Economía

El alejamiento entre Londres y Bruselas complica la futura relación tras el Brexit

  • La trifulca sobre Irlanda del Norte amenaza la asociación que esbozará May
Theresa May, primera ministra de Reino Unido.

Por mucho que Downing Street se empeñe en asegurar que la reunión de ayer entre Theresa May y Donald Tusk fue "positiva y constructiva", lo cierto es que las posturas entre Londres y la Unión Europea vuelven a alejarse. Esta semana, la UE publicó el borrador con los detalles del divorcio, que incluye la propuesta de que Irlanda del Norte continuase en la unión aduanera si Londres no proponía alternativas. May ha reaccionado con otro golpe de timón, con el que parece fijar la postura de su Ejecutivo con los partidarios del Brexit más duro.

La reunión de ayer precedió al crucial discurso que pronunciará hoy May sobre su visión para la futura relación con la UE. Según fuentes europeas, Tusk (consejo europeo) "ha sido informado repetidamente de las líneas rojas de los británicos", que incluyen tanto la salida definitiva del mercado único como de la unión aduanera. Con un divorcio que no termina de encarrilarse, y un periodo de transición en el aire, la discusión sobre la futura relación que arrancará hoy con la propuesta de May parece casi ciencia ficción. Máxime cuando los europeos ven "ilusorias" las ideas de la británica para mantener una relación especial en áreas como los servicios financieros. "Reino Unido se cierra las puertas, una por una, y el único modelo posible que permanece es un acuerdo de libre comercio", le recordó el negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier.

Líneas rojas

May ya ha cruzado una de las líneas rojas que estableció durante su visita a China en febrero, al anunciar por medio de un documento filtrado que los europeos que decidan trasladar su residencia a Reino Unido durante los dos años de transición podrían optar a un permiso de residencia temporal de cinco años. En última instancia, esto les podría permitir residir de forma permanente con los mismos derechos que quienes llegaron antes de que se produjese el Brexit. Esta concesión resulta insuficiente para Barnier. Los británicos aún tienen que aceptar que sea el Tribunal de Justicia de la UE quien vigile la protección de los derechos, incluido el de permanencia también si llegan durante el periodo transitorio.

En un discurso ante la patronal europea, Barnier recordó sus palabras de la víspera de limitar el periodo puente a dos años y la posibilidad de que Irlanda del Norte quede incluida dentro de la unión aduanera que rechaza May. Una opción que cayó casi como un casus belli en las islas, al considerar que los 27 socios quieren alterar el orden constitucional británico al anexionarla al resto de Irlanda.

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