
La Unesco lleva años preocupada por el devenir de Venecia, una de las ciudades más emblemáticas del mundo, digna del título de patrimonio de la Humanidad. La saturación turística es el factor principal de la degradación de una urbe flotante que históricamente ha soportado los peores augurios sobre su supervivencia.
Así, el futuro hundimiento de la capital italiana ha pasado a un segundo plano frente a los daños que el creciente flujo de visitantes ejercen sobre su arquitectura y la vida de los residentes.
La Unesco considera que la autenticidad y la integridad de Venecia puede estar en peligro, al igual que su laguna, situada al norte del Adriático, por lo que está promovimiento proyectos y apoyando nuevas medidas municipales que controlen los efectos del turismo masivo.
Según publica La Vanguardia, esta misma semana, el equipo de gobierno municipal encabezado por el alcalde Luigi Brugnaro ha trazado una hoja de ruta para implementar una normativa más restrictiva con los visitantes a partir del año 2018. Todavía no se han tomado decisiones definitivas, pero una de las propuestas más firmes en estudio es la de exigir una reserva para poder acceder a la plaza de San Marcos.
Este icónico espacio viene siendo el centro de diversas regulaciones para evitar las molestias que sufren los residentes y frenar comportamientos incívicos. Así, en el pasado mes de mayo, el municipio optó por prohibir el consumo de kebabs y pizzas en la misma plaza y otros puntos de interés turístico. También restringió la apertura de locales de venta de comida rápida en la ciudad.
El equipo de Gobierno de la capital del Véneto sopesa lanzar una tarjeta que garantice la reserva a este espacio, al igual que a las tiendas aledañas o a la monumental basílica. Las restricciones también podrían establecerse a modo de horarios, impidiendo el acceso a los turistas durante los fines de semana o en los meses de julio y agosto, los de mayor afluencia.
Los cambios llegarán, y lo antes posible, a instancia de la Unesco, que continúa vigilante a los desajustes causados por el turismo de masas. De seguir en la misma dirección, Venecia podría pasar a su lista de patrimonio de la Humanidad en peligro.