La Comisión Europea revisa las estimaciones de crecimiento para la economía española en 2018 al 2,6% frente al 2,5% anterior y mantiene la previsión de incremento del PIB al 2,1% en 2019. l Luis de Guindos será el candidato de España a la vicepresidencia del BCE
El Ejecutivo comunitario advertía el pasado mes de noviembre que la crisis política en Cataluña podía pasar factura al crecimiento del conjunto del país. Las previsiones de invierno de la Comisión Europea, pasadas ya la aplicación del 155 de la Constitución y con las elecciones celebradas en diciembre, contemplan un impacto limitado en la economía y una mejora en las previsiones para este ejercicio.
"Aunque las consecuencias para el crecimiento de los recientes eventos en Cataluña han permanecido contenidas, los acontecimientos futuros podrían tener un impacto, cuyo alcance no puede ser anticipado en este momento", ha advertido el Ejecutivo comunitario en sus previsiones macroeconómicas de invierno.
Bruselas mejora en una décima la estimación al 2,6% y se convierte en la institución más optimista respecto a España, incluso por encima de los cálculos del propio Gobierno.
Actualmente, el Ministerio de Economía estima que la economía crecerá al 2,3% para este año, aunque Mariano Rajoy ya ha anunciado que mejorará la previsión al 2,5%. Por su parte, el pronóstico del Banco de España es de un incremento del PIB del 2,4%.
Además, Bruselas mantuvo sus estimaciones para 2017 en el 3,1% y para 2019, en el 2,1%, con lo que España crecerá este año y los dos próximos por encima de la media de la Unión Europea (UE).
Argumentos
El incremento de una décima en el PIB estimado para este año se debe al "sólido impulso" registrado en la segunda mitad de 2017, que ha resultado en un mayor efecto de arrastre que el anticipado en las proyecciones pasadas.
En concreto, la Comisión Europea destaca el crecimiento del PIB en el tercer trimestre de 2017 (del 0,8%), gracias al consumo privado, a la "boyante" inversión en equipo y la contribución "positiva pero decreciente" de las exportaciones netas. La expansión en el último trimestre del año se redujo hasta el 0,7%, según las estimaciones preliminares.
Bruselas augura también que el consumo privado se desacelerará por una menor creación de empleo, aunque añade que este componente seguirá siendo el principal elemento del crecimiento del PIB. Sin embargo, señala que existen "señales contradictorias" en datos de paro por por las diferencias entre el paro registrado en las oficinas de los servicios públicos de empleo y la Encuesta de Población Activa (EPA).
"Los indicadores del mercado laboral muestran señales contradictorias, con datos de empleo administrativo con una proyección más positiva que la encuesta de población activa", indica Bruselas.
Adiós a vientos de cola
Del mismo modo, el documento subraya que se "evaporarán" otros factores que apoyaron el aumento del consumo de los hogares en años anteriores, como la mejora de las condiciones de financiación, al tiempo que el incremento de los precios del petróleo puede ser otro "obstáculo" para el consumo.
Finalmente, Bruselas estima que la inflación aumente de nuevo en la primera mitad de este año antes de recobrar una tendencia descendente a finales de 2018, debido a los efectos de base del precio del petróleo, para registrar una media anual del 1,6%.
Sin datos de déficit
La Comisión Europea ha comenzado este miércoles una nueva estrategia de publicación de previsiones, según la cual publicará dos versiones provisionales en invierno y en verano y dos más amplias en primavera y en otoño, en lugar de presentar tres completas a lo largo del año.
Así, las previsiones provisionales únicamente cubrirán datos anuales y trimestrales de PIB y de inflación sobre el año en el que son publicadas y los siguientes, tanto para la UE y la eurozona en su conjunto como para los Estados miembros. Por ello, estas dos versiones no contienen datos sobre déficit público.
Bruselas ha explicado que este cambio alinea la metodología de las proyecciones europeas con las de otras instituciones internacionales, como el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).