
En un momento marcado por las graves fricciones entre la alianza transatlántica, Alemania ha decidido mirar hacia Oriente en busca de oportunidades de cooperación tecnológica y para construir nuevas relaciones estratégicas y económicas. Como muestra, la visita que Angela Merkel realizó a China la semana pasada en medio de los duros enfrentamientos comerciales entre las potencias europeas y Estados Unidos.
Las señales no pudieron estar más cargadas de simbolismo. Mientras la canciller fue recibida en Pekín con alfombra roja, con muestras de efusividad y la promesa de que el gigante asiático reducirá los aranceles de importación de automóviles, en EEUU, el ministro germano de Exteriores Heiko Maas vivió una experiencia diametralmente opuesta.
No solo la diplomacia alemana regresó con las manos vacías, sino que Donald Trump amenazó nuevamente con imponer aranceles a los coches importados. Un ataque directo al principal negocio de Alemania y de ahí la necesidad de Berlín de fortalecer los lazos económicos entre ambos países, pero sin olvidar las preocupaciones que despierta la protección de datos para las empresas y los derechos humanos en el país asiático.
En el que ya es el undécimo viaje de la canciller a China, Merkel se reunió en el Gran Palacio del Pueblo con el primer ministro chino, Li Keqiang, con el que abordó el acceso a los mercados por las empresas alemanas, así como cuestiones internacionales como el acuerdo con Irán o la desnuclearización de Corea del Norte. Li garantizó a las empresas alemanas un mayor acceso al mercado de este país, pero criticó que Berlín esté dificultando los esfuerzos del sector financiero chino de consolidarse en su mercado con una regulación excesiva. Al respecto, Merkel defendió un acceso recíproco y en igualdad de condiciones a los mercados, pero pidió al Gobierno chino que revise la ley de ciberseguridad a fin de garantizar a las empresas la protección de sus datos.
"Para las empresas es muy importante que existan condiciones fiables, porque los datos son la materia prima del futuro, no se ven, pero hay que protegerlos igualmente", afirmó la canciller Merkel durante un encuentro con Li y empresarios de ambos países. "Esto es importante, porque los datos son hoy la materia prima con la que se trabaja. Estos datos deben estar a disposición de las empresas y ser seguros", señaló.
No es beneficioso el cambio de bando
No obstante, son muchos los analistas alemanes que han advertido que a tenor de los numerosos intereses con Estados Unidos, no sería nada beneficioso que Alemania realizase un cambio de bando. por mucho que Trump no vea a Berlín como un aliado. sino como un mero competidor.
Merkel, que asumió su cuarto mandato consecutivo en marzo, acude a Pekín después de haberse reunido el pasado 27 de abril en la Casa Blanca con Donald Trump y hace unos días con el presidente Vladimir Putin en Rusia, los otros dos "grandes jugadores" en el tablero global.
No obstante, y aunque es evidente la predisposición alemana por mejorar la actual cooperación con Rusia y China, la prensa alemana recomendó a la canciller que, lejos de mirar para otro lado y buscar otras alianzas, debe luchar aún más por una Europa fuerte e insistir en la estrecha amistad con Estados Unidos.