
El cambio climático está afectando de muchas formas a los seres humanos, pero quizá una de las formas más visibles sea la creciente dificultad para conciliar el sueño por el auge de las temperaturas globales. Esa es la conclusión de varios científicos que estudian cómo el calor perturba el sueño y cómo se espera que el creciente calentamiento global haga que dormir mal sea cada vez más común entre los seres humanos, con los efectos que ello conlleva para la economía y la sociedad.
Dirigido por Nick Obradovich del Centro Belfer de Ciencias y Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, un equipo de investigadores ha conseguido documentar la relación entre el aumento de las temperaturas y el mal dormir. Compararon las respuestas sobre el sueño con las temperaturas locales de la muestra de encuestados: no solo encontraron un vínculo entre la temperatura y el sueño, sino que descubrieron que el fenómeno es tres veces más fuerte en verano.
Su nuevo estudio vincula a la mayoría de las experiencias individuales (como quedarse dormido) con un fenómeno verdaderamente planetario - el calentamiento global. Éste se une a un cuerpo en expansión de investigación que sugiere que el aumento de las temperaturas va a cambiar gradualmente incluso los aspectos más mundanos de la vida cotidiana.
La relación entre la temperatura y el sueño se ha entendido desde hace algún tiempo. A medida que el cuerpo se desplaza hacia la inconsciencia, los vasos sanguíneos de la piel se dilatan, lo que permite que el calor escape y reduce la temperatura corporal central.
Las investigaciones han demostrado que una temperatura del ambiente por encima de lo normal "puede prevenir el desprendimiento de calor del cuerpo central, y que el mal sueño o dormir tenga mucho que ver con una elevada temperatura corporal", aseguran los autores.
A medida que el mundo se calienta, las temperaturas del aire nocturno aumentan a un ritmo más rápido. Este hecho aparentemente contraintuitivo ha sido documentado durante años por los científicos que estudian el clima global.
Después de establecer una relación entre el sueño y la temperatura, los investigadores usaron proyecciones de calentamiento global para ver cómo los problemas de sueño podrían empeorar en la segunda mitad del siglo.
Lo más sorprendente para Obradovich fue que los investigadores fueron capaces de ver una influencia intensa del calor en el sueño. Cuando hablamos del sufrimiento provocado por temperaturas más calientes, ninguno está más expuesto que los ancianos y los pobres.
Efectos económicos y sociales
Solomon Hsiang, que estudia los efectos del cambio climático sobre el comportamiento humano y la economía en la Universidad de California, Berkeley, acredita que el nuevo estudio es el primero en analizar metódicamente la temperatura, el clima y el sueño. Los resultados, sostiene, "muestran efectos sistemáticos e importantes".
Entre ellos está un aumento en las consecuencias negativas que se desprenden de estar cansado todo el día. "La gente comete errores cognitivos que importan cuando duermen mal, ya sea mayor probabilidad de accidentes de coches o que tomen malas decisiones en el lugar de trabajo", dijo Hsiang.
"Los estudiantes aprenden con mayores dificultades cuando no duermen, y la falta constante de sueño daña la salud de la gente. El sueño es tan fundamental para todos los aspectos de nuestras vidas que una alteración del clima durante muchos días al mes resulta en un coste real e importante que ahora debemos considerar seriamente".