Economía

Renzi vuelve a la campaña electoral y promete nuevos recortes fiscales

  • La negociación con Bruselas se complican por las primarias del PD
El ex primer ministro, Matteo Renzi. Reuters.

Matteo Renzi asegura que "las elecciones están previstas para 2018 y si Gentiloni quiere ir antes a votar será él quien decida". El ex primer ministro italiano juega como de costumbre a dos bandas y se prepara a lanzar el próximo viernes, en la sala de congresos del Lingotto de Turín (antiguo cuartel general de Fiat donde el Partido Demócrata nació hace 10 años) su programa para las primarias del PD.

Sin embargo, tras la reciente escisión de la ala socialdemócrata del partido, el secretario saliente del PD no tiene mucho que temer. En las primarias del 30 de abril se presentarán en contra suya el presidente de la región Apulia, Michele Emiliano y el ministro de Justicia, Andrea Orlando, aunque ambos parecen tener escasas posibilidades de ganar.

Por esto Renzi lanzará su campaña con la vista puesta más que al debate con sus adversarios internos, al enfrentamiento en las generales con el M5S, el movimiento antipartidos liderado por el cómico Beppe Grillo. El futuro candidato desvelará su programa oficial durante el acontecimiento que reunirá su partidarios en Turín, entre el 10 y el 12 de marzo. Según la prensa italiana el antiguo primer ministro se limitará a reafirmar con nuevas palabras su antigua agenda económica: recortes fiscales y estímulos al crecimiento de una economía que es el farolillo rojo de Europa.

Del programa se encargará Tommaso Nannicini, economista da la Universidad Bocconi de Milán, y antiguo subsecretario de la presidencia de Gobierno con Renzi e inspirador de medidas claves del anterior Gobierno como, "Jobs act" -la reforma laboral-. Una señal de que en la próxima campaña electoral el líder progresista volverá a poner el acento sobre las reformas económicas.

La semana pasada, mientras Renzi estaba de viaje en California, Nannicini -según informan los periódicos italianos- trabajó junto a un equipo de profesores de diferentes universidades en propuestas de recortes fiscales para los trabajadores, con el objetivo de reducir la diferencia entre salario bruto y neto, con nuevas rebajas del IRPF y cotizaciones a la seguridad social.

El punto crítico de la propuesta es, sin embargo, la financiación. Renzi lanzará su programa a pocas semanas de la presentación del Documento de Economía y Finanzas, hoja de ruta presupuestaria del Tesoro italiano en la que el ministro de Economía Pier Carlo Padoan tendrá que responder a las peticiones de Bruselas. La Comisión Europea pide un ajuste del 0,2% del PIB (es decir 3.400 millones de euros) y amenaza con sanciones.

Dos agendas económicas distintas

El país transalpino se desliza así entre dos agendas económicas contrapuestas: una del Ejecutivo que tiene que responder a las peticiones de Bruselas, y otra del principal partido de Gobierno, cuyo secretario saliente ya está en campaña electoral. Esta esquizofrenia instalada en la política italiana ya hace estragos: "Es verdad que tenemos que confrontarnos con la UE, pero estuvimos mil días en el Gobierno sin subir los impuestos. No queremos desmentirnos ahora" dijo la semana pasada, Ettore Rosato portavoz del PD en el Congreso, contradiciendo a los compromisos de Padoan con Europa. De la misma manera Matteo Orfini, presidente del PD (muy cercano a Renzi) ha pedido "parar las privatizaciones" de los ferrocarriles y de los correos, otra medida que Padoan estaba preparando para reducir la deuda.

El programa de Renzi insistirá en la lucha al fraude y nuevas amnistías fiscales para recaudar recursos. Sin embargo Bruselas, como ya ha demostrado en el pasado, es muy crítica sobre una política presupuestaria hecha por medidas extemporáneas. La estrategia de Renzi promete convertirse en un juego de azar. El antiguo primer ministro italiano confía en que en las elecciones alemanas de septiembre, tal y como prevén los sondeos, gane el socialdemócrata Martin Schulz, lo que daría al frente progresista italiano un aliado fuerte en las negociaciones con Bruselas.

Así, Renzi podría preparar una campaña electoral basada en la promesa de nuevos recortes de impuestos y estímulos al crecimiento. Pero si Europa no cambia su postura sobre la deuda transalpina, Italia tendrá que aprobar en otoño otro ajuste, esta vez más doloroso. Gentiloni tendrá que ajustar para 2018 el equivalente de 1,1 puntos de PIB, es decir 18.000 millones de euros.

A estos, hay que añadir la "cláusula de salvaguardia" de 19.500 millones para 2018 que Renzi introdujo en los últimos presupuestos, que obligan a subir el IVA si el Gobierno no obtiene los ingresos previstos. Una bomba de relojería que amenaza con pasar factura al consumo dando el golpe de gracia a una economía demasiado débil.

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