Los expertos e inversores han cerrado 2016 con buen sabor de boca ya que la segunda mitad del año edulcoró implícitamente los riesgos que acechan a la economía global. Con el repunte de la actividad en la mayor potencia del mundo -donde Donald Trump tomará posesión de su cargo el próximo 20 de enero- y el Fondo Monetario Internacional proyectando un modesto repunte en el crecimiento global -que alcanzará el 3,4% en el año recién comenzado- la tensa calma no durará demasiado.
"El resultado electoral en EEUU marca un giro en el régimen político con efectos potenciales futuros tanto en los precios como en la actividad económica, tanto en el país como fuera de sus fronteras", advertía el economista jefe del Fondo, Maurice Obstfeld en uno de sus últimas reflexiones del año.
¿Trae Trump la "desglobalización"?
No estaba desencaminado. La perspectiva de que la administración Trump apostará por una visión más proteccionista hace pensar que la "desglobalización" puede materializarse a medida que el nuevo gobierno comience a coger algo de inercia a partir del próximo 20 de enero.
"Las perspectivas de Estados Unidos siguen siendo muy inciertas", avisa Lewis Alexander, economista de Nomura en Nueva York. Lewis señala que no se conocen todavía ni la magnitud y ni el momento en que se impondrán estímulos fiscales y qué parte de la retórica sobre el comercio y la inmigración se harán realidad.
"La cuestión clave a la que se enfrenta la economía es cómo las políticas de Trump en materia de impuestos, gasto, comercio, inmigración y regulación afectan a la oferta", estima. A ello habría que sumar otros factores, como las posibles tensiones entre la Casa Blanca y los republicanos en el Capitolio, que pese a comulgar en ideología pueden desatar batallas implícitas, así como la nueva agenda internacional en mente del presidente electo.
Brexit oficial y elecciones en la Eurozona
Mientras tanto, en la eurozona, los riesgos a la baja se acumulan. Al posible proteccionismo que instigue la administración Trump se suman retos mucho más importantes, como la activación del Artículo 50 por parte de Reino Unido para oficializar su proceso de divorcio de la Unión Europea así como las elecciones presidenciales en Francia y Alemania.
"A pesar de la presión para sincronizar la política fiscal con una política monetaria acomodaticia, vemos la situación fiscal de la zona euro en 2017 como neutral en términos generales, por lo que el progreso en el crecimiento será limitado", destaca Alexander.
En Japón, el gobernador de su banco central, Haruhiko Kuroda, estimó la semana pasada que la economía experimentará una "firme recuperación" durante 2017. Sin embargo, desde Nomura estiman que el PIB podría perder fuelle en la segunda mitad del año, un motivo de preocupación que potenciará la volatiliza en los mercados y puede suponer el comienzo de "una seria tendencia a la baja para la economía", avisa Lewis, quien advierte que aunque la recuperación será "gradual", un traspiés volverá a cuestionar la "si la economía nipona es sostenible".
China, entre el crecimiento y la fuga de capitales
Por su parte, en China, se espera que la segunda economía más grande del planeta modere su crecimiento hasta el 6,5% apoyada por los estímulos fiscales de Pekín. Una fachada bajo la que se esconde "una economía adicta al crédito e impulsada por la inversión del gobierno", reitera el economista de Nomura.
De hecho, el gigante asiático, que ha visto como el yuan se devaluó con fuerza durante los últimos meses de 2016 se postula como un posible origen de problemas para la economía mundial.
Entre los potenciales detonantes destaca una posible aceleración en la fuga de capitales, una oleada de impagos empresariales, un rápido aumento de la inflación o un shock externo, propiciado por las políticas que imponga la próxima administración estadounidense. Según Samuel Malone, director de análisis en Moody's Analytics, "los bancos chinos son el mayor riesgo, un detonador potencial".
Es importante tener en cuenta que los riesgos normalmente se acumulan en el tiempo antes de desencadenar una crisis global. Un hecho a tener en cuenta, como ya señaló el Fondo en octubre del año pasado es que el endeudamiento tanto público como privado (sin contar con el sector financiero) alcanza ya el 225% del producto interno bruto mundial, su cota más elevada en la historia moderna.
Vitor Gaspar, el director del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo ya avisó que "el exceso de deuda privada es un viento en contra importante para la recuperación mundial y un riesgo para la estabilidad financiera". En este sentido avisó que "un rápido incremento en la deuda privada a menudo termina en crisis financieras".
Además, el funcionario de la institución con sede en Washington también aseguró que la deuda pública es importante, ya que enfrentar una recesión con una posición fiscal debilitada "puede resultar en mayores pérdidas".