Economía

Rato, Solbes y Salgado, los exministros 'que no estaban' en la crisis

  • Sin autocrítica, culpan a sus propios Gobiernos y se escudan en que los acontecimientos fueron imprevisibles

Como si no fuera con ellos, cargando contra sus Gobiernos, haciendo autocríticas las justas, y siempre a toro pasado, o solo admitiendo que los acontecimientos fueron inevitables y, por tanto, se hizo lo que se tenía que hacer en el momento correcto: así fueron grosso modo las aportaciones de tres ministros de Economía pertenecientes a los Ejecutivos de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero a la hora de evaluar ante la comisión de investigación abierta en el Parlamento la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro.

Rodrigo Rato, primero en inaugurar el desfile de protagonistas que circularán durante al menos seis meses por los pasillos del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, no dejo títere con cabeza. Criticó tanto la gestión del expresidente Zapatero, como a su parecer el intrusismo del ministro Guindos para procurar su salida al frente de la presidencia de Bankia, despojándose así Rato de cualquier responsabilidad sobre el agujero que llegó a acumular la entidad.

El que fuera vicepresidente y ministro de los Gobiernos de José María Aznar, exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional y en su última etapa profesional, expresidente de Bankia, culpó directamente al Gobierno de Zapatero de relajar las exigencias a los bancos y provocar una burbuja en el crédito. Rato lamentó que tras su mandato como ministro de Economía se abandonara el consenso político para elegir la Comisión Ejecutiva del Banco de España, a pesar de los acuerdos alcanzados con el PSOE anteriormente para "evitar la politización de la cúpula" del organismo supervisor.

Lamentablemente, dijo Rato, también se abandonaron las provisiones contracíclicas, cayendo de forma intensa durante los años 2005 y 2006, de modo que hasta el propio Banco de España "comprueba la explosión de crédito a partir de 2004, ya que si bien la relación con el PIB no superó el 120 por ciento hasta 2003, este indicador se elevó hasta el 210 por ciento en años posteriores.

El arquitecto de la etapa reformista del presidente Aznar puntualizó en su descarga que no hubo usuarios de Bankia "forzados" por la entidad para comprar acciones. Y no solo eso, sino que la información proporcionada por Bankia a los clientes minoristas durante la salida a bolsa "estuvo totalmente controlada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)".

Respecto al precio de salida a bolsa de Bankia, que llegó a incluir un descuento del 75 por ciento sobre el valor en libros de la entidad, el que fuera presidente recordó que dicho precio estuvo fijado por los bancos colaboradores, si bien acabó reconociendo que se aplicó ese descuento porque "los inversores veían muy arriesgada la operación".

En esa línea argumental, el que fuera vicepresidente insistió en que la salida a bolsa se hizo con todas las garantías y además no había manera de que la CNMV pudiera negarse a esa operación. Y es más, dijo ponderando su trabajo, hasta los máximos responsables de la CNMV y del Banco de España han testificado en la Audiencia Nacional que BFA/Bankia cumplió con todos los requisitos legales, tanto en su constitución, como en su salida al mercado bursátil.

Para mejorar la faena de sus actuaciones en Bankia, Rato defendió que en su etapa no se emitieron preferentes, pues no se permitía su co- mercialización a minoristas.

Recado a Guindos

Pero lo mollar de su intervención sobre Bankia estaba por llegar. Disculpándose de más obligaciones que las ya explicadas, Rato fue directo contra el ministro Luis de Guindos y, por tanto, contra el Gobierno de Mariano Rajoy, a quienes acusó de urdir una campaña política para desplazarlo del cargo con todo tipo de artimañas, pese a que su gestión, según él mismo, fue impecable.

Aseveró que su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, solicitó una inyección de capital adicional para Bankia de 19.000 millones de euros, cantidad que consideró excesiva, pues no cree el expresidente de Caja Madrid y Bankia que fuera necesario ese dinero para sanear una entidad en la que no vio agujeros, y en una operación en la que el Banco de España no participó.

Relató que en su momento se vio forzado a cumplir un plan de saneamiento, obedeciendo las exigencias de Luis de Guindos, quien según Rato se había reunido con sus principales competidores -en referencia a Banco Santander, BBVA y CaixaBank-, cuyos responsables reconocieron su participación en encuentros con el ministro, quien les encargó una provisión de previsiones.

Siguiendo su defensa, mantuvo Rodrigo Rato que la reformulación de las cuentas que él tacha de "ilegal", no se hizo para provisionar, sino como consecuencia de causas sobrevenidas y de la regulación de 2012. En definitiva, que el plan de saneamiento fue a instancias del ministro Guindos, aunque según Rato no era necesario.

Dicho esto, se despachó de nuevo contra el Gobierno de Rajoy. Dijo que éste pidió un rescate económico a Europa, pero Europa solo le apoyó con una asistencia financiera. Rescate que también fue criticado, por el solo hecho de anunciar que el sector financiero español necesitaba 60.000 millones de euros, lo que "afectó a las acciones de los bancos y provocó la salida de los depósitos".

Dando un salto en el tiempo, y con el propósito de limpiar su imagen, deslizó que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, avisó a los medios de que iba a ser detenido, porque buscaban su foto saliendo de su domicilio rodeado de agentes de policía.

En su opinión, el Gobierno de Rajoy propició su detención y que esa foto diera la vuelta al mundo para desgracia suya, por un presunto delito de fraude, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. Su detención -recordó-, la del delito de alzamiento de bienes, sin la cual no habría podido permitirse el registro del domicilio, se cayó en 15 días, y en cuanto a la acusación de delito fiscal, aseguró que lleva tres años esperando que se concrete, pues mantiene que no ha cometido ningún delito.

