
La victoria de Matteo Renzi en las primarias del Partido Democrata (PD) el 30 de abril, junto al éxito de Emmanuel Macron, son la oportunidad que estaba esperando el político italiano para volver a presentarse como un outsider que busca renovar el centroizquierda del país.
La fotografía de Matteo Renzi, en septiembre de 2014 con algunos de los principales líderes socialistas europeos, es el símbolo de una época que acabó. En la foto, todos de camisa blanca, el alemán Achim Post (secretario del Partido Socialista Europeo, crecido a la sombra de Martin Schulz), Diederik Samsom (laborista holandés que acaba de perder las elecciones generales), Pedro Sánchez y Manuel Valls (exprimer ministro francés derrotado en las primarias de su partido).
El mismo Renzi, tras la derrota en el referéndum constitucional del año pasado y su dimisión como primer ministro, necesita renovar su imagen. La anunciada victoria en las primarias del Partido Democrata (PD) el 30 de abril, junto al éxito de Emmanuel Macron en la primera vuelta de las presidenciales francesas, son la oportunidad que estaba esperando.
La cercanía entre el exprimer ministro transalpino y el político centrista francés no es una novedad: el futuro presidente galo, en su programa, ha tomado prestado de Renzi el cheque-cultura de 500 euros para fomentar el consumo cultural de los jóvenes de 18 años. Y Renzi -que liderará el centroizquierda transalpino en las próximas generales- ha decidido llamar el blog de su campaña electoral In cammino, traduciendo al italiano el nombre En Marcha! elegido por el movimiento de Macron.
Imagen renovadora y liberal
El objetivo de Renzi es volver a presentarse como un outsider que busca renovar​ el centroizquierda transalpino, transformando el PD (nacido en 2007 tras un matrimonio entre los postcomunistas y el ala izquierda de los democristianos) en un partido progresista en el ámbito social -como demuestra la ley sobre las uniones civiles entre parejas del mismo sexo impulsada por Renzi a pesar de la oposición de la Iglesia- y liberal en economía, como indica la reforma laboral que agiliza y abarata el despido.
El hecho de que hace dos meses los viejos líderes postcomunistas del PD hayan dejado el partido para formar otro movimiento de marco socialdemócrata no hace sino reforzar la imagen renovadora y liberal de Renzi. "Gana quien es capaz de renovarse, pero sobre todo se gana al centro", declaró a la prensa italiana, tras la primera vuelta de las presidenciales en Francia.
El secretario del PD recién reconfirmado explicó que "los partidos socialistas europeos, tal como les conocimos en el siglo pasado, no tienen sentido", subrayando sin embargo que los demócratas italianos son una "excepción feliz; nadie en los sondeos es tan fuerte como nosotros".
M5S: el verdadero rival
Pero, como sucede a Macron, para Renzi la principal amenaza no son los partidos tradicionales. Mientras la derecha italiana sigue dividida entre el ala conservadora liderada por Silvio Berlusconi y la parte mas xenófoba y antieuropea protagonizada por la Liga Norte de Matteo Salvini, el verdadero rival de Renzi de cara a las proximas generales es el Movimiento 5 Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo. A diferencia del Frente Nacional francés, el M5S no tiene una línea clara sobre inmigración (aunque acaba de proponer medidas muy restrictivas), pero sí propone un referéndum para la salida de Italia de la eurozona.
Renzi y el PD pueden encontrarse entre la espada y la pared con Europa. El Gobierno italiano apoyado por el PD tendrá que aprobar en otoño un ajuste de casi 20.000 millones si quiere respetar los compromisos europeos sobre el déficit. Para Renzi sería tirar piedras a su tejado a pocos meses de las generales. Por eso confía en Macron para cambiar las reglas europeas, empezando por los límites presupuestarios. "Le conozco; no está nada rendido a la tecnocracia europea", dijo Renzi en referencia al francés, indicando que "el PD pedirá una fuerza de defensa común, los eurobonos, la elección directa del presidente europeo y el fin del pacto fiscal". "Además nada de fondos europeos a los países que no acogen refugiados" subrayó el líder transalpino.
Sin embargo la victoria de Macron supone también un riesgo para el centroizquierda transalpino. El francés ha puesto entre sus prioridades reforzar el eje con Berlín. Esto dejaría al margen a Roma. Durante sus dos años de Gobierno Renzi logró capitalizar no sólo el éxito en las elecciones europeas de 2014 (un rotundo 40 por ciento que ha convertido el PD en la principal fuerza socialista en el Parlamento de Estrasburgo), sino también la debilidad de otros líderes socialistas, empezando por el galo François Hollande. Italia, así, ha obtenido en dos años casi 30.000 millones de flexibilidad adicional sobre el déficit. Un reforzamiento del eje París-Berlín, a pesar de la cercanía ideológica entre Matteo Renzi y Emmanuel Macron, podría mermar el poder negociador de Italia en Europa, obligando a Roma a lidiar finalmente con sus enormes problemas presupuestarios.