
París dejó de ingresar 1.300 millones tras los ataques yihadistas a la ciudad y vio reducirse un 9% las llegadas de turistas internacionales el año pasado.
La ciudad de Barcelona trata desde ayer de volver a la normalidad y de recuperar su rutina cuanto antes. Una buena muestra de ese esfuerzo llegó del lado de comercios, negocios y de los propios turistas que hicieron lo posible por mantener el pulso diario de la ciudad a pesar del atentado. Desde el sector turístico confían en que esa sea la tónica en adelante. Así, esperan que el impacto de este brutal ataque sobre la economía de la ciudad en particular y sobre España en general sea limitado.
Aseguran que, pese a que hemos recibido un considerable número de visitantes "prestados" de países competidores que ya han sido golpeados por el terrorismo, no es casual que esos visitantes hayan optado por nuestro país como destino. Estaríamos hablando, de acuerdo con las cifras que maneja la patronal Exceltur de entre 14 y 15 millones de personas desde el inicio de las conocidas como Primaveras Árabes, allá por 2010.
El sector turístico confía en la fortaleza de la "marca España" y de la "marca Barcelona". En opinión de Isabel Atkinson, portavoz del think tank The Shopping & Quality Tourism Institute, no es solo que los extranjeros nos perciban con buenos ojos y nos sitúan como un referente mundial en este ámbito, sino que además y por desgracia el terrorismo se ha convertido en un problema generalizado, por lo que el riesgo se percibe a escala global.
De momento, al menos en estos primeros días tras el atentado, las primeras noticias del sector permiten albergar un cierto optimismo, siempre desde la máxima cautela. El presidente de la asociación de agencias de viajes Acave, Martí Sarrate, explicó a elEconomista que no estaban recibiendo anulaciones de reservas actuales ni previstas, y que la normalidad volvió ayer a la ciudad tras "un hecho puntual lastimoso de unos descerebrados".
Señaló que se realizaron todas las excursiones habituales, abrieron todos los monumentos, y los autobuses turísticos funcionaron excepcionalmente de manera gratuita como muestra de solidaridad con los turistas. Así y pese a que Sarrate coincidió en que España estaba recibiendo un "turismo prestado" por el miedo a otros destinos mediterráneos y europeos, confió en el hecho de que la marca Barcelona tiene "mucha fuerza en el mundo". De hecho apuntó que su cuota de mercado dentro del sector turístico "no es fruto de la casualidad, sino de las cosas bien hechas".
El Balance turístico empresarial del segundo trimestre de 2017, elaborado por Exceltur, explica cómo la sucesión de episodios de inestabilidad en las principales ciudades europeas (Londres, París, Bruselas, Manchester) ha favorecido el flujo de visitantes extranjeros a destinos urbanos españoles. De hecho y en términos absolutos Barcelona es la ciudad que más visitantes foráneos recibe entre enero y junio, con un total de 362.042 (lo que supone un alza del 8,5 por ciento). Se coloca por delante de Madrid (304.389 y un avance cercano al 11 por ciento) y Sevilla (56.442 viajeros más y una subida de casi el 7 por ciento).
El presidente de la Fundació Barcelona Comerç, Salvador Vedrell, descartó afectaciones "de hoy para mañana", aunque las vio posibles a medio plazo. La entidad agrupa a 12.000 comercios de la ciudad, la mayoría de barrio, aunque los asociados de zonas turísticas como Sagrada Familia, el Raval, Sant Antoni o el Eixample están "a la expectativa" de cómo les puede afectar. En cualquier caso, reivindicó: "Barcelona es una ciudad abierta, de acogida, pacífica, y la única manera de rechazar el terrorismo es continuar con nuestra vida normal".
Se impone la cautela
En la misma línea, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, constató que se han producido algunas cancelaciones pero que no han sido generalizadas y que es "imposible de calcular" la cifra exacta, si bien la agrupación hará un seguimiento de las mismas los próximos meses.
