. Sin embargo, lo cierto es que esos partícipes que aportan sistemáticamente dinero al sistema privado de pensiones no han hecho otra cosa que caer en los últimos años. Tanto que, según los datos de Inverco, en el año 2016 el 67,9% de los partícipes no aportó ni un solo euro a su plan de pensiones y tan solo el 1,5 por ciento aportó a su plan de pensiones entre 6.000 y 8.000 euros, el máximo permitido.
Las cifras contrastan con los diferentes estudios que se han publicado en los últimos meses sobre el aumento de preocupación que se está viendo entre los españoles con respecto a su pensión futura. De hecho, según el Barómetro del CIS del mes de abril, el 15,5% de los ciudadanos considera las pensiones como una de sus tres principales preocupaciones, y éstas se sitúan en el quinto puesto de entre todas las variables que recoge el CIS.
Una preocupación que, sin embargo, no se traslada en un aumento del ahorro privado, ya que, según un reciente estudio del Instituto Santalucía, solo el 44,9% de los ciudadanos asegura que está ahorrando actualmente para su retiro en un contexto en el que el 88% admite estar preocupado por no ganar lo suficiente para poder ahorrar para su jubilación. Al fin y al cabo, según los datos de los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), el 86,6% de los españoles obtiene rentas inferiores a los 30.000 euros anuales "por lo que les resulta prácticamente imposible destinar parte de ellas a algún producto de ahorro o inversión", afirman.