
Si algo tienen en común los países de la península ibérica es la resiliencia que han mostrado ante la crisis económica más dañina desde la Gran Depresión de 1929. Recuperados ambos de la recesión, gracias, en parte, a la receta de las reformas estructurales aplicada a prescripción de la Unión Europea, España y Portugal parecen decididos a defender sus intereses comunes y dar juntos la batalla para profundizar en la unión económica y monetaria en el seno de los Veintiocho.
Al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al jefe de Estado vecino, Marcelo Rebelo de Sousa, se les acaban los calificativos para describir el buen momento que atraviesa la relación bilateral entre España y Portugal. "Excelente", resumió ayer el luso antes de su reunión de trabajo y posterior almuerzo con Rajoy en el Palacio de la Moncloa.
En líneas generales, ambos coincidieron en poner de relieve el proyecto europeo. Negociarán desde la misma postura el próximo marco financiero plurianual, en defensa de la Política Agrícola Común (PAC) y la política de cohesión, y se alinearán por la unión bancaria y por la profundización en la Unión Económica y Monetaria (UEM).
"Hay que cerrar la unión bancaria y empezar a trabajar para que haya en un momento un presupuesto europeo y una unión fiscal que evite situaciones como las que se vivieron durante la crisis", dijo Rajoy.
También compartieron posicionamiento sobre el Brexit. Conscientes de que el proceso será complejo, esperan una negociación favorable y una buena relación con Reino Unido tras el divorcio de la UE.
La apuesta que subyace en el marco de la visita de Estado del portugués a España es la de una mayor integración europea. Ya el lunes, en la cena de gala en el Palacio Real, quedó claro el mensaje: "En la UE avanzamos juntos para superar los riesgos ciertos de la etapa actual, con el convencimiento de que solo unidos podremos dar un impulso renovado al proyecto europeo", aseveró el Rey Felipe VI.
Encuentro empresarial
Ayer por la mañana, Rebelo de Sousa trasladó la idea al ministro de Economía, Román Escolano, durante un encuentro celebrado en la CEOE ante más de 300 empresarios. El presidente de la República portuguesa puso de relieve la cooperación transfronteriza y abogó por sacar provecho de las interconexiones energéticas con Francia.
Por su parte, Escolano reclamó no "defraudar" las "importantes expectativas" sobre la unión bancaria, que es "prioridad" para ambos países. El ministro pidió avanzar juntos en el acuerdo con el Mercosur y "evitar la complacencia" por la recuperación, aprovechando el crecimiento para hacer reformas.
Por la tarde, el portugués recibió las medallas del Congreso y el Senado en una sesión conjunta en el Parlamento donde llamó a "recrear la democracia sin cesar" y finalizó su discurso con un "viva España, viva Portugal", que despertó un largo aplauso del hemiciclo, incluidos los independentistas catalanes, que, en lugar de los lazos amarillos -símbolo de apoyo a los políticos en prisión preventiva-, portaron claveles del mismo color en alusión a la Revolución de los claveles que acabó con la dictadura portuguesa en 1974.