Economía

Si China escapa de la trampa, que tiemblen Occidente y sus trabajadores cualificados

  • China adapta la tecnología de Occidente para expulsar a sus empresas
  • Controlará los segmentos más rentables de las cadenas globales de valor
  • Made in China 2025 busca aniquilar a los competidores extranjeros
Foto de Dreamstime

China está intentando escapar de la trampa de ingresos medios. Si el dragón logra abandonar esta jaula figurada su fuego podría terminar calcinando a los países que le han dado de comer durante años. Europa, EEUU, Japón o Corea del Sur sufrirán de una forma directa la competencia del gigante asiático en la industria de alta tecnología, lo que puede repercutir en sus economías y mercados laborales.

Las reformas aperturistas aprobadas en China a partir de 1978 para sumarse a la globalización supusieron la entrada de cientos de millones de chinos a la fuerza laboral del mundo. Este hecho ha podido influir de forma considerable en la desaparición de determinados puestos de trabajo (casi todos rutinarios y de baja cualificación) en Occidente que se han trasladado hacia Asía en las últimas décadas, permitiendo a países como China salir de la pobreza y pasar a formar parte de los países con una renta per cápita media.

La transformación ha sido increíble, en menos de 40 años China ha pasado de ser un país predominantemente agrario y con 250 dólares de renta per cápita a ser un gigante industrial y rebasar los 8.000 dólares de renta. La etapa de la industria ligera parece estar tocando techo, ahora Pekín pretende seguir los pasos de Japón o Corea del Sur y convertirse en una economía puntera, lo que supone una nueva 'amenaza' económica para Occidente, pero esta vez para los trabajadores cualificados y el sector tecnológico.

¿Qué es la trampa de ingresos medios?

La trampa de los ingresos medios ha afectado a decenas de países. Este fenómeno se suele producir en economías que crecen muy deprisa (crecimiento basado en la inversión) durante una etapa, pero cuando alcanzan un desarrollo intermedio se estancan y no terminan de converger con las economía desarrolladas, normalmente porque la asignación de los recursos no ha sido la más eficiente durante la etapa de mayor crecimiento.

Si China consigue dar este paso y escapar de la trampa de ingresos medios para convertirse en una economía orientada hacia la producción de tecnología y bienes de alto valor añadido, el gigante asiático podría volver a 'robar' a Occidente otros cuantos millones de empleos, pero en esta ocasión en sectores de alta cualificación y productividad.

Edmund Phelps, Nobel de Economía 2006, comenta en un análisis publicado en Project Syndicate este martes que "cada vez más empresas chinas están tomando conciencia sobre la innovación para llegar a (y permanecer en) en la vanguardia de la economía mundial. Varias empresas (especialmente Alibaba, Baidu y Tencent ) lograron grandes avances... mientras que las empresas industriales se han desplazado recientemente hacia el uso de robots e inteligencia artificial". Estos sectores suelen estar dominados por empresas establecidas en Occidente, que ahora se enfrentan a un nuevo rival que ha demostrado ser muy fuerte.

Sectores en peligro

China amenazará, sino ha comenzado ya, a Silicon Valley o las industrias más importantes de Alemania, Japón o Corea del Sur. Un trabajo publicado hace un año por varios economistas del Mercator Institute for China Studies (MERICS) advierte de que la estrategia Made in China 2025 abarca todos los sectores e industrias de alta tecnología que en la actualidad "contribuyen y mucho al crecimiento económico en los países desarrollados como pueden ser la automoción, aeronáutica, maquinaria industrial, robótica, alta tecnología marítima, de vehículos eléctricos o de dispositivos médicos".

El desarrollo en China de este tipo de industria y tecnología podría ser beneficioso para los países desarrollados, si las reglas del juego fuesen las mismas para China y Occidente, y el marco económico fuese de cooperación y competencia leal, "sin embargo, Made in China 2025  tal y como está planteado en la actualidad representa exactamente lo opuesto".

