
Luis de Guindos es candidato a la Vicepresidencia del BCE. Su nombramiento marcaría la vuelta de España a la primera línea de las instituciones europeas tras años de ausencia. Ministro de Economía desde 2012, sostuvo el timón en los peores momentos de la crisis, cuando el naufragio del sector financiero amenazaba con sacar a España de la zona euro. En 2015, su candidatura a la Presidencia del Eurogrupo fue descartada a favor de Jeroen Dijsselbloem, a pesar de un pacto con Berlín que había prometido apoyar su nombre. Guindos estima ahora que, con la recuperación del crecimiento español, ha llegado su hora.
¿Supone la conmoción en los mercados una amenaza capaz de hacer reaccionar a los bancos centrales?
Esta volatilidad actual de las bolsas se debe a un efecto de ajuste tras seis trimestres al alza. Los mercados están anticipando un endurecimiento de la política monetaria americana, que podría ser mayor de lo previsto.
¿La inflación en la eurozona alcanzará el objetivo del BCE?
El crecimiento del euro es el mejor de los últimos diez años y las perspectivas son favorables. Llegaremos pronto a una inflación cercana al 2%. Se abre una extraordinaria ventana de oportunidades para que avance el proceso de integración europeo, y debemos aprovecharla.
Se dice que si el vicepresidente del BCE es de un país del Sur, el presidente será elegido del Norte. ¿Está preparado para formar parte del equipo del alemán Jens Weidmann?
No es una obligación. El presidente actual, Mario Draghi, es italiano y el vicepresidente, Vitor Constâncio, es portugués. Jean-Claude Trichet coincidió con el griego Lucas Papademos. No es una cuestión de Norte o Sur, lo importante es un equipo que conozca la función de la política monetaria y el contexto europeo, y que sepa defender el proyecto de integración.
¿Qué opinión le merece la acción del BCE durante los últimos dos años?
La eficacia de la política monetaria ha sido uno de los factores de crecimiento, gracias a los tipos de interés bajos y a las medidas extraordinarias, como el programa de compra de títulos. Pero la política monetaria no es todopoderosa. Son fundamentales las reformas para aumentar la competitividad y la productividad.
¿Está con los 'halcones', partidarios de una política monetaria menos acomodaticia, o con las 'palomas'?
No me defino en esos términos. Puedo hablar de cómo España ha demostrado que cuando se llevan a cabo reformas para sanear el sector financiero y mejorar el mercado laboral, dan resultados. España partía de una situación muy difícil y ahora experimenta un crecimiento de más del 3% desde hace cuatro años, con la creación de 500.000 empleos al año. La política monetaria ha ayudado, pero ha sido preciso el establecimiento de otras políticas para que los impulsos monetarios llegaran a las familias y a las empresas.
¿Será necesario prorrogar la compra de títulos? ¿Esta 'flexibilización cuantitativa' ha provocado distorsiones en los mercados y retirado la incentivación para hacer reformas?
No voy a dar mi opinión sobre decisiones políticas futuras mientras sea candidato. La política de flexibilización cuantitativa es un instrumento temporal, al igual que los tipos de interés negativos. Esto no ha provocado distorsiones, puesto que las compras de títulos no han sido selectivas, han afectado a todos los países en función de su peso. En España, hemos asistido al impacto sobre la prima de riesgo. Subió por encima de los 600 puntos en 2012, se sitúa ahora bajo los 70. La política monetaria ha sido un factor fundamental, pero no único. Confluyen la política del Banco Central, las reformas, los esfuerzos de reducción del déficit y la recuperación de la confianza.
¿Cuáles deben ser los pasos para que avance la integración europea?
La estrategia debe combinar el avance en el proceso de integración y los nuevos instrumentos para limitar la generación de riesgos asimétricos. Esto supone acabar la Unión Bancaria, mediante la instauración de un sistema único de garantía de depósitos, al igual que disponemos de un Fondo Único de Resolución y de un Mecanismo Único de Supervisión.
Debemos dotarnos de mecanismos para evitar la controversia entre los países deudores y los acreedores que consideran que si mutualizamos los riesgos los colocaremos en una posición arriesgada. Lo primero es avanzar hacia la eliminación de los créditos dudosos. Es importante que los bancos europeos cuenten con colchones para no tener que inyectar dinero público en caso de dificultades. Es necesario que hagan el esfuerzo de emitir deuda subordinada para que, en caso de problemas, sean los accionistas y titulares de esta deuda quienes hagan frente.
