
España es subcampeona de la Unión Europea en temporalidad juvenil. Más de siete de cada diez trabajadores menores de 25 años tienen un contrato de carácter temporal, según la agencia estadística europea Eurostat. Nuestro país se sitúa sólo por detrás de Eslovenia, donde el 74% de los jóvenes desempeñan un empleo con fecha de caducidad predeterminada, y muy alejado de la media europea del 43,8%.
Son las desafortunadas cifras del empleo juvenil español, cuya tasa de temporalidad ha escalado hasta el 73% desde el 62,7% del año 2007. Más de diez puntos en diez años que agravan la situación de un sector de la población donde el paro alcanza al 40,5%, también la segunda tasa más elevada de la UE, únicamente superada por el 48% que afecta a los jóvenes griegos.
Esta radiografía del mercado laboral en el que se mueven los jóvenes españoles casa con toda una ristra de datos que nos sacan los colores cuando se nos compara con los vecinos europeos. Y es que España también se lleva la plata en desempleo: con el 18,2% de la población activa buscando trabajo, tenemos la mayor tasa de la región, tras el 23,5% de Grecia.
Si bien también ostentamos el segundo puesto, ahora sí, en términos positivos, en lo que se refiere a reducción del paro en el último año. En concreto, la tasa de desempleo se ha reducido en 2,1 puntos porcentuales respecto a marzo de 2016, lo que supone el segundo mayor descenso anual entre los países de la zona euro.
Precisamente, es esta evolución la que infla el pecho de Mariano Rajoy cuando recuerda que hace algo más de cinco años, cuando llegó a La Moncloa, el paro crecía a un ritmo del 8%, mientras ahora se reduce al 11% anual.
Es cierto que la salud del mercado laboral ha mejorado en los últimos ejercicios, que la Seguridad Social ha recuperado el 60% de la afiliación destruida durante los años de crisis económica, al alcanzar los 18 millones de cotizantes el pasado mes de abril, y que hoy hay en España dos millones menos de parados que en el año 2013. Sin embargo, la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2017 todavía refleja más de cuatro millones de personas que quieren, pero no pueden trabajar, y los que tienen un empleo disfrutan de una cuestionable calidad: el 26% de los contratos firmados son de carácter temporal y la moderación salarial ha provocado una pérdida del 2,4% del poder adquisitivo en el último lustro, según un informe reciente de Adecco.
Más de 10 puntos en 10 años
De vuelta al desempleo juvenil, la evolución de España llama especialmente la atención en comparación con el conjunto de los Veintiocho, donde la tasa de temporalidad entre los menores de 25 años apenas se ha incrementado en algo más de dos puntos a lo largo de la última década, mientras la nuestra ha crecido más de 10 puntos.
¿Qué ha pasado en nuestro país para que este indicador se haya disparado? En opinión del coordinador del departamento de Investigación del IEB, Miguel Ángel Bernal, el problema radica en la falta de orientación al mercado laboral de la Universidad y la formación profesional. "Debemos volcarnos en hacer a nuestros jóvenes empleables", recomienda el profesor, que señala también como responsable de esta negativa evolución a la elevada tasa de abandono escolar.
No en vano, según las cifras que maneja Eurostat, España es el segundo país de la UE en fracaso escolar, con una tasa del 19% de jóvenes de entre 18 y 24 años que han abandonado prematuramente el sistema educativo habiendo completado, como mucho, el primer ciclo de Secundaria (la ESO) y no habiendo recibido ningún tipo de formación en el último mes. Esta tasa solo está superada por Malta (19,6%) y se sitúa muy por encima de la media europea del 10,7%.
Entre las posibles soluciones para una vuelta de hoja a la precariedad laboral juvenil, Bernal sugiere la promoción de un verdadero contrato en formación, remunerado, que aporte a los trabajadores cualificación y experiencia. Además, insiste en la necesidad de un giro desde el actual modelo productivo, focalizado en el sector servicios, hacia otro que genere empleos más estables, especializados y que aporten "valor añadido".
En definitiva, Bernal urge a una reforma laboral integral que haga frente a cifras, como las de temporalidad juvenil, que empañan la recuperación del mercado. Es uno de los reclamos de las organizaciones sindicales, que la semana pasada presentaron al Ejecutivo sus propuestas para la Mesa del Empleo, como una nueva regulación de la contratación que garantice la estabilidad y reforzar la excepcionalidad de la contratación temporal.