Según los economistas de MERICS, China tiene pensado intervenir de forma sistemático en sus mercados para beneficiar y facilitar el dominio de las empresas del país frente a las extranjeras. Aunque resulte paradójico, estas firmas foráneas son ahora mismo las que proveen la mayor parte de los bienes de alta tecnología que van a impulsar el gran salto económico de China.

"Esto se puede ver en el funcionamiento de la industria inteligente así como entras industrias de alta tecnología. En esencia, Made in China 2025 tiene como objetivo la sustitución total: China busca reemplazar de forma gradual a los competidores extranjeros por la tecnología fabricada en casa y preparar el terreno para que las empresas tecnológicas chinas entren en los mercados internacionales", según señalan los expertos de MERICS.

Phelps también incide en este apoyo de Pekín que podría considerarse como competencia desleal: "El gobierno de China respalda de manera evidente a las empresas chinas que desarrollan una capacidad para producir innovaciones autóctonas. Sin duda, reconoce que tales innovaciones son aún más valiosas cuando el nivel de innovación se mantiene débil en Occidente, lugar donde el crecimiento en la productividad total de los factores (PTF) ha continuado con su larga desaceleración", sostiene el Nobel de Economía.

A modo de conclusión, los economistas de MERICS sentencian que "China quiere obtener el control de los segmentos más rentables de las cadenas globales de valor. Si tiene éxito, Made in China 2025 acelerara la erosión del liderazgo tecnológico de los países industriales en todos los sectores. Los gobierno de Europa y EEUU se están dando cuenta de que la modernización tecnológica de China es un desafío crucial".

¿Logrará China escapar de la trampa?

Saber si China superará la trampa de los ingresos medios y llegará a ser un país absolutamente desarrollado es algo que sólo se sabrá con el tiempo. Lili Wang y Yi Wen, economistas de la Reserva Federal de San Luis (EEUU), argumentan en el trabajo 'Escapando de la trampa de ingresos medios' que China lo tiene todo para superar este obstáculo en el que han quedado atrapados muchos países de Suramérica o de Europa del Este.

"La rápida industrialización de China tras las reformas promercado ha seguido la misma secuencia que vivió Japón y los tigres asiáticos, a través de una mejora gradual del sector industrial desde las áreas rurales hasta las urbanas, desde la industria ligera hasta la pesada, desde las manufacturas intensivas en factor trabajo hasta las intensivas en factor capital y desde la imitación tecnológica hasta la innovación", señalan los economistas de la Fed de San Luis.

Dichos expertos concluyen que el análisis realizado muestra unos resultados optimistas "que predicen que China saldrá de la trampa de ingresos medios. El envejecimiento de la población, los problemas medioambientales y una deuda creciente respecto al PIB no evitarán que China llegue a ser una país con elevados ingresos".

Los economistas de MERICS también creen que China logrará dar el salto y este cambio de modelo productivo moldeará la estructura del sector industrial y la competencia global. A pesar de la desaceleración del crecimiento en Pekín y de los obstáculos a los que se enfrenta, un número importante de firmas chinas llegarán a ser muy competitivas y estarán a la cabeza de la innovación mundial.

"Esto plantea un número importante de retos para los países industriales y las empresas a nivel internacional. La política industrial de China tiene como objetivo alcanzar el liderazgo tecnológico mundial, que actualmente representa el principal pilar de crecimiento de los países desarrollados".

Los expertos de MERICS ponen un ejemplo que se podría reproducir en el futuro a mayor escala y que resume el contenido de este artículo. La empresa estatal China National Non-Ferrous Metals compró en los años 90 al fabricante estadounidense de imanes Magnequench. Los ejecutivos e ingenieros chinos 'absorbieron' la tecnología de la empresa y su mecánica de trabajo, tras lo cual abrieron varias instalaciones en China y cerraron la factoría de EEUU. Tras este movimiento, China se convirtió en el mayor fabricante de imanes del mundo, mientras que la producción de este componente ha caído a niveles insignificantes en EEUU.

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