¿Está a favor de un ministro de Finanzas para la zona euro?
Totalmente. Absorbería funciones de presidente del Eurogrupo y del comisario de Finanzas. También hay que transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) en un fondo monetario europeo que centralice la evaluación de las políticas de los países miembros, así como la evaluación de la política presupuestaria, en coordinación con la Comisión. La misión del Eurogrupo es avanzar en la combinación de la Unión Bancaria y del Mede. Soy optimista y estimo que en junio podremos presentar una propuesta.
Algunos reivindican la eliminación del límite del 3% de déficit para sustituirlo por una regla de gasto.
Lo importante es que todos hemos hecho un gran esfuerzo para ajustar las cuentas públicas. Portugal salió en 2017 del procedimiento de déficit excesivo, Francia saldrá este año, y espero que España también. Cabe preguntarse sobre la manera de leer la política presupuestaria. Habría que añadir a los indicadores el ratio de deuda pública sobre el PIB.
¿Qué balance hace de sus seis años como ministro de Economía?
Seis años que parecen sesenta... Los años 2012-2013 fueron muy difíciles. Estuvimos al borde del hundimiento. Nuestro sistema bancario no ofrecía confianza, había importantes salidas de depósitos, era imposible financiar el Tesoro español en el contexto de una profunda recesión, con un déficit público muy elevado, del 9,6% en 2011. Nadie creía los balances de los bancos. Todo esto nos conducía a un plan de rescate e incluso a la salida del euro. Actualmente, estamos entre las grandes economías de la zona euro que más crecen. Hemos realizado grandes esfuerzos para ajustar las cuentas, hemos iniciado reformas para favorecer la productividad y hemos reactivado el empleo, lo que nos ha permitido reducir la tasa de paro más de 10 puntos.
Portugal ha salido del déficit excesivo antes que España...
El país ha despegado y esto le ha permitido abordar los recortes salariales y de las pensiones saliendo del procedimiento de déficit excesivo... antes que nosotros, sí. Nos alegramos, puesto que estamos todos en el mismo barco, el del euro. Portugal vivió años muy difíciles en el momento del programa de ayuda. La Troïka hubiera podido mostrar más sensibilidad política hace cinco o seis años, con Portugal, al igual que con Irlanda, Grecia o Chipre. Hemos aprendido mucho durante la crisis de la deuda, y actualmente contamos con más instrumentos para hacerle frente. Pronto tendremos la Unión Bancaria, espero que avancemos hacia la unión presupuestaria y hacia una mejor organización institucional
¿Cómo valora el rescate del sector bancario español, que deja una factura de 60.000 millones de euros?
Sin este rescate, íbamos derechos al rescate completo, incluso a la salida del euro. La alternativa era permitir la quiebra de las antiguas cajas de ahorro, lo que hubiera sido espantoso y habría generado una ola de incertidumbre incontrolable, que nos habría puesto contra la pared. Cabe calcular el dinero inyectado y recuperado, pero podemos hacer también una lectura macroeconómica. Hoy España crece un 3,1% y la economía está saneada. Hemos recuperado 10.000 millones y nos queda vender Bankia, lo que haremos progresivamente de aquí a finales de 2019.
Los indicadores son buenos, pero las cicatrices de la crisis siguen ahí y los salarios continúan siendo bajos...
El principal factor de desigualdad y de pobreza ha sido el paro. El país arrojó en los peores momentos de la crisis un 27%. Actualmente, ha disminuido más de 10 puntos pero, para que las cicatrices de la crisis desaparezcan, España necesita crecer dos años más al ritmo actual y continuar creando de 400.000 a 500.000 empleos al año. A partir de ahí, asistiremos a una normalización de la evolución salarial.
Ocho meses después de la resolución de Banco Popular, la operación está impugnada. ¿Qué opina?
La mejor solución sería publicar el informe de Deloitte, pero ha sido encargado por el Consejo de Resolución Única (CRU), esto no depende de mí. La resolución de Banco Popular se ha producido aplicando los principios de la Unión Bancaria, por decisión del CRU, sin inyectar ni un euro de dinero público. Los depositarios no han perdido nada y no se ha producido un efecto de contagio.
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