"La situación es complicada no solo en Barcelona, sino en París, Londres, Berlín…", lamentó. Esta semana, los hoteles de la capital catalana serán "flexibles" con las cancelaciones de reservas, ofreciendo un cambio de fechas o incluso el reembolso, "para que la gente se sienta bien atendida".
Puso como ejemplo que, este jueves, los hoteles de la ciudad estaban "llenos", pero atendieron a los turistas que no podían acceder a sus alojamientos del centro de la capital. De hecho, un establecimiento que estaba a punto de ser inaugurado abrió antes de tiempo este jueves para atender a afectados.
El conseller de Empresa catalán, Santi Vila, aseguró ayer que "no hay anulaciones ni cambio de planes" por parte de personas que tienen previsto visitar Barcelona los próximos días, tras haber contactado la Dirección General de Turismo con operadores internacionales. "¡Los demócratas no nos dejaremos ganar por el miedo!", aseguró a través de su cuenta de Twitter.
El antecedente de París
Otras ciudades europeas ya han tenido que enfrentarse a esta compleja situación. El caso más reciente lo tenemos en París. De acuerdo con las cifras que maneja su Comité Regional de Turismo (CRT), la ciudad perdió en torno a 1,5 millones de turistas el año pasado a causa de los ataques terroristas, lo que implica una caída del 9 por ciento. Esto provocó una merma de ingresos de 1.300 millones de euros. El retroceso de las reservas hoteleras fue del 4,7 por ciento, y en él tuvo mucho que ver la menor afluencia de viajeros japoneses, rusos, italianos y chinos. Con todo, las cifras fueron menos negativas de lo que el ejecutivo galo llegó a prever en un primer momento.
En el caso de Bélgica el impacto económico no vino solo de los atentados que Bruselas padeció en marzo y en agosto del año pasado, sino también sufrieron parte del efecto de los de París. Unos y otros se tradujeron en un coste de 2.400 millones de euros para su economía (el equivalente al 0,6 por ciento de su PIB).
Según datos de la Federación de Empresas belga, el país podría haber generado 9.500 empleos más de no haberse visto golpeado por el islamismo. El avance de su riqueza no habría sido solo del 1,2 por ciento, sino que se habría aproximado más al 2 por ciento el pasado ejercicio. Además, entre 2015 y 2016 los gastos en seguridad, reparación de infraestructuras e indemnizaciones a los que tuvo que hacer frente su Gobierno rondaron los 1.000 millones. Hemos de tener en cuenta que los atentados de París llevaron a Bruselas a decretar durante varios días el nivel máximo de alerta y que esto trajo consigo el cierre de negocios y servicios.
Una ciudad, un destino
El PIB de la Ciudad Condal alcanzó los 76.605 millones de euros a lo largo del año pasado, de acuerdo con los datos hechos públicos por el Ayuntamiento. Esta cifra representa algo más del 34 por ciento de la riqueza de toda Cataluña y casi un 7 por ciento de la del conjunto de España. De ese nivel de actividad una parte fundamental procede de comercio, tranporte y hostelería, que representan el 26 por ciento del PIB de la ciudad y generaron 18.342 millones de euros el año pasado.
Si tenemos en cuenta el número de pernictaciones anuales, Barcelona ocupa la quinta posición en la lista de las principales ciudades turísticas europeas, con 19,16 millones el año pasado (y un alza del 8,5 por ciento en relación a 2015). Se situó tan solo por detrás de Londres (56,8 millones), París (43,4 millones), Berlín (31 millones) y Roma (26,9 millones).
En un día más de 200.000 personas transitan por Las Ramblas, cifra que asciende a 300.000 los fines de semana. No en vano, según encuestas realizadas por el Ayuntamiento catalán, se trata del lugar más visitado por los turistas, pues el 67 por ciento de quienes pasan por la ciudad pasean por ellas.