
La cuenta atrás ha comenzado y la Unión Europea tiene hasta el próximo jueves para encontrar soluciones de último minuto para evitar un pulso arancelario con la Administración de Donald Trump.
Los gravámenes del 25 y el 10%, respectivamente, sobre las importaciones de acero y aluminio europeos se han convertido en un síntoma más de la tensa relación entre dos históricos aliados. Mientras Washington trabaja mano a mano con Pekín para evitar una guerra comercial con repercusiones internacionales, la Casa Blanca no ha demostrado el mismo interés en lograr un acuerdo con Bruselas.
Las concesiones ofrecidas hasta la fecha por el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y el representante comercial de EEUU, el embajador Robert Lighthizer, se han limitado a plantear la posibilidad de imponer cuotas hasta el 90 por ciento de las importaciones europeas registradas el año pasado. Sin embargo, Europa considera inaceptable digerir un límite que sea inferior al total de exportaciones a EEUU registradas en 2017.
En estas circunstancias, el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, avisó el lunes desde Bruselas que ésta será una semana "decisiva". "Tenemos que tratar de evitar aranceles más altos si es posible y eso significa que estamos listos para negociar con EEUU sobre los puntos de interés mutuo", insistió.
El ministro germano recalcó que tanto los ciudadanos europeos como los estadounidenses sufrirán las consecuencias si las tensiones arancelarias acaban por materializarse y avisó de que "muchos empleos también están en juego".
Bruselas, lista para contraatacar
Es importante tener en cuenta que si EEUU elimina las exenciones a la UE, Bruselas está lista para contraatacar con aranceles sobre una lista de exportaciones estadounidenses por valor de 2.800 millones de euros.
Tampoco debemos olvidar que la economía alemana sería la más afectada si los gravámenes al acero y el aluminio entran en vigor a partir del próximo 1 de junio. Los Estados miembros se juegan unos 6.050 millones de euros si Washington acaba por imponer aranceles del 25 por ciento y el 10 por ciento sobre las importaciones al acero y al aluminio, respectivamente, según los datos que baraja la Comisión Europea.
Hasta la fecha, los líderes de la UE se han mostrado dispuestos a aumentar la cantidad de gas natural que EEUU puede exportar a Europa, así como al acceso recíproco de productos industriales, incluidos automóviles, o mantener conversaciones sobre una posible reforma de la Organización Mundial del Comercio, si la Casa Blanca mantiene a Europa exenta de sus aranceles.