
El grupo chino Wanda se ha desecho de su participación en el Atlético de Madrid, un 17%, y se lo ha vendido al grupo Quantum Pacific, del multimillonario israelí Idan Ofer. Ofer ya poseía desde noviembre de 2017 el 15% del club, con lo que ahora es dueño del 32%, casi un tercio del equipo madrileño. Pero, ¿quién este empresario? ¿A qué se dedica y por qué su interés en el Atlético de Madrid?
Ofer se hizo conocido en el fútbol español antes de entrar en el accionariado rojiblanco. Y todo por culpa de Cristiano Ronaldo, la estrella del eterno enemigo, del Real Madrid. En 2013 pagó 600.000 euros por una réplica del Balón de Oro que había ganado CR7 ese mismo año. Lo hizo en su participación en una subasta benéfica. Es sólo una muestra de su afición al deporte rey... y de su potencial económico.
Su fortuna, cuenta Marca, se estima en casi 3.000 millones de euros y para Forbes ocupa la posición 630 de los hombres más ricos del mundo. El dinero le viene de familia. Revela El País que su padre, Sammy Ofer era dueño de un imperio naviero y comercial que el nuevo mecenas del Atlético heredó, junto a su hermano Eyal, cuando el patriarca de la familia falleció en 2011.
Ese año Idan Ofer trasladó su residencia fiscal de Israel, donde nació (es natural de Haifa, al norte del país) a Londres, algo que le valió ataques duros por parte de la prensa israelí, que lo acusó de esconder con este movimiento su deseo de pagar menos impuestos. Allí, en la City, se ahorra el 50% de lo que antes pagaba.
Filántropo y pacifista
Además de un empresario exitoso y de un aficionado fanático del fútbol, Idan Ofer es también un filántropo reconocido y activista del pacifismo en su país.
A lo primero le dedica buena parte de su fortuna. Invierte cantidades ingentes en la London Business School, en la que se formó en su juventud, y también a la universidad de Harvard. Son muchos los estudiantes de este centro que se han beneficiado de su dinero con becas impulsadas por él mismo.
Al pacifismo también le dedica importantes sumas de dinero, aunque lo hace de forma mucho más discreta. En 2011, por ejemplo, formó parte de una delegación que se reunió con Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina y que lo hizo sin pompa ni fuegos de artificio, en la sombra de la más absoluta normalidad.