No contento con las críticas más o menos veladas, el exministro también señaló al titular de la cartera de Justicia, porque en la víspera de su detención, el 15 de abril de 2015, Rafael Catalá reveló sus datos fiscales en un programa de televisión.

Lo cierto es que frente a esta ristra de acusaciones, ni el Partido Popular ni el Gobierno se han mostrado proclives a hacer muchos comentarios. Queda constatada la aclaración del secretario de Estado de Economía y Apoyo de la Empresa, Fernando Jiménez de Latorre, que defendió que el Gobierno evitó el rescate total de la economía y, la del propio ministro del ramo, Luis de Guindos, que amparó el rescate a Bankia para no dañar el sistema financiero español en su conjunto. Y poco más, la del coordinador del general del Partido Popular, Fernando Martínez Maíllo, para quien Rato hizo nula autocrítica y se excedió en el ejercicio de su propia defensa judicial y la del portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, quien ayer reconoció que ni siquiera había escuchado la intervención del pasado martes de Rodrigo Rato en el Congreso de los Diputados.

Un ministro 'ignorado'

Se puede decir que Pedro Solbes Mira, ministro de Economía de José Luis Rodríguez Zapatero de abril de 2004 a abril de 2009, fue el más autocrítico de todos los responsables de esta cartera durante el periodo analizado en la comisión presidida por la diputada Ana Oramas (Coalición Canaria).

Solbes evocó que Zapatero "se apoyó excesivamente en los sindicatos" a la hora de emprender reformas sociales y laborales, evitando de otro modo problemas posteriores, y "no se actuó a tiempo".

Uno de los temas de los que no estoy especialmente contento -detalló- es haber dejado todo el tema social en manos de los agentes. De hecho -admitió haber negado en aquel famoso debate contra Manuel Pizarro (PP) que España estaba atrapada por una fuerte espiral de crisis económica-, este apoyo en los agentes sociales fue uno de los puntos de desacuerdo con Zapatero, pues estaba convencido de que "había margen para poder actuar con una política expansiva "porque parecía que las arcas estaban llenas".

Para Pedro Solbes -dijo este martes, nueve años después de su marcha del Gobierno socialista-, Rodríguez Zapatero debió ser "más valiente para intentar parar el tren", en alusión a una economía que estaba a punto de descarrilar.

Sostiene Solbes que hubo un exceso de confianza en el sistema financiero español en su conjunto, y entonces no se distinguió entre entidades, con lo que se ignoró las debilidades de una parte del sector.

Aun así, justificó que era políticamente difícil iniciar la transformación de las cajas y hubo que esperar a que afloraran los problemas en una entidad, en este caso, en Caja Castilla-La Mancha, para iniciar el proceso. En una de cal y otra de arena, el que también fuera vicepresidente del Gobierno de Zapatero sacó pecho con que el país, después de una larga etapa de crecimiento había logrado con su gestión, no solo reducir el ratio de deuda pública sobre el PIB hasta mínimos históricos sino seguir aumentando las dotaciones a la hucha de pensiones.

Con estos mimbres, manifestó el exministro socialista, la crisis pudo encararse mejor, pero "nadie previó la doble recesión que sufriría la economía en 2011", y personalmente él pensó que gracias a que España formaba parte de la zona euro podría corregir más fácilmente su déficit por cuenta corriente.

Crítico, aunque sin efecto para la posteridad, Solbes defendió que durante la primera legislatura en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cuestionó seriamente la política del boom inmobiliario, pero esas reflexiones cayeron en saco roto.

En opinión de Solbes, en 2004, cuando se iniciaron 800.000 viviendas frente a una necesidad estimada de 450.000, los operadores del sector de la construcción consideraban que era más importante mejorar su posición frente a los competidores. O, lo que es lo mismo, puso el acento, "que la fiesta no terminase". En este sentido, reconoció que las medidas aplicadas para ampliar el acceso a la vivienda no resultaron lo suficientemente eficaces para afectar a la evolución de su precio.

Para coronar su intervención, Pedro Solbes se refirió al controvertido Plan E'-de Rodríguez Zapatero, por el que no ocultó su posición contraria, pues prefería reservar estos recursos por si la crisis se complicaba. Parece evidente que en este caso, el presidente del Gobierno tampoco le escuchó.

De los 'brotes' a lo "correcto"

Elena Salgado cerró la primera entrega de intervenciones de la Comisión que investiga en el Congreso la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro. La exministra que sucedió a su compañero Pedro Solbes fue la más complaciente con la gestión desarrollada en la última etapa del Gobierno de Zapatero. La ministra de los "brotes verdes", como se la conocía (en mayo de 2009 afirmó que los brotes verdes de la recuperación están a punto de llegar a la economía española), defendió que durante la crisis económica "hizo lo correcto", optando por un enfoque gradual, recordando que fue el propio PP el que propuso en el Congreso rechazar un manguerazo "indiscriminado" de ayudas del sector financiero, propuesta apoyada en la Cámara.

En aquel instante, aseveró Salgado, "la estrategia seguida fue la adecuada y la reestructuración del sector se hizo junto con el Banco de España, contando con las entidades". Así que, "no se actuó tarde", dentro de la discusión de si había que intervenir más deprisa y de manera más rápida. Salgado excusó la adopción por su parte de "soluciones transitorias" sobre las entidades afectadas, subrayando que, simplemente por poner en marcha el Frob el Gobierno tuvo que enfrentarse a recursos de inconstitucionalidad por parte de varias comunidades autónomas.

Adelantando que entre sus competencias no estaba supervisar Bankia, Salgado ponderó el Plan E, que según ella frenó el paro unos meses y dio servicios a discapacitados. Las medidas "tenían que ser inmediatas".

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