Economía

El reto más urgente de Macron, convertir su movimiento en partido

En la imagen, Emmanuel Macron.

En estas primeras semanas del mandato de Emmanuel Macron el gran reto a nivel interno son las elecciones parlamentarias de junio: el presidente no tiene un partido político organizado que lo respalde.

Debe culminar con éxito y cuanto antes la transformación de su movimiento en una formación organizada. Con ese objetivo está seleccionando a través de internet candidatos para las legislativas. La idea es que la mitad de ellos provengan de la sociedad civil. Insiste así en su mensaje de renovación y regeneración. Si su nuevo partido La República en Marcha no consigue asegurar una mayoría de escaños en la Asamblea Nacional no podrá abordar las reformas anunciadas. La alternativa para implementarlas sería una avalancha de decretos presidenciales.

Las dos que se presentan más complicadas son la reducción del tamaño del sector público y la liberalización del mercado laboral, ineludibles para superar la crisis. Si lo consigue le dará a su país una credibilidad en la eurozona de la que en la actualidad carece. De acuerdo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el problema de Francia es que gasta mucho dinero y lo gasta de forma errónea. Cerró 2016 con un desajuste en su cuenta pública del -3,4% del PIB y tiene una deuda que alcanza el 96%.

Pero el miedo de los franceses ante el futuro va más allá de la crisis económica. Tienen la clara sensación de estar cercados por el terrorismo islamista y temen los efectos de la inmigración descontrolada.

El otro desafío es en el ámbito europeo. La Unión Europea necesita un impulso integrador. Para ello es fundamental la renovación del tándem franco-alemán para el que Macron pide más pragmatismo y voluntad. Angela Merkel está de acuerdo en emprender esa nueva dinámica aunque hasta otoño es probable que esté más pendiente de asegurar su reelección. En todo caso y como ella misma ha repetido, es consciente de que los intereses alemanes están muy vinculados a los franceses y a Alemania sólo le irá bien si a Europa y a Francia le va bien.

Las medidas que plantea

Macron propone crear un presupuesto para los países de la moneda común administrado y controlado por la Eurocámara. Asimismo un Ministerio de Finanzas europeo, una manera de dar contenido a la Unión Fiscal, de modo que la nueva arquitectura del euro pueda aguantar otra crisis financiera. Algo que Alemania contempla con escepticismo. Hoy será la primera toma de contacto en Berlín entre su ministro de Economía, Bruno Le Maire, y su colega germano Wolfgang Schäuble.

El mandatario galo será un contrapeso eficiente para la política económica de Merkel. Reclamará concesiones pero eso no es suficiente. Más importante es evitar el choque con la canciller.

En Berlín el joven gobernante afirmó estar preparado para refundar Europa, incluso reformando los tratados. Reconoció que ese había sido un tabú francés que, sin embargo, él no comparte. Desea que la hoja de ruta común sea aquella que dé perspectivas y verdadera eficacia a la UE subrayando que "si para ello es necesario cambiar las instituciones y nuevos tratados, estamos preparados".

Macron se desvincula así de la tradicional posición anti-reforma defendida por París. Calificó los cambios de necesarios sobre todo en el "funcionamiento de la zona euro" y frente al "auge de los movimientos antisistema y antieuropeos y al riesgo de desintegración".

Hasta ahora, también Berlín se había mostrado reservado sobre las reformas. Consciente de que la otra razón es el temor alemán de tener que pagar aun más en la UE, Macron semostró en contra de una mutualización de las deudas del pasado de los miembros de la eurozona porque "eso lleva a una política de irresponsabilidad que lleva a que los que hacen esfuerzos no sean recompensados y estén a un mismo nivel que los que no los han hecho".

Con todo su marcado europeísmo, Macron ha manifestado cierto distanciamiento ante Bruselas. Más de una tercera parte de ellos eligieron la opción euroescéptica de Marine Le Pen.

Los desafíos de la economía

Francia es un país agotado y estancado por décadas de desempleo. Macron ha prometido invertir 50.000 millones de euros en producción de energía y nuevas tecnologías, incrementar la instrucción y capacitación laborales y fusionar los distintos sistemas de pensiones existentes. Además, pretende flexibilizar las leyes laborales así como una mayor integración y armonización fiscal entre los socios que conforman la UE. Para lograrlo, eso sí, tendrá que superar la división nacional. Muchos de los que votaron en segunda vuelta por él lo hicieron para evitar el FN. Y la abstención rebasó el 25%.

Para combatir el desempleo, Macron propone la desregulación del mercado laboral en favor de las empresas. Recuérdese que ya lo intentó su antecesor lo que condujo a intensas protestas y movilizaciones sindicales en 2016. Y una de sus promesas más significativas es la de dotar al ejecutivo de más eficacia. El Estado ha crecido de forma descontrolada: el gasto del gobierno representa más la mitad del PIB.

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