
"¿Estresado por tener que hacer tu Trabajo de Fin de Grado (TFG)?", "¿No tienes tiempo suficiente?", "¿No sabes ni por dónde empezar?" Mensajes de este tipo inundan páginas web y anuncios en portales de compraventa dirigidos a los estudiantes universitarios.
El mercado de la compraventa de TFG, TFM (Trabajo de Fin de Máster) o Tesis Doctorales es una escurridiza economía sumergida de la red. Por ello, estos dos redactores decidieron iniciar una investigación con el objetivo de comprobar cuán de vasto era este mercado y ver hasta dónde podíamos llegar.
En primer lugar, y por medio de un anuncio falso publicado en uno de los portales de compraventa más famosos de internet, Milanuncios.com, iniciamos nuestra investigación bajo un nombre ficticio, 'Marcos Aguado', estudiante de cuarto de Magisterio en la Universidad Complutense de Madrid y que necesitaba, con urgencia, un TFG para presentarlo ante su tutor en la fecha establecida. Lo cierto es que al principio estábamos dubitativos; en la propia página escasean los anuncios de venta de TFG o TFM, la mayoría ofrecen ayuda o asesoramiento. Sin embargo, la realidad es que los interesados no tardaron en responder a nuestro cebo.
La primera en responder -el mismo día de publicar el anuncio- fue María: "Tengo experiencia desde hace varios años en la redacción de trabajos de fin de grado [...] Tengo trabajos ya hechos y podría venderte alguno'. La primera toma de contacto era satisfactoria. Otra interesada es C. María, mucho más extensa que nuestra primera opción. Nos explica que es graduada en educación primaria por la Universidad Complutense de Madrid. Además, es funcionaria en la Comunidad de Madrid. Afirma que tiene "experiencia en este ámbito" porque ya ha ayudado a alumnos en la Comunidad Valenciana.
Contactamos con María para que nos explique cómo sería la metodología de trabajo. Mediante un correo electrónico, nuestra interesada explica que ella realizaría el trabajo entero, y dependiendo de la extensión y cobraría un precio que oscilaría entre los 200 - 350 euros. Ana también contacta con nosotros. Nos pide un presupuesto y dado que contábamos con la tarifa que nos había comentado anteriormente María, le explicamos que contamos con 200 - 300 euros. Está conforme y nos pide que le comentemos las pautas que nos ha dado la universidad y el tiempo con el que cuenta para realizar el trabajo. Además, también nos cita -si hiciese falta- en su casa para realizar el pago o los pagos, según como nosotros prefiramos.
Miriam contacta con nuestro anuncio al día siguiente y aporta nuevos datos: "Soy profesora de magisterio y he realizado muchísimos trabajos de esta carrera [...] Mándame un wassap [sic] y me das más información". Sin tiempo a responder, nos vuelve a pasar más información: "Para que te hagas una idea un TFG sobre la educación inclusiva de 30 páginas unos 300 euros a pagar en 3 veces". Una oferta similar es la de Soraya. Con una brevedad extrema en sus respuestas, nos responde "300 euros" para un trabajo de 30 hojas y con entrega para el mes de febrero.
Cinco días después nos contacta Alberto, posiblemente uno de los interesados más especiales con los que nos hemos topado: "Soy neurólogo y psicólogo y elaboro TFG [...] Lo elaboro completamente original y para nota por un precio de 600 euros, 300 euros en un primer pago en cuenta donde aparecerán mis datos personales verificables y a la entrega del trabajo el segundo pago". De estos primeros ofrecidos para realizar nuestro TFG ficticio de Magisterio podemos concluir que existe diversidad de ocupaciones y tarifas. Pese a estar ocupados en su día a día, no hay duda de que los sobresueldos están garantizados gracias a este segundo 'trabajo', especialmente cuando no existe ningún control sobre estos pagos.
La cascada de propuestas para realizar nuestro trabajo no cesa e, incluso, nos contactan desde el extranjero: Lola nos explica que está realizando un doctorado en París y que es licenciada en Filología Hispánica. Nos pide que nos pongamos en contacto con ella y nos reafirma que se le da "muy bien la realización de estos trabajos". Le enviamos un mensaje y hablamos sobre cómo sería la realización del trabajo, a lo que nos responde que nos cobraría "400 euros" a plazos, ingresando diferentes cantidades según nos hiciese llegar cada parte del TFG.
Poco después, entra en nuestro correo un mensaje de Fran: "Soy maestro, he aprobado recientemente las oposiciones [...] Podría venderte el mío para tenerlo de modelo, tutorizarte via skype y corregírtelo por email o bien realizarlo completamente de acuerdo con unos matices que tu me dijeras para orientarlo". Del mismo modo que con Lola, contactamos con Fran y le preguntamos sobre las condiciones y nos responde que podría vendernos el suyo, con el que sacó "matrícula de honor", o bien hacérnoslo desde cero. Si el suyo tuviese algo que ver con el nuestro, apunta, "podría ser más económico".
"Sólo tuve que hacer la presentación y nada más"
Por otro lado contactamos con Jesús, un alumno de grado que compró su trabajo final a un particular, para ello realizó el mismo modus operandi que nosotros en nuestra investigación: "Puse un anuncio en un tablón y me llegaron bastante correos donde distintas personas se ofrecían a hacérmelo".
