El ajuste de 20.000 millones no es suficientes para cuadrar las cuentas de Italia. El Gobierno de Paolo Gentiloni se prepara para el debate parlamentario sobre los Presupuestos para 2018 y como es habitual en el país transalpino, el Parlamento promete introducir muchos cambios (son casi 700 las enmiendas avanzadas por el Senado) a las normas diseñadas por el Gobierno. Italia tendrá que acometer un ajuste de 3.500 millones en mayo.
Así, Gentiloni y su ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, tendrán que encontrar un equilibrio entre la estabilidad presupuestaria del país y las numerosas peticiones de los partidos, que ya han empezado la campaña electoral. En el debate que comenzará hoy en la Cámara Alta, las enmiendas a los Presupuestos se entrelazarán con la búsqueda de aliados por parte del Partido Demócrata de Matteo Renzi, el principal soporte de Gentiloni.
Mientras el líder del centroderecha Silvio Berlusconi ya ha definido su coalición (compuesta por Forza Italia, más moderada, y dos partidos xenófobos como Liga Norte y Hermanos de Italia) Renzi todavía está negociando con los posibles aliados.
Tiene asegurado el apoyo de Alternativa Popular (AP), pequeña formación centrista liderada por Angelino Alfano, el actual ministro de Exteriores (y antiguo delfín de Berlusconi) que sin embargo sigue cayendo en las encuestas, como ha demostrado su fracaso en las recientes elecciones autonómicas sicilianas. Por ello, el secretario general del PD tiene que alcanzar un acuerdo también con las pequeñas formaciones que se están organizando a la izquierda de su partido. MDP, movimiento socialdemócrata formado por algunos tránsfugas del PD, no parece interesado en sellar una alianza, mientras está a la mano un acuerdo entre el PD y Campo Progresista, nueva formación liderada por el antiguo alcalde de Milán Giuliano Pisapia.
Tener como aliados a los pequeños partidos de izquierdas es clave para el antiguo primer ministro ya que, con la nueva ley electoral, una parte de diputados y senadores se eligen a través del sistema mayoritario, es decir, con candidatos que compiten directamente en varias circunscripciones. Un centroizquierda dividido, según varios sondeos, beneficiaría al centroderecha y al Movimiento 5 Estrellas incluso en algunos bastiones electorales de la izquierda transalpina como las circunscripciones de Toscana o Emilia-Romagna.
En las negociaciones para formar una alianza de centroizquierda los Presupuestos son una pieza clave. Por esto, Renzi está pidiendo a Gentiloni y Padoan encontrar recursos para financiar medidas que guiñen el ojo a sus potenciales aliados.
Escaso margen de maniobra
De momento la cuenta que Renzi ha pasado a Gentiloni es de entre 1.000 millones y 3.000 millones de euros, que se sumarían a los 20.000 millones que el Gobierno ya ha encontrado para cuadrar las cuentas y evitar la anunciada subida del IVA. El problema es que el Ejecutivo no tiene mucho margen de maniobra: gran parte del ajuste (unos 15.700 millones) sirven para aplazar un año más la cláusula de salvaguardia, introducida por Matteo Renzi en las últimas Cuentas, aprobadas antes de su renuncia el año pasado.
Esta cláusula, pensada para ganar tiempo y aplazar de año en año la solución al problema presupuestario, obliga a una subida del IVA si no obtiene los ingresos previstos a través de otras medidas. Además, en el borrador de los Presupuestos para 2018, el Ejecutivo ha reducido los objetivos de recaudación de la llamada web tax, un impuesto para las multinacionales tecnológicas que prevé una tasa del 6% sobre las transacciones digitales, y que recaudará en 2018 menos de 1.000 millones, frente a los 2.000 millones previstos.
Por esto las enmiendas que se aprobarán durante el debate Parlamentario podrían alterar las Cuentas del Gobierno. El esfuerzo más importante es la financiación el bonus bebé y de otras medidas de ayuda a las familias con un coste anual de 600 millones. Además, el Ejecutivo está buscando 300 millones de euros para suavizar la subida de la edad de jubilación para algunas categorías de trabajadores. Una medida que responde, en parte, a las peticiones de los sindicatos y movimientos socialdemócratas que pretenden una revisión de las normas sobre las pensiones aprobadas por el Gobierno tecnócrata de Mario Monti en 2011.
Mucho dependerá de si las negociaciones entre Renzi y el líder de MPD, y antiguo secretario general del PD, Pierluigi Bersani, fructíferan. De momento, las condiciones que pone encima del MDP parecen inalcanzables: abolir la reforma laboral y la reforma de pensiones y eliminar el copago sanitario.