
El milagro económico de Alemania podría ser determinante en las próximas elecciones parlamentarias alemanas que se celebran este domingo: Merkel cuenta con grandes armas para alzarse con la victoria gracias a los históricos datos de déficit, crecimiento y empleo. Alemania es el motor de Europa, lleva años creando empleo sin descanso, pero este progreso esconde ciertos desequilibrios económicos y sociales que por ahora no ahora no gozan de gran visibilidad, pero que pueden convertirse en el mayor adversario de la canciller. | Merkel mantiene su amplia ventaja en los sondeos de días para las elecciones en Alemania
La tasa de paro en Alemania ha pasado del 11% de 2005 hasta el 3,8% de la actualidad, todo ello con una de las mayores crisis de la historia por medio, una recesión que Alemania ha sabido o ha podido combatir mejor que el resto de la eurozona. El mercado laboral muestra una sólida situación, especialmente en el contexto europeo, con máximos históricos de población empleada, por encima de los 44 millones de personas.
Trabajadores contentos
En este contexto, una reciente encuesta apuntaba que el 88% de los trabajadores está satisfecho o muy satisfecho con su empleo, y el tradicional estudio anual sobre los 'miedos' de los alemanes situó a la economía (el temor a que la crisis de la deuda en la Unión Europea perjudique a los contribuyentes-)en cuarto lugar, tras el terrorismo, los extremismos y las tensiones que genera la llegada de inmigrantes.
Como destacan desde la agencia Bloomberg, los trabajadores alemanes están disfrutando del boom exportador que vive el país. Los bienes y servicios que el país vende al exterior han aumentado en 350.000 millones de euros desde que Merkel llegara al poder.
El superávit comercial de Alemania alcanza los 280.000 millones al año, sólo superado en términos absolutos por China, una economía mucho más grande que la germana. Las exportaciones representan un 46% del PIB, mientras que por ejemplo en EEUU tan sólo suponen un 13%. Estos superávits permiten que los alemanes tengan cada año más activos extranjeros en sus manos (financian al resto del mundo), algo que no queda reflejado en el PIB, pero sí en los ingresos de los alemanes.
"Hay pocos alemanes que digan que les va mal económicamente", explica el politólogo Oskar Niedermayer, del Instituto Otto Suhr, a la agencia EFE, que añade que "la justicia social no va a ser un factor decisivo" en estos comicios.
Alemania crecerá este año alrededor de un 1,8%, encadenando su séptimo incremento anual consecutivo, y cerrará en positivo por cuarto ejercicio las cuentas del Gobierno federal. Si se atiende a la tendencia de la economía germana respecto a la de la eurozona, se puede concluir que ha sido uno de los países del euro que mejor ha sorteado la crisis económico, no sólo la ha sorteado, sino que ha creado empleo neto y los salarios han crecido por encima del resto de países de la eurozona.
En 2005, año en el que Merkel tomó el poder, el déficit de Alemania rebasaba los límites establecidos en el Tratado de Maastricht. Ese año, el desequilibrio de las cuentas públicas alcanzó el 3,4% del PIB. Las cuentas públicas fueron encontrando el equilibrio con Merkel hasta lograr un leve superávit en 2007. Con la llegada de la crisis el déficit público volvió a superar el 3% en 2009 y 2010, pero desde 2014 el gobierno germano ha presentado un superávit tras otro. En 2016, este excedente estuvo a punto de alcanzar el 1% del PIB.
La deuda pública se encuentra en el mismo nivel que en 2005, en el último trimestre publicado representaba el 67% del PIB. No obstante, es valioso tener en cuenta que la deuda llegó a suponer el 80% del PIB en el año 2012, por lo que el gobierno germano ha logrado reducirla en casi 13 puntos porcentuales desde su pico.
Estos logros se deben en parte a la 'obsesión' germana por mantener un equilibrio presupuestario eterno, la estabilidad de precios y la flexibilidad de los mismos, junto con una política monetaria que anteponga la estabilidad de la inflación ante todo. Esto es lo que el célebre economista Martin Wolf ha señalado como uno de los grandes problemas de la eurozona, el ordoliberalismo alemán, puesto que dificulta que otros países reduzcan sus desequilibrios.
