
Distintas patronales y lobbies de Estados Unidos se disponen a incrementar sus esfuerzos para asegurarse que la administración de Donald Trump no cumple con sus amenazas de retirar al país del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés). Con un mayor margen de maniobra hasta la quinta ronda que se celebrará en México del próximo 17 al 21 de noviembre, varias agrupaciones tienen previsto presionar al Senado para que rechace las extremas peticiones que el gobierno ha puesto en la mesa de negociación.
La Cámara de Comercio de EEUU, la Asociación Nacional de Manufacturas, la Coalición de Industrias de Servicios, la Federación de la Oficina Agrícola estadounidense y otros grupos de presión planean pasar un día entero en el Capitolio el próximo mes en busca de defender los beneficios del TLCAN para sus respectivas industrias y sectores al tiempo que muestran su malestar por algunas de las pospuestas de la Casa Blanca.
Entre ellas destaca la intención de incluir una cláusula que cancele el acuerdo automáticamente cada cinco años o el incremento de las reglas de origen del sector automotriz, que no sólo requeriría que un 85% de los componentes venga de alguno de los tres países sino que el 50% de ellos debe ser estadounidense. Tampoco gusta que el equipo negociador de EEUU quiera quitar poder a los mecanismos de resolución de conflictos, convirtiéndolos en meros sistemas de consulta opcional.
La presión de estos organismos coincide con la campaña de la Coalición Global de las Cadenas de Valor de EEUU, que la semana pasada publicó un informe donde señaló "la importancia que tiene el libre comercio para las ventas minoristas y los 42 millones de empleos que apoyan a lo largo de la cadena de suministro".
Sin embargo, pese a las presiones que se avecinan, el apoyo popular al presidente de EEUU en este tema en particular coge fuerza. Los ratings de aprobación de Trump rondan un mínimo del 35% pero en el último sondeo realizado por Democracy Corps and Public Citizen, los votantes se muestran a favor de las demandas del inquilino de la Casa Blanca en la renegociación del TLCAN. La encuesta realizada entre 1.000 adultos estadounidenses concluye que más del 80% de los votantes de Trump y el 60% de los votantes de Clinton consideran que los trabajadores estadounidenses se están viendo perjudicados por el TLCAN porque este carece de estándares laborales y ambientales obligatorios.