País Vasco

El coste económico del terrorismo de ETA superó los 25.000 millones

  • El número de empresarios extorsionados superó las 10.000 personas
  • Lo más rentable para la banda terrorista eran los secuestros
Atentado de ETA contra Jose Maria Korta, presidente de la patronal gipuzkoana Adegi.

Además de muchísimo dolor y sufrimiento, ETA ha causado con sus atentados, atracos, secuestros y extorsiones un grandísimo perjuicio económico a Euskadi y al conjunto de España que, en el periodo comprendido entre 1970 y 2003, asciende al menos a 25.000 millones de euros, coste que ha tenido que ser asumido, pagado, por el conjunto de la sociedad. Más noticias en la revista gratuita elEconomista País Vasco

Esta gran cifra se recoge en el libro La bolsa y la vida, un exhaustivo y documentado informe de los daños económicos provocados por la organización terrorista en el que han trabajado durante casi cuatro años nueve especialistas: Martín Alonso Zarza, Pablo Díaz Morlán, Florencio Domínguez Iribarren, Gaizka Fernández Soldevilla, Francisco Javier Merino Pacheco, Borja Montaño Sanz, José María Ruiz Soroa, Doroteo Santos Diego y Josu Ugarte Gastaminza, este último fundador y director de la asociación pacifista Bakeaz y coordinador del libro.

Josu Ugarte explica que con esta publicación "queremos aportar algo de luz sobre un aspecto poco conocido, inexplorado aún con rigor, sobre los efectos económicos que ha tenido la extorsión y la violencia terrorista sobre el mundo empresarial y, por extensión, sobre la economía vasca y navarra". Ugarte señala que los 25.000 millones -a precios actualizados a 2016- es el coste directo que han podido estimar documentalmente, pero aún hay otros costes ocultos, más otros indirectos -proyectos o inversiones que no se llegaron a ejecutar, empresarios que se fueron a otros lugares, etc.- que es mucho más difícil de calcular. Para esos costes indirectos remiten al estudio realizado por los catedráticos Alberto Abadie (Harvard) y Javier Gardeazabal (UPV/EHU), de 2003, que estimaban que se produjo un crecimiento de PIB inferior en un 10% al que hubiera correspondido.

El libro La bolsa y la vida relata los diferentes sistemas que utilizó ETA para financiarse, primero por las aportaciones voluntarias de sus simpatizantes, para enseguida pasar a los atracos y después descubrir el filón de exprimir al colectivo empresarial.

Extorsión a empresarios

A principios de los años setenta, la dirección de ETA comprueba la rentabilidad de extorsionar a empresarios y profesionales, primero a través de cartas de chantaje y después con secuestros para obtener rescates. Hubo periodos en los que llegó a ingresar unos cinco millones de euros anuales.

Hasta 1986, la vía de los atracos proporcionó unos ingresos de 19,5 millones de euros -a precios actualizados de 2016-, mientras que la vía de la extorsión facilitó 21,5 millones, para después ser mucho más rentables los secuestros, que entre 1972 y 1996 aportaron entre 103 y 106 millones de euros. La suma de las tres vías arroja unos 147 millones de euros, cifra que seguramente será mucho mayor, ya que, según explica Ugarte, aún hay periodos de los que por ahora no hay información documental contrastada.

Tras estas cifras, estos fríos números, hay miles de personas. Josu Ugarte explica que entre 1993 y 2010 se estima que los empresarios y directivos extorsionados rondaron las 10.000 personas. Por lo que se refiere a los secuestros en total fueron 49: de ellos, 38 fueron secuestrados y otros 11 además de sufrir captura también fueron tiroteados en las piernas. "Los secuestros tenían una doble función; además de para recaudar dinero, eran una estrategia muy útil para generar más miedo entre los empresarios que quisieran resistirse a no pagar lo que se les pedía en las cartas de extorsión".

En este contexto, son conocidos varios casos que ETA utilizó para mandar una amenaza muy clara a los que no quisieran pagar: así fue con el primer empresario asesinado, Ángel Berazadi en 1976, cuya familia trató de rebajar la cifra del rescate ante la imposibilidad de hacer frente a los 200 millones de pesetas que les reclamaban. Otro asesinato que tuvo un gran impacto fue el del empresario y presidente de la patronal guipuzcoana Adegi, Joxe Mari Korta, que en público y en privado animaba a los empresarios a resistir, a no ceder ante el chantaje de ETA. En agosto de 2000 fue asesinado delante de la puerta de su empresa.

Homenaje a los empresarios

Si nos atenemos a las cifras del libro La bolsa y la vida, el colectivo de empresarios y directivos amenazados y extorsionados superó las 10.000 personas; algunos se fueron del País Vasco y Navarra, mientras que otros se quedaron al frente de sus empresas. El octubre pasado la patronal vasca Confebask, con la presencia del lehendakari Urkullu, organizó un homenaje al colectivo empresarial al que acudió más de medio millar de empresarios y directivos.

En aquel sencillo y emotivo acto se escucharon los duros relatos de dolor y olvido de tres víctimas: Cristina Berazadi, hija de Ángel Berazadi; Kandido Korta, el hermano de Joxe Mari Korta; y María Uria, hija de Inaxio Uria, el último empresario al que mató ETA en 2008 en Azpeitia (Gipuzkoa).

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