
El retraso en la subida de tipos, confirmada por Mario Draghi tras la última reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), regalará al nuevo Gobierno de Pedro Sánchez un colchón de 5.000 millones por la rebaja del coste de la deuda. Ese dinero servirá para pagar el incremento de pensiones con el IPC -1.600 millones- y la rebaja de IRPF -1.500- sin que haya tensiones presupuestarias. Así se lo confiesan a este periódico fuentes del anterior Ejecutivo, considerando que Sánchez "tiene el año hecho" y solo puede acumular problemas desde 2019, ejercicio en el que Bruselas exige un ajuste estructural de 6.200 millones.
Esas mismas fuentes advierten de que la recaudación "está marchando muy bien" -un 6,6% hasta abril, según los últimos datos que comunicó el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro-, por lo que el presidente "no tendrá problema a la hora de cuadrar las finanzas públicas". Las medidas de incremento de gasto que ha venido anunciando, como la recuperación de la sanidad universal o la futura eliminación del copago para los pensionistas "tardarán algo de tiempo en llevarse a cabo", por lo que no causarán desvíos adicionales al menos durante este ejercicio.
Los 5.000 millones de ahorro para el nuevo Ejecutivo saldrán directamente de la partida presupuestaria dedicada a pagar intereses de la deuda. Este periódico ya adelantó que, en función de los tipos que estaba abonando el Tesoro en los mercados, los técnicos de Hacienda parecían haber sobreestimado el dinero necesario para afrontar las emisiones. Los Presupuestos, que se aprobarán este jueves, incluyen más de 31.000 millones para este fin, cuando varias fuentes consultadas -entre ellas la Autoridad Fiscal- dan por hecho que la factura final rondará los 26.000 millones.
A día de hoy, el interés del bono a 10 años ni siquiera llega al 1,40%. Pese al repunte de finales de mayo por la crisis política italiana se va a traducir en efectos perniciosos para las arcas públicas, pues fue muy breve en el tiempo. De hecho, durante gran parte de marzo y abril este bono cotizó por debajo del 1,20%, interés más bajo que el aplicado durante todo 2017 -y eso que, entonces, ya se pensaba que no había margen a la baja para el mismo-.
Con los bonos a 1 y 3 años sucede lo mismo. Ambos cotizan en negativo desde hace más de un ejercicio y siguen propiciando ahorros adicionales, ya que los inversores pagan incluso pequeñas cantidades de dinero por prestar a España.
Pese a que se da por descontado que este viento de cola se acabará para nuestro país, lo cierto es que el retraso en los planes de Draghi podría garantizar al menos un año más de tregua, abaratando la factura presupuestaria y otorgando margen al Ejecutivo para sacar adelante medidas sociales.
Más problema a medio plazo
De cualquier manera, la tranquilidad de hoy se transformará en tensión en cuanto la curva de los tipos comience a subir. Porque España mantiene uno de los endeudamientos públicos más altos de la zona euro, lindando ya con los 1,2 billones de euros (98% del PIB).
Las medidas de incremento de gasto que pretende Sánchez, dispuesto también a mejorar los recursos para las autonomías, pueden ir en dirección contraria a la consolidación a la que Bruselas nos obliga a medio plazo.