Economía

La fiebre de la minería de criptomonedas pone en jaque la investigación espacial

  • Las tarjetas gráficas están agotadas y sus precios se inflan
Imagen: EFE

Si los extraterrestres no quisieran que les descubriésemos, estarían celebrando la locura por las criptomonedas que se ha desatado en el mundo desarrollado desde hace unos meses. ¿Tienen algo que ver los bitcoins con los alienígenas? Aunque no resulte obvio, la respuesta es afirmativa.

Distintos equipos de investigadores astronómicos están denunciando la falta de tarjetas gráficas, unos dispositivos imprescindibles para analizar y cotejar grandes cantidades de datos y que resultan vitales para proyectos de exploración de los confines del universo. El motivo de que escaseen estos chips hay que buscarlo en la minería de criptomonedas, que también requiere de ellos para lograr importantes beneficios.

En el procedimiento de 'extracción' de bitcoins o ethereum se necesita poner en funcionamiento ordenadores con gran potencia y tarjetas gráficas capaces de analizar volúmenes ingentes de datos que vayan hallando las preciadas unidades de la tecnología blockchain. Debido al aumento del valor de las criptomonedas en los últimos meses, alcanzando sus precios máximos a finales de 2017, más personas se han interesado en ellas como fuente de beneficios y se han lanzado a la minería para su extracción. Como resultado, la demanda de tarjetas gráficas se ha disparado, inflándose los precios hasta el doble en algunos casos, y agotándose para su suministro, en otros.

Según relata BBC Mundo, dos proyectos de investigación de vida extraterrestre conducidos por la Universidad de Berkeley se encuentran paralizados a la espera de recibir estos procesadores de datos. Se trata de dos observatorios: el de Green Bank, de Virginia Occidental; y el de Parkes, en Australia. Los científicos quieren aumentar la capacidad de estos telescopios, y tienen el presupuesto autorizado para ello, pero ningún proveedor puede surtirles de las tarjetas gráficas que necesitan al estar agotadas.

También se encuentra afectado el telescopio HERA, situado en Sudáfrica, un proyecto de colaboración entre EEUU, Reino Unido y Sudáfrica que tiene problemas para pagar los chips al precio al que se los ofrecen: el doble de hace tres meses. Las tarjetas de su telescopio han pasado de costar 500 dólares a 1.000.

Los investigadores temen que algunos de sus proyectos queden estancados por la inflación de sus presupuestos o por falta de material para llevarlos a cabo.

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