
Berlín fue el destino del primer viaje oficial de Emmanuel Macron como presidente de Francia. La amistad entre Francia y Alemania se perfila como uno de los puntos de lanza de la nueva UE tras la salida de Reino Unido. Ambos mandatarios incidieron en este hecho, que garantizaría que Merkel pudiese contar con un apoyo para tomar las riendas de la Unión.
Entre los gobernantes con los que hay más tensión se encuentran Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, y Recep Tayyir Erdogan. El presidente turco encadena desde hace meses sucesivos enfrentamientos diplomáticos con Alemania desde la campaña por su referéndum, del que salió victorioso. Uno de los últimos percances se produjo hace escasos días cuando se impidió a políticos alemanes la visita a las tropas desplegadas en la base militar turca de Incirlik, para lo que el ministro alemán de exteriores, Sigmar Gabriel, ha solicitado ayuda al secretario de Estado norteamericano.
También provoca nerviosismo la gestión que pueda hacer Teresa May de la inmigración procedente de la UE. Reino Unido celebra elecciones el 8 de junio y las encuestas pronostican una victoria fácil de May. Por definir queda el pago del coste de su retirada de la Unión Europea y en qué términos se comerciará con la potencia británica.
Merkel ha dejado claro en varias ocasiones que "nunca se podrá tener más ventajas estando fuera de la UE que dentro". Sin embargo, durante la visita de Macron, la canciller declaró por primera vez que "los tratados europeos pueden ser modificables". La buena sintonía con Francia deberá mantenerse y llegar a puntos en común con los que Berlín discrepa, como la instauración de un ministro de Finanzas europeo y un fondo de inversión común para toda la eurozona.
España se encuentra dentro de los países con los que Merkel tiene buena relación y la canciller visitará próximamente nuestro país.