
Alemania, Francia e Italia, las tres principales economías del euro, están preocupadas por las compras de empresas chinas en sus países. Sobre todo cuando están apoyadas por el Gobierno de Pekín y afectan a empresas tecnológicas. Ayer, la Comisión se mostró dispuesta a estudiar algunas de sus propuestas, que incluiría la posibilidad de los Gobiernos europeos de investigarlas e incluso tumbarlas.
La Comisión "comparte" la preocupación de estos países en lo que se refiere al "acceso limitado" que tienen a "ciertos terceros países", dijo el portavoz comunitario Daniel Rosario. "La Comisión cree que la UE necesita evaluar si tiene todas las herramientas para responder a los desafíos de la globalización", añadió.
La propuesta de estos tres países llega tras 12 rondas de negociación entre la UE y China para buscar un acuerdo bilateral para las inversiones, dadas las restricciones que impone Pekín a las compañías europeas.
En paralelo, la Comisión propuso en enero de 2016 una revisión de las normativas relativas a los concursos públicos. La iniciativa permitiría a los países de la UE discriminar a las empresas de aquellos países terceros que impiden el acceso a sus mercados de firmas europeas. Sin embargo, la propuesta se encuentra estancada en la mesa de los Estados miembros (el Consejo).
Las alertas respecto al alza de la inversión china en Europa, sobre todo en Alemania, saltaron tras la compra el pasado año del fabricante de robots alemán Kuka por parte de la china Midea.