Economía

Rajoy dice adiós sin el aprobado social a los hitos económicos de su legislatura

  • Propicia un Congreso abierto en julio para que el PP elija a su sucesor
  • Se abren las quinielas en el PP: Cospedal, Feijóo, Santamaría, Pastor...
Rajoy junto a Cospedal y Maíllo. Foto: Efe

Mariano Rajoy anunció ayer que, después de 37 años ha llegado el momento de poner punto final a su etapa política, y también que el liderazgo del PP pase de manera inmediato a manos de otra persona. El expresidente toma esta decisión, paradójicamente, con el mejor balance económico de sus dos legislaturas, destacando el crecimiento del PIB en un 3,1 por ciento en 2017; habiendo creado en seis años 2.742.000 puestos de trabajo, reduciendo el déficit del 9,6 al 3,1 por ciento, pagando un interés de la deuda al 1,5 en lugar del 5,5 de 2011 o, con la buena nota de las tres principales agencias de rating que en los peores años nos dejaban en perspectiva negativa. Sin embargo, estos grandes logros macroeconómicos, coronados el lunes por los 237.000 cotizantes más a la Seguridad Social en el mes de mayo, no han ido acompasados del reconocimiento político y comunicativo, lo que se ha traducido en una pérdida constante de confianza del Gobierno de Rajoy, por esa incapacidad de gestionar los mensajes positivos.

Según fuentes consultadas por elEconomista, las presiones de una parte del partido, el cansancio, el hartazgo, la desgana, asumiendo errores de otros periodos, y sobre todo los casos Cifuentes, Zaplana, Gürtel, y muy en especial la traición final del PNV han sumado el cúmulo de circunstancias que han provocado que el político gallego decida tirar la toalla, más allá de "las encuestas a troche y moche", que en su opinión no sustituyen la voluntad de las ciudadanos.

Aunque era un clamor, en medio de críticas internas, especulaciones, quinielas, frente a un sector muy fiel que se aferró hasta el último minuto a su continuidad, el último expresidente del Gobierno, el único desalojado del cargo por una moción de censura, quién sabe si además cerrando un ciclo de la historia política española, zanjaba así las dudas: se va, y lo hace propiciando un congreso abierto que quedará fijado para mediados o finales del mes de julio, y donde se abren hueco en las quinielas Alberto Núñez Feijóo, Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor y Alfonso Alonso.

"Es lo mejor para mí y para el Partido Popular, y creo que también para España", dijo en el tramo final de un emotivo discurso que arrancó aplausos, agradecimientos y alguna que otra lágrima entre los dirigentes populares. Y se marcha -insistió Rajoy- con prudencia y con el grado de intervención que es debido, por lo que no planteará ningún cambio en el partido ni en los grupos parlamentarios ni en ningún otro lugar, "porque creo -señaló- que eso lo que corresponde a quien me suceda a la presidencia".

"La clave de esta historia"

Rajoy sostiene que su Gobierno fue censurado por un desordenado conjunto de formaciones políticas que han dado su confianza a un candidato alternativo. Y de hecho, va a gobernar -remarcó- alguien que ha perdido las elecciones, y lo que es peor, que para ello se tiene que hacer acompañar por los grupos más extremistas de la izquierda populista y el independentismo sectario. De igual modo, recordó que en 2016 ofreció a Sánchez compartir la responsabilidad de Gobierno mientras éste intentaba formar un Ejecutivo Frankenstein, una idea a la que nunca renunció. "Y ésta es la única clave de esta historia", subrayó Rajoy, "la de un dirigente político incapaz de ganar la confianza de los españoles, que se ha valido de las peores compañías. Muy crítico con Ciudadanos, "cuya victoria en Cataluña no sirvió para dar la batalla al independentismo allí, sino para generar toda inestabilidad posible al PP aquí en Madrid, Rajoy no quiso marcharse sin recordar los datos económicos que se encontraron al llegar al Gobierno en 2011, y los que le dejan a Sánchez, y en reivindicar el final de ETA.

Un Congreso abierto

La sensación que quedó ayer tras las palabras de Rajoy es que el Congreso del que saldrá el próximo líder del PP será abierto. En opinión de la mayoría, es un "clamor que Feijóo" es el candidato mejor colocado. Además, en el PP cunde la idea de que lo mejor es llegar al Congreso con un candidato de consenso y, en ese sentido, el gallego es el que menos fobias concita, además de tener en su haber tres victorias consecutivas, "lo que le convierte en indiscutible", dicen algunas voces.

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