
Mariano Rajoy, esperanzado por el "tiempo de acuerdos y pactos" en España, desconfía de la incertidumbre exterior.
El optimismo con el que Mariano Rajoy afronta la situación política y económica interna de cara a 2017 contrasta con los riesgos que advierte en el panorama internacional. Terminado ?el año de la incertidumbre?, tal y como bautizó 2016, el presidente del Gobierno se mostró esperanzado con la etapa de pactos iniciada en nuestro país. Una visión que empañan las dudas creadas por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el riesgo de que fuerzas populistas lleguen al poder en las elecciones que el año que viene se celebran en Alemania, Francia y Holanda.
Rajoy calificó de "vuelco político de indudable magnitud" el triunfo del magnate estadounidense, "del que no sabemos las consecuencias". Asimismo alertó de la "consolidación" en Europa de "fuerzas extremistas, contrarias al proyecto de integración, que buscan en el nacionalismo, la xenofobia o el comunismo una respuesta equivocada a los retos de la sociedad". Ante los próximos comicios, Rajoy mostró su deseo de que ganen "partidos moderados con los que podamos entendernos" y sirvan para conformar "gobiernos estables".
El jefe del Ejecutivo también mostró su deseo de que España recupere parte de su presencia internacional, "mermada" durante el periodo en funciones.
Fin de la parálisis política
Las apelaciones al diálogo protagonizaron el discurso de Rajoy a la hora de tratar la situación política interna. "Los últimos tiempos de acuerdos y pactos están permitiendo enmendar buena parte del deterioro y la desconfianza de 10 meses de parálisis política", aseveró.
El presidente quiso, además, trazar una línea divisoria clara entre el PSOE y Ciudadanos, partidos con los que, junto al PNV y Coalición Canaria, el PP ha pactado el techo de gasto y han facilitado la aprobación del último paquete de medidas tributarias que subían, entre otros, el Impuesto de Sociedades.
Después de que en las últimas semanas la formación de Albert Rivera haya mostrado su malestar por el hecho de que el Gobierno priorizara las negociaciones con los socialistas, el presidente quiso destacar el papel preponderante de Ciudadanos.
"Hablaremos con el PSOE de los temas que son importantes para el futuro de la Nación, como son las pensiones, la educación, la el déficit o la OTAN, pero nuestro socio preferente es Ciudadanos", afirmó.
En su comparecencia, de algo más de una hora, el presidente recordó la voluntad del Gobierno de llegar a Pactos de Estado en materias como la Educación, la Justicia y la lucha contra la violencia de género.
En este sentido, insistió en que no solicita "un cheque en blanco" y en que es consciente "de las limitaciones de la situación", pero también de "las posibilidades que la coyuntura nos ofrece". Para ello pidió "madurez y responsabilidad" al resto de partidos políticos y se mostró convencido de poder demostrar que "este país se puede gobernar sin que nadie tenga la mayoría absoluta".
Preguntado por la situación interna del PSOE y, en concreto, por si una eventual elección de Susana Díaz al frente de la Secretaría General facilitaría el entendimiento de los dos grandes partidos, el jefe del Ejecutivo prefirió no hacer "elucubraciones o manifestar deseos".
Tampoco quiso avanzar si María Dolores de Cospedal será reelegida como secretaria general en el Congreso que el PP celebrará en febrero, ni comentar el rumor de que José María Aznar podría formar un nuevo partido, después de haber renunciado a la Presidencia de Honor popular. "Lo primero ya se verá. Y lo segundo, también", respondió fiel a su estilo.