El lado oscuro y los retos
Alemania también tiene problemas: el caso de las emisiones de la industria automovilística, la revolución digital, el aumento de la dualidad en el mercado laboral y las repercusiones del fuerte envejecimiento de la sociedad aparecen en mítines y programas de la oposición.
En la última década se ha incrementado de forma significativa el número de trabajadores en riesgo de pobreza y ha repuntado la cifra de pluriempleados. Dos rasgos que muestran el cambio que está sufriendo el mercado laboral de Alemania.
En este apartado resulta relevante destacar el papel de los minijobs, unos empleos que tienen un límite de remuneración que no está sujeto al pago de cotizaciones a algunos seguros sociales y que está fijado en 450 euros al mes. Este tipo de empleos nacieron en 2003 bajo el mandato de Gerhard Schroeder. Alemania se embarcó en una serie de reformas laborales que fueron calificadas por muchos como el mayor cambio en el sistema de bienestar social desde la Segunda Guerra Mundial, y probablemente es culpable también de parte del milagro alemán que convierte a Merkel en favorita para el domingo
El coeficiente de Gini, indicador que se encarga de medir la concentración del ingreso entre los individuos, el cero indica que todos los individuos del país o región tienen el mismo nivel de ingresos, mientras que el 100 indica que un sólo individuo acapara todos los ingresos, ha aumentado con fuerza en los últimos años. En 2005 este indicador arrojaba una desigualdad de ingresos de 25, mientras que en 2016 ha escalado hasta el 30.
Pese a esa creciente 'precariedad', la media de los salarios y las pensiones ha subido en un contexto de inflación contenida y tipos de interés a cero, lo que alienta el consumo interno y lo lleva a recuperar músculo frente a las exportaciones, que se encuentran a su vez también en cifras récord.
Los partidos minoritarios con opciones a acceder al Bundestag (cámara baja), principalmente La Izquierda, Los Verdes y la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), sí que están denunciando de forma patente las crecientes desigualdades sociales, el empleo precario y el riesgo de pobreza entre menores y ancianos, pero con una menor repercusión.
El cambio demográfico
Los expertos, por su parte, advierten de que el actual momento dulce de la economía alemana puede tocar a su fin a medio plazo, pues sobre el país se ciernen elementos cuya combinación podría lastrar su rendimiento. Como pueden ser el cambio demográfico al que se enfrenta todo Occidente, con todo lo que ello conlleva en materia de pensiones y demás gasto público asociado.
Además, si no se incrementa la llegada de inmigrantes, la fuerza de trabajo empezará a disminuir de forma significativa durante la próxima legislatura debido al aumento de las personas en edad de jubilarse, y la integración de los refugiados en el mercado laboral se está demostrando lenta y compleja.
La industria automovilística, que emplea a más de 800.000 personas y lidera las exportaciones, se encuentra en una encrucijada por el escándalo de las emisiones y las acusaciones de prácticas contrarias a la libre competencia, de un lado, y por la creciente presión de nuevos actores en el sector como Tesla y Google, de otro.
Por otro lado, la falta de inversiones ha hecho que el país haya perdido comba en nuevas tecnologías con respecto a otras economías avanzadas, lo que hizo a la canciller, Angela Merkel, decir el pasado enero que, de no tomarse medidas, el país podía convertirse en una economía "en vías de desarrollo" en el ámbito digital.
Según un ránking de digitalización del centro de estudios alemán Acatech, Alemania ocupa el puesto decimoséptimo entre 35 naciones industrializadas, según revelan desde la agencia Efe.
Con estas cuestiones en la balanza, los votantes decidirán este domingo qué pesa más, si el milagro económico de Alemania o las partes oscuras que se esconden detrás del crecimiento económico, la creación de empleo y el vasto superávit por cuenta corriente.