
El Fondo Monetario Internacional observa una aceleración en la economía mundial. Un hecho que pone de manifiesto en la última edición de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) presentadas hoy en Washington como antesala de sus reuniones de primavera. El equipo abanderado por Maurice Obstfeld, consejero económico y director del Departamento de Análisis de la institución eleva las proyecciones de crecimiento mundial para 2017 a 3,5%, una décima más que en su última previsión presentada a comienzos de año. Su pronóstico para 2018 se mantuvo sin cambios en el 3,6%.
Sin embargo, para el Fondo, estas mejoras son generalizadas, ya que el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y los exportadores de materias primas continúan sufriendo dificultades. "Los precios de las materias primas se ha estabilizado desde comienzos de 2016, pero a niveles bajos, por lo que muchos exportadores de commodities seguirán enfrentando retos, especialmente en Oriente Medio, África y América Latina", apuntó el economista jefe del FMI.
De hecho, en el caso de América Latina y el Caribe, la institución prevé una recuperación más débil de lo esperado, con un crecimiento de 1,1% en 2017 y 2,0% en 2018 (es decir, 0,5 y 0,2 puntos porcentuales menos que en la edición de octubre de 2016 del informe WEO). Dentro de la región, las perspectivas de crecimiento varían sustancialmente según el país.
Si bien la actividad de la mayor parte de los exportadores de materias primas estaría respaldada por la recuperación de los precios de las materias primas, los fundamentos internos continuarían desempeñando un papel determinante en las perspectivas de algunos países grandes. Al mismo tiempo, las perspectivas de México, una de las economías más grandes de la región, se han debilitado.

En México se prevé que el crecimiento se moderará hasta un 1,7% en 2017 y el 2% en 2018. La corrección a la baja del crecimiento, un total de 1,2 puntos porcentuales en el curso de dos años, se debe al empeoramiento de las perspectivas de inversión y consumo de cara a condiciones financieras menos halagüeñas y más incertidumbre en torno a las relaciones comerciales con Estados Unidos.
Estos factores compensan holgadamente el impacto positivo de la mejora de las perspectivas de EEUUy la depreciación de la moneda. Las reformas estructurales que se continuarán implementando en el ámbito de la energía, el mercado laboral, la competencia, las telecomunicaciones y el sector financiero estimularán previsiblemente el crecimiento alrededor de medio punto porcentual a mediano plazo.
Al mismo tiempo, se prevé que, entre los exportadores de materias primas, Brasil dejará atrás una de las recesiones más profundas, gracias a un crecimiento previsto del 0,2% en 2017 y el 1,7% en 2018 (0,3 puntos porcentuales menos y 0,2 puntos porcentuales más, respectivamente, de lo pronosticado en la edición de octubre de 2016 del informe WEO).
Entre los factores que contribuirán a esta recuperación paulatina cabe mencionar una menor incertidumbre política, la distensión de la política monetaria y el avance del programa de reforma.
Tras contraerse el año pasado, la actividad tiene expectativas de expandirse también en Argentina, hasta un 2,2% en 2017 gracias al aumento del consumo y la inversión pública, y un 2,3% en 2018 a medida que vayan recuperándose la inversión privada y las exportaciones.
Venezuela sigue sumida en una profunda crisis económica; se prevé que el producto se contraerá 7,4% en 2017 y más de 4,1% en 2018, ya que la monetización de los déficits fiscales, las amplias distorsiones económicas y las graves restricciones a las importaciones de bienes intermedios alimentan una inflación en rápido aumento. El aumento de los precios de las materias primas contribuirá a estimular el crecimiento en 2017 en Chile (1,7%) y Colombia (2,3%).