
El negociador de la Unión Europea (UE) para el Brexit, Michel Barnier, ha rechazado que la propuesta de Reino Unido de una frontera blanda entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte se pueda extender al resto del país. May salvó ayer la dimisión de Davies, el ministro designado por Gran Bretaña para negociar la salida de la UE, incluyendo en sus planes una fecha límite para romper con las actuales condiciones comerciales con el Continente.
Barnier dio la bienvenida a la propuesta británica pero al tiempo la tachó de "fantasía". El Gobierno de Theresa May ha presentado una fórmula para que Irlanda del Norte siga dentro de las reglas de la Unión Europea y no se vea afectada por una frontera dura. Pero Londres ha ido más allá con la intención que las condiciones se extiendan al resto de las naciones británicas hasta por lo menos 2022.
El negociador europeo ha sido taxativo. "No se puede extender a todo Reino Unido. Irlanda del Norte formaría parte de nuestro territorio aduanero. Lo que es factible para un territorio del tamaño de Irlanda del Norte no es necesariamente factible para todo el Reino Unido".
Barnier no se ha quedado en ese punto y apuesto más objeciones. Ha remarcado que el plan de May no puede limitación de tiempo. Bruselas ya concedió un periodo de transición de dos años y para los partidarios de una salida dura está siendo un imperativo categórico.
Durante esta semana el gabinete de May estuvo a punto de saltar por los aires cuando Londres intentaba cerrar una hoja de ruta para la próxima cumbre europea del 28 de junio. May arrancó in extremis la imposibilidad de establecer una frontera dura entre las dos irlandas y poner fecha límite para salir de la unión aduanera europea.
La introducción de este límite se considera una victoria para los eurófobos. Pese a los esfuerzos de Downing Street por negarlo, los rumores sobre la determinación de David Davies de renunciar si no se incluía un máximo temporal forzaron la mano de May. La premier cedió antes una dimisión en bloque de los partidarios del Brexit y la hubieran dejado en una delicada situación.
La negativa de Bruselas de aceptar el plan británico devuelve el balón al tejado de Reino Unido. El problema de la frontera puede descarrilar todas las negociaciones, a pesar de que los dos bloques no quieren una separación física.