También nos facilitó información sobre los métodos de pago y podemos ver como coinciden con los datos que fuimos recopilando: "Pactamos 250 euros que se podían pagar a plazos".

Dos anuncios que aparecen en la página de anuncios Milanuncios.com.
La persona con la que contactó en cuestión era un profesor de un instituto madrileño que realiza dichos trabajos con el fin de sacarse un sobresueldo en determinadas épocas del año. Como veremos más adelante, esto es una práctica a la que cada vez acuden más profesores.
A su vez, Jesús afirmó que solo tuvo que realizar el PowerPoint de dicho trabajo y llevar a cabo su pertinente presentación: "Sólo tuve que hacer la presentación y nada más".
Un profesor de instituto, que prefiere mantenerse en el anonimato, nos explicó que es una práctica normal entre muchos docentes: "Muchos profesores optan por esta opción dado a las precariedades que estamos viviendo en los últimos años en nuestro sector, no lo apoyo pero lo veo normal, a su vez esta práctica también ha crecido en parte por el plan Bolonia".
Como vemos muchos de los profesores se excusan en los recortes que están viviendo en los últimos tiempos y por los numerosos cambios sufridos en el sistema educativo que propicia que este tipo de práctica sea cada vez más común.
Un mercado descontrolado
¿Y cuál es la opinión de las universidades? Es evidente que más de un alumno habrá colado uno de estos trabajos a sus tutores de TFG y así nos lo reconoce Ángel L. Rubio, vicedecano de Estudio y Calidad de la Facultad de Ciencias de la Información de Universidad Complutense: "Me consta que es algo que existe y que seguramente se esté dando en todas las universidades. En la UNED es algo de los más habitual". Sin embargo, pese a que las universidades cuentan con programas informáticos para detectar el plagio en cualquier trabajo, reconoce que es algo "difícil de controlar" pese a que "se intenta regular y evitar el plagio de contenidos".
Según explica Rubio, la mayoría de profesores universitarios le aseguran que no aceptan "ningún trabajo sin que haya habido un cierto seguimiento de los mismos", aunque del mismo modo asegura que le consta que las páginas web y particulares realizan este "tipo de seguimiento", porque son "conscientes de que es un situación verdaderamente difícil de controlar". Sobre este aspecto, nos percatamos que la explicación de Rubio no cuadra con los que comentaba anteriormente Jesús rodríguez, quien solo tuvo que preparar un PowerPoint y "nada más", sin ningún tipo de seguimiento, aunque, lógicamente, cada universidad tendrá su propio funcionamiento.
A su vez, las universidades tienen su propia legislatura interna para regular todos los casos posibles relacionados con este tema.
Marco legal
Los trabajos de fin de grado según dicta el artículo 12.7 del Real Decreto 1393/2007 : "son trabajos obligatorios para los estudiantes de Grado que deben realizarse en la fase final del plan de estudios y están orientados a la evaluación de competencias asociadas al título".
Los TFG's como podemos ver, están destinados única y explícitamente a los alumnos, es un método de evaluación sobre los conocimientos y competencias adquiridas durante la carrera.
Todo trabajo comprado constituiría un delito de plagio aunque se lo cediera el autor, sería un tipo de plagio consciente debido a la compra deliberada de este.
Un nuevo futuro
El último paso de la investigación ha sido echar un vistazo rápido a las nuevas tecnologías capaces de controlar la compra venta de TFG's por parte de los alumnos en distintos tipos de trabajo.
Existen programas capaces de detectar si has copiado una sola frase de la web a través de herramientas que basan su uso en algoritmos y cálculos booleanos que lo que hacen es rastrear la red en búsqueda de similitudes.
Así pues la Universidad de Málaga tiene su propio software anti-plagio llamado Ephorus el cual lo ponen a disponibilidad de todos en su web. Al igual que esta Universidad hacen lo propio muchas otras las cuales buscan que sus alumnos no tiren de picaresca y aprendan a hacer sus trabajos ellos solitos.
Pero en lo referente a lo que nos atañe que es la compra y venta de trabajos de fin de carrera, máster o tesis doctorales como comentó Ángel Rubio lo más efectivo es la supervisión del profesor para evitar cualquier tipo de plagio.
Algunas universidades han optado por la creación de campus virtuales especiales en los que el alumno va subiendo progresivamente el trabajo en cuestión con el fin de que el profesor vaya comprobando progresivamente si realmente existe posibilidad de plagio o no.
Con todas las pruebas sobre la mesa, podemos concluir que, efectivamente, el mercado de compraventa de TFG's y TFM's es una realidad; una realidad compleja y difícil de controlar para las universidades y que, evidentemente, son conscientes de que alumnos de sus centros habrán realizado el trabajo más importante de la carrera, el que da acceso al título, recurriendo a estos servicios. Los particulares sacan una considerable cantidad de dinero en negro, que va desde los 200 a los 600 euros, según los casos que hemos recopilado. Nosotros solo hemos investigado mediante un anuncio falso en una de las carreras más cursadas de nuestro país, aunque es seguro que el mercado es mucho más amplio si juntasemos todas las de nuestra geografía; es decir, decenas de delitos por plagio inundan las universidades españolas. ¿Estarías dispuesto a comprar tu futuro por más de 200 euros?