El terrorismo continúa siendo una de las principales preocupaciones de la sociedad a nivel mundial. Las muertes y destrucción causadas por este mal global tienen un efecto directo sobre la economía de nuestro planeta. Pese a que el impacto económico del terrorismo ha disminuido en un 7% a nivel mundial durante el pasado año, es la tercera tendencia más elevada en la historia; más que en el primer pico registrado en el año 2001 tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.
Lo cierto es que la historia reciente está marcada por tres momentos clave en la evolución del impacto económico del terrorismo a escala global. El primero en el año 2001. El segundo en 2007, debido al incremento de los atentados derivados por estallido de la guerra de Iraq en 2004, y el tercero, en 2014, como consecuencia de las intensas actividades terroristas del autoproclamado Estado islámico en Siria e Iraq. De hecho, este último país es el que copa el liderato de los países más afectados económicamente por el terrorismo: Iraq pierde un 24% de su PIB debido a los atentados.
Los cinco primeros países
Según el estudio realizado por el Institute for Economics & Peace sobre el impacto económico del terrorismo en 2016, Iraq es el país más castigado por el terrorismo económicamente. Los atentados afectan a un 24% de su PIB, el que más con diferencia de la lista mundial. El coste por fallecidos supera los 35.000 millones de dólares, los heridos en 525 millones y las destrucción material asciende a los 225 millones de dólares. Le preceden Afganistán, Sudán del Sur, Siria y Libia.
Así, Iraq es el país más afectado por el terrorismo en su economía, pues el segundo clasificado, Afganistán, tiene unas pérdidas del 13% en su PIB. En el caso de Iraq, ocupa la primera posición desde el año 2004, cuando estalló la guerra en el país. Concretamente, desde 2004, el estado ha pasado de 323 atentados a 3.356 en 2016, 10 veces más respecto a hace 13 años.
Algo similar le ha sucedido a Afganistán. El país oriental ha variado entre la segunda y tercera posición, aunque más de diez puntos por debajo de Iraq. Afganistán es el tercero en cuanto a costes por fallecidos, por detrás de de Siria, donde se rozan los 2.500 millones de dólares. Los heridos tienen un efecto de 23 millones de euros, mientras que el coste por destrucción de propiedades se queda en los 47 millones.
A nivel global, se estima que el terrorismo ha tenido un impacto del 10% sobre el PIB mundial, aunque puede ser una estimación conservadora, pues los efectos indirectos del terrorismo solo se calculan para los países que sufren mayores niveles de conflicto.
Siria es el cuarto país de la tabla con efecto del terrorismo sobre su PIB del 6%. El autoproclamado Estado islámico tiene gran parte de la culpa de que el terrorismo tenga un impacto brutal sobre la economía del país. De hecho, en este caso reside la principal diferencia, con un país que ha pasado del puesto número 121 en el año 2003 al 4 en 2017, aunque el mayor cambio se produjo entre los años 2011 y 2012, momento en el que Estado Islámico comenzó a ganar poder y presencia.
Libia es el quinto en el ranking. Al igual que en Siria, el terrorismo tiene un efecto del 6% sobre su PIB. La Primavera Árabe del año 2011 tuvo una gran influencia en el país mediterráneo. El país pasó de no tener ninguna influencia registrada del terrorismo en su PIB al puesto número 24 en 2012.
Como balance final, Iraq es el país que más atentados ha sufrido en su territorio, con un total de 21.950 entre 2003 y 2016. Le sigue Afganistán con 11.116 y Libia con 2.039. Siria y Sudán del Sur cierran el ranking de los cinco primeros con 1.803 y 171 respectivamente. El atentado con bomba es el método mayoritario empleado por los terroristas. Desde 2003, Iraq ha sufrido un total de 16.308 atentados por artefacto explosivo, lejos de los también abrumadores 5.579 que han asolado Afganistán. El asalto armado y el secuestro son la segunda y tercera tipología de atentado mayoritaria desde el año 2003.