La crisis de Illinois parece no tener fin. Las discrepancias políticas están lastrando al quinto estado más poblado del Estados Unidos al punto de enfrentarse a su tercer año fiscal sin presupuestos, acumular una ingente deuda en facturas impagadas y empeorar cada vez más la calificación crediticia de sus bonos.
Los demócratas que controlan las dos cámaras estatales y el gobernador republicano Bruce Rauner no han logrado ponerse de acuerdo en resolver el déficit crónico del estado. Las entidades que dependen de la ayuda pública están arruinadas, como algunas universidades y servicios sociales. "Nos estamos acercando al punto de incapacidad para funcionar a nivel básico", dijo John Humphrey, jefe de investigación de crédito para Gurtin Municipal Bond Management a Bloomberg.
La crisis ha dejado a Illinois, cuya mayor ciudad es Chicago, con 14.500 millones de dólares de facturas impagadas, lo que equivale al Producto Interior Bruto (PIB) de Senegal. Los intereses acumulados por estas facturas ascenderán a 800 millones a finales de este mes. Además, en el año en curso, el déficit operativo del estado hasta marzo ascendía a 6.000 millones de dólares, apuntó Moody's.
Así, Standard & Poors ha degradado la calificación de los bonos generales hasta alcanzar el menor grado para un estado en la historia de Estados Unidos, el 'BB+', y quedándose a un grado de perder el grado de inversión. De hecho, los bonos denominados como 'appropriation bonds' o bonos de ingresos, cuyos poseedores no pueden reclamar el reembolso por vía judicial, han sido degradados por debajo del bono basura hasta el 'BB-'.
Pese a todo, Illinois ha seguido cumpliendo puntualmente con el pago de los bonos. Quizá por eso Citigroup recomendaba la pasada semana la compra de los mismos, aprovechando que el bono a diez años ofrece una rentabilidad del 4,43%.
Gabriel Petek, analista crediticio de S&P Global Ratings, ha advertido de que Illinois tiene el riesgo de entrar en una "espiral negativa de crédito, donde las calificaciones crediticias rebajadas provocarían peticiones contingentes de liquidez estatal, agravando aún más su angustia fiscal".
El líder de la Cámara Baja estatal, el demócrata Michael Madigan, culpa al gobernador de "retener al presupuesto como rehén". Rauner, por su parte, devuelve la pelota al tejado demócrata acusándoles de un "completo abandono del deber" y alegando que no debería haber alzas de impuestos sin la congelación del impuesto sobre la propiedad y el control local de esas tasas.
Rauner, gobernador desde 2015 tras 12 años ininterrumpidos de gobiernos demócratas, obliga a que cualquier plan de gasto esté ligado a sus prioridades, como congelar el impuesto a la propiedad. En una constante huida hacia adelante, los senadores demócratas de Illinois aprobaron la semana pasada un plan de gastos que incluía subir el impuesto sobre la renta y el impuesto sobre las ventas. Más recientemente han intentado acercarse a las peticiones de Rauner con una congelación temporal del impuesto a la propiedad, pero los republicanos no consideran que sea suficiente.
