Economía

Sánchez logra el visto bueno del Congreso a los Presupuestos del PP

Pedro Sánchez ya tiene Presupuestos. No los suyos, sino los del PP, que dejó el Gobierno a instancias de la moción de censura de los socialistas y que ahora deja el trabajo hecho al nuevo presidente para apuntarse los tantos de la subida de las pensiones con el IPC; del incremento del salario de los funcionarios el 1,7 por ciento; del aumento del gasto en infraestructuras e I+D; o de la mejora de la financiación autonómica en 4.000 millones.

Un colchón, el presupuestario, que el nuevo inquilino de La Moncloa podría utilizar incluso en 2019 con una prórroga, en caso de no lograr una mayoría parlamentaria suficiente como para aprobar el techo de gasto y las Cuentas del año próximo, lo que le permitiría apurar la legislatura e incluso convocar en 2020, su intención primigenia.

Porque la prórroga de los Presupuestos 2018 ni siquiera sería una mala noticia para el Ejecutivo socialista. Medidas de tinte electoral, como una nueva subida de pensiones con el IPC -o por encima- o una mejora de la financiación de las autonomías, podrían ser aprobadas a través de Decreto. Si bien Sánchez tendría que buscar igualmente una mayoría parlamentaria para convalidar esas hipotéticas medidas, parece difícil que encontrara demasiada oposición del resto de grupos del Congreso.

El déficit, secundario por ahora

Pese a que los Presupuestos aprobados ayer en el Congreso de los Diputados incluyen un objetivo de déficit ambicioso, del 2,2 por ciento, el más que posible incumplimiento por parte del Gobierno no dará grandes quebraderos de cabeza. Bruselas ya dio su aval a las Cuentas al anterior Ejecutivo, y aunque descuenta un desvío fiscal del 2,7 por ciento, por ahora solo se ha limitado a trasladar la exigencia de un ajuste estructural de algo más de 6.000 millones el año próximo.

Una hipotética prórroga -bastante factible por la posible oposición del PP al techo de gasto en el Senado- daría aire a Sánchez, ya que implica matemáticamente una futura contención del gasto. Los ministerios deben comenzar a pedir permiso a Hacienda una vez ejecuten el 50 por ciento de sus límites de gasto disponible, y apenas tienen margen para desarrollar su acción política sin un marco jurídico y presupuestario que les respalde. Por eso los expertos ya advertían de que, si bien el exministro Cristóbal Montoro se empeñó en sacar adelante las Cuentas 2018, hubiera sido una buena noticia la prórroga de las de 2017 a efectos de consolidación.

En 2019, aún así, Bruselas sí apretará el discurso contra España. El déficit apalabrado para ese ejercicio es del 1,3 por ciento, casi un punto menos que el de este año, y aunque es cierto que la presión comunitaria es menor cuando el desvío baja del 3 por ciento, también lo es el hecho de que nuestro país está sometido a una intensa vigilancia por el elevado endeudamiento público y los sucesivos incumplimientos de las reglas fiscales de la UE, que llevan sucediéndose prácticamente desde que empezó la crisis económica.

En cualquier caso, Sánchez tiene la facultad de poder apretar el botón electoral cuando le resulte conveniente, sea por una buena posición en las encuestas o por un problema de descuadre de las Cuentas públicas.

Lo que se aprobó ayer

El Congreso vivió ayer una jornada inédita en Democracia. El arco parlamentario aprobó el proyecto presupuestario del PP para que lo gestione el Gobierno del PSOE, con la bancada popular puesta en pie para aplaudir a Cristóbal Montoro por ser el artífice del acuerdo final, que incluyó al anterior Gobierno, a Ciudadanos, al PNV, a Coalición Canaria y a Nueva Canarias.

El nuevo Ejecutivo, por su parte, tuvo difícil argumentar que gobernarará con un proyecto que no es el suyo, pero que necesita para garantizarse un marco medianamente estable y sin graves problemas. Aún así, tuvo que enfrentar duras críticas por su oposición a una enmienda introducida por el PAR aragonés en el Senado que pretendía mejorar las ayudas a las víctimas de la talidomida.

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