Los salarios españoles llevan tres años prácticamente estancados. Así lo indican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que señalan un coste salarial medio de 1.895 euros en el segundo trimestre del año, apenas dos euros más que el registrado tres años antes. Es decir, los salarios apenas se han movido en tres años de intensa recuperación (el PIB creció un 1,4% en 2014, un 3,4% en 2015 y un 3,3% en 2016, según los datos revisados hace unos días),.
Si se compara con periodos anteriores, el estancamiento es aún más patente. El coste salarial es ahora apenas tres euros mayor que el que se registraba en el segundo trimestre del año 2011. Esto supone una notable pérdida de poder adquisitivo ya que en este periodo la inflación acumulada ha sido del 4,7%.
La herramienta del INE para actualizar rentas señala que, para no perder poder adquisitivo, el coste salarial medio español debía haber pasado de 1.892 euros en 2011 a 1.980 euros al mes en 2017. La realidad es que el coste salarial medio es casi 100 euros menor al mes, lo que cuantifica el poder adquisitivo perdido.
La creación de empleo de los últimos trimestres no sólo no se está traduciendo en subidas salariales, sino que los costes salariales acumulan cuatro trimestres consecutivos (un año) de descensos interanuales. En el segundo trimestre de 2017, registraron un descenso del 0,2%, evolución que contrasta con un incremento del Índice de Precios de Consumo superior al 1,5% en los meses del segundo trimestre de 2017.
La productividad también se estanca
Esta evolución de los salarios, que diverge de la de la inflación, sí es similar, sin embargo, a la productividad. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la aportación de la productividad al PIB ha sido negativa en los ocho últimos trimestres. Es decir, la aportación del empleo a la economía es positiva porque se crea mucho empleo pero no por la mejoría de la productividad.
De hecho, desde 2015, la productividad no ha hecho ninguna aportación positiva al PIB, lo que puede indicar que los sectores en los que se está creando el nuevo empleo no son los más productivos.
Otra consecuencia de ello es que la remuneración de asalariados está tardando en recuperarse y, a diferencia del PIB, aún no ha alcanzado el nivel previo a la crisis. En 2016, creció un 2,9%, cuatro décimas menos que la economía, y eso a pesar de la recuperación de parte de la paga extra suprimida a los funcionarios en el año 2012.