
Esta semana, Europa volverá a colocar la Defensa como motor adicional de la alicaída integración comunitaria. Hace seis décadas, la creación de un superejército europeo casi se convirtió en el trampolín para dar el gran salto hacia una Europa supranacional, con una integración política total. Ahora los gerifaltes comunitarios exploran una cooperación más light como nuevo polo unificador para volver a relanzar la UE, tras la decisión del Reino Unido de abandonarla.
El miércoles, la Comisión Europea pondrá sobre la mesa su propuesta legislativa para crear un Fondo Europeo de Defensa, como ya esbozó el pasado Noviembre. El mismo día, la institución también planteará las diferentes opciones para la cooperación en defensa con la vista puesta en 2025.
El viernes, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pondrá algo de ambición a esta esta visión al perfilar en un discurso cuáles son los planes de su ejecutivo en esta materia, según informaron fuentes comunitarias a elEconomista.
El contexto no es tan diferente como podría parecer con aquellos años en plena Guerra Fría. Si en1952 fue la amenaza de la URSS la que empujó a los europeos a cuajar una Comunidad Europea de la Defensa, que no terminó de ver la luz del día, ahora son las constantes escaramuzas con Rusia, además de la amenaza terrorista, las que obligan a echar más madera al apartado militar y de seguridad.
Y como entonces, EEUU, la otra superpotencia del tablero, determina la dinámica. Si entonces daba su entusiasta bendición para que los europeos cargaran con más responsabilidad en la protección de su propio continente, pero sin despegarse, ahora los socios de la Unión han decidido involucrarse en este objetivo sobre todo por la falta de compromiso del Presidente Donald Trump con la OTAN, y las crecientes divergencias con su Administración.
Tras el Brexit, los europeos miraron a la Defensa como potencial área para avanzar por resultar menos polémica que la integración económica. Si en ésta las divisiones entre acreedores y deudores, entre países del euro y fuera del euro, complica cualquier paso, en la primera la unidad frente a las agresiones exteriores resulta más alcanzable, aunque existan diferencias sobre qué riesgos priorizar.
Sin embargo, la racionalidad económica también late detrás del nuevo giro hacia la Defensa, pospuesto durante años por la falta de entendimiento entre los socios. La falta de cooperación en esta materia les cuesta a los estados miembros anualmente entre 25.000 y 100.000 millones de euros. Limita su acceso al mejor equipamiento y los mejores precios, ya que el 80% de las licitaciones públicas y el 90% del desarrollo tecnológico queda dentro de las fronteras nacionales. Según explican desde Comisión, casi un tercio de los costes anuales en defensa se podrían ahorrar simplemente poniendo en común las licitaciones públicas.
Duplicaciones innecesarias
La fragmentación nacional también ha conducido a "duplicaciones innecesarias" de capacidades y programas militares, explican las mismas fuentes, lo que al mismo tiempo se convierte en un considerable obstáculo práctico para el despliegue de tropas. Existen 178 sistemas de armamento en la UE, comparados con los 30 de EEUU. Si Europa tiene 17 modelos de tanques, en EEUU solo hay uno. Y por añadir más a este inefectivo desequilibrio entre oferta y demanda, la Unión cuenta con más productores de helicópteros que gobiernos para comprarlos.
Aparcadas ideas más ambiciosas, como la creación de un superejército europeo, la Comisión se conforma de momento con la gestación de un Fondo Europeo de Defensa. El objetivo es doble. Por una parte, que facilite de facto una cooperación más estrecha entre las capitales en materia militar y, por otra, que actúe como catalizador para desarrollar una potente industria de defensa europea.
El nuevo fondo, que se espera que se financie con contribuciones voluntarias de las capitales y fondos comunitarios, apoyará todo el ciclo industrial, desde la investigación y el desarrollo de prototipos, hasta la adquisición conjunta de equipamiento y tecnologías.
Por el lado de la investigación, ya desde este año la Comisión ayudará con pequeñas partidas del presupuesto actual, que aumentarán durante el próximo presupuesto plurianual (2021-2027). Las fuentes comunitarias explican que la ambición es tal que aspiran a que la UE se convierta en "uno de los mayores inversores en investigación y tecnología en Defensa en el continente".