Economía

Niño Becerra: "Maldecir contra las Black es maldecir contra el crecimiento vivido entre 1996 y 2006"

  • "Hay que meter en el mismo saco a las Black que a todo lo demás"
  • "Ahora hay que enfrentarse a una deuda privada y pública impagable"
Santiago Niño Becerra

Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull, cree que las tarjetas black se encuentran dentro del mismo "saco" que condujo a España a ese "maravilloso crecimiento" que terminó de forma estrepitosa hace diez años.

El economista catalán explica en La Carta de la Bolsa que "maldecir contra el mal uso dado a esas tarjetas, contra las mismas tarjetas, significa maldecir contra el maravilloso crecimiento, contra el espectacular, envidiable y sin parangón crecimiento que la economía española tuvo entre 1996 y el 2006".

"Porque la realidad es que hay que meter en un saco las Tarjetas Black; las sobretasaciones de viviendas y locales comerciales; los créditos hipotecarios por el 140% de esas tasaciones; el acceso inmediato y simple a esos créditos que se concedió a todo el mundo", explica el catedrático.

Sin todo lo anterior no se hubiese producido el crecimiento económico que vivió España en la última etapa expansiva. El crecimiento estuvo basado en un aumento desmedido del crédito y en una burbuja inmobiliaria que han dejado al país muy tocado. El sector de la construcción no volverá a generar el empleo de antaño, mientras que millones de familias se encuentran en un proceso de desapalancamiento que les impide gozar del poder de consumo que tuvieron hace años.

De aquellos polvos...

"Aquel refrán de los polvos y los lodos siempre es verdad, pero en el caso del crecimiento español durante esos años aún es más verdad. Ahora hay quien dice: 'Pues para crecer así mejor no haber crecido'. No señoras y señores, ahora no vale. A toro pasado todo es muy fácil de ver, pero el pasado, pasado está", sentencia el economista catalán.

Ahora España tiene que enfrentarse a los destrozos de aquella fiesta: "Una deuda pública monstruosa e impagable, con una deuda exterior de país subdesarrollado, con una deuda privada impagable y que está sangrando a familias y empresas, con un desempleo estructural de récord y que va a más, con un subempleo rampante y que también va a más, con unas carencias de manual en servicios esenciales, con polideportivos que no se pueden mantener y un largo etcétera", culmina el catedrático de la Ramón